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Ilustración: Ramiro Alonso

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Leído por Mathías Buela.
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Hoy es 5 de noviembre. Faltan 19 días para el balotaje.

Los partidos que respaldan a la fórmula nacionalista integrada por Álvaro Delgado y Valeria Ripoll presentaron ayer su acuerdo para gobernar si triunfan, titulado “Gobernar entre todos-Compromiso país”. El orden de los hechos –primero la decisión política, después su fundamentación programática– fue el mismo que en 2019, cuando se formó la “coalición multicolor” para apoyar a Luis Lacalle Pou en la segunda vuelta, y tiene motivos claros, que a su vez señalan problemas pendientes.

Después de la redacción del documento “Compromiso por el país” hace cinco años, no hubo más reuniones de representantes de los partidos firmantes para avanzar hacia orientaciones comunes. Esto impidió encarar la tarea para este balotaje con una base actualizada, y los criterios adoptados para la competencia dentro de los socios mayores, en la propia coalición y con el Frente Amplio impidieron comenzar con tiempo suficiente para profundizar, e incluso para darle consistencia conceptual al documento.

En los partidos Nacional (PN) y Colorado (PC), el programa común se hizo después de las internas, para que el apoyo recibido por cada sector determinara su peso en la definición de lineamientos comunes. Lo mismo sucedió con el acuerdo presentado ayer, que seguramente habría tenido contenidos muy distintos si, por ejemplo, CA hubiera obtenido en la primera vuelta muchos más votos.

Además, se trata de un documento hecho a medida de la campaña hacia el balotaje, con las prioridades elegidas para contraponerse a la fórmula del Frente Amplio y a las bases programáticas que esa fuerza política tiene definidas desde mediados del año pasado, con las prioridades que ha ido anunciando luego.

Delgado dijo que la redacción de “Gobernar entre todos” fue “muy fácil”. Quizá esto se debió a que, en ausencia de una verdadera elaboración programática colectiva, primaron criterios instrumentales y publicitarios, que determinaron la incidencia de cada socio en función de sus votos, formularon promesas para los sectores cuyo apoyo se busca y gestionaron las diferencias inconciliables mediante la redacción de definiciones vagas, como ya había ocurrido en el “Compromiso por el país”. Aquí, la gran mayoría de las 400 propuestas anuncia la intención de pensar qué se podría hacer para mejorar situaciones actuales.

Al mismo tiempo, este acuerdo realizado después de que se conocieron los resultados del 27 de octubre esquiva su dato más determinante: la integración del Parlamento con mayoría frenteamplista en el Senado y sin mayoría de ninguno de los grandes bloques en la Cámara de Representantes.

Sólo la elección del título “Gobernar entre todos” puede considerarse una alusión indirecta a esta nueva realidad, en la que, aun si Delgado y Ripoll ganaran el balotaje, el alcance de la palabra “todos” tendría que ir más allá de los partidos que apoyan esa fórmula. Las “certezas” que según Delgado se ofrecen son, en realidad, incertidumbres.

De postre, Guido Manini Ríos adelantó ayer que, en su opinión, el acuerdo firmado y la propia existencia de una coalición sólo tendrían sentido si la fórmula nacionalista triunfara el 24 de noviembre. Más incertidumbres.

Hasta mañana.

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