Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La situación ideal en relación con la Fiscalía General de la Nación sería que sus integrantes pudieran actuar con tranquilidad, en el marco de un amplio consenso social de respeto a sus tareas, indispensables para que el sistema judicial le dé garantías al conjunto de la población. Muy por el contrario las controversias se siguen recalentando y crean un escenario sumamente indeseable, que socava el prestigio de la institución y complica no sólo el escenario actual sino también el futuro, aumenta las dificultades para designar a un sucesor titular de Jorge Díaz en el cargo de fiscal de Corte, que está ocupando en forma interina Juan Gómez, y crea de antemano grandes dificultades para cualquier persona a la que se le encomiende esa responsabilidad crucial.
El caso del exsenador nacionalista Gustavo Penadés causa horror y enciende alertas sobre lo mucho que le falta a la sociedad uruguaya para prevenir el abuso contra niños y adolescentes, pero deja un saldo esperanzador en lo referido al desempeño de la fiscal Alicia Ghione, que condujo en forma serena, inteligente y sin estridencias la investigación de hechos complejos y escandalosos, que involucraban a un alto dirigente político respaldado desde el inicio –con notoria imprudencia– nada menos que por el ministro del Interior y el presidente de la República.
Sin embargo, tras la formalización de Penadés con prisión preventiva, se han sucedido hechos que no sólo enrarecen el clima para su procesamiento, sino que, además, en vez de reconocer lo que se hizo muy bien desde Fiscalía, aumentan las desconfianzas hacia la institución. Cuesta creer que esto suceda por casualidad, o que no tenga que ver con las investigaciones en curso sobre complicidades con Penadés desde el aparato del Estado, y con ramificaciones del caso que pueden involucrar a otras personas del sistema partidario, pero en cualquier caso es muy grave.
Varios de los cuestionamientos reafirmaron teorías conspirativas acerca de presuntas filtraciones de información desde Fiscalía que se reiteran desde el caso Astesiano. Quienes plantean esto deberían haberse enterado ya de que hay muchas fuentes más verosímiles de las filtraciones, pero insisten en ignorarlo. También se han sembrado dudas y alarma sobre presuntas intercepciones de llamadas en gran escala, que afectarían incluso a legisladores, sin aportar ninguna evidencia al respecto.
A esto se sumó la publicidad previa del programa Santo y seña de ayer por parte de su conductor, Ignacio Álvarez, quien anunció revelaciones sobre “qué hay detrás del caso Penadés”, aludiendo a “cobros millonarios de chantajes” y a “comprometedoras comunicaciones” de Ghione. Luego hubo sendas denuncias contra Álvarez, de la fiscal y de la militante nacionalista Romina Celeste.
Lo que hay detrás y en el centro del caso Penadés es el abuso sexual contra niños y adolescentes, desde una posición de gran poder y en forma impune durante muchos años. Esto es obviamente lo más importante; resulta mucho menos claro qué hay detrás de la aparente intención de poner el foco en otra parte.
Hasta mañana.