Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La cotización del dólar viene en aumento desde mediados de este año, con un ritmo acentuado en los últimos meses. Esto beneficia, por ejemplo, a los productores que cobran sus exportaciones en dólares, y también a los acreedores de deudas en esa divisa; mientras que perjudica a quienes pagan bienes y servicios importados que se encarecen, así como a los deudores en dólares.
La forma en que las autoridades encaran la situación depende de las capacidades de presión de los distintos sectores, de las afinidades y la voluntad política del gobierno y también, por supuesto, de su margen de maniobra.
El presidente, Luis Lacalle Pou, expresó con cruda claridad, desde el comienzo de 2020, su voluntad de favorecer a los grandes exportadores, presuntos “malla oro”. Sin embargo, luego hubo circunstancias internacionales y fenómenos climáticos que se combinaron para acelerar el ritmo inflacionario en Uruguay, afectando a amplios sectores de la población.
Las medidas adoptadas por el Banco Central para mantener a raya la inflación contribuyeron al llamado “atraso cambiario”, muy irritante para los exportadores, pero el aumento galopante del costo de vida habría conducido al oficialismo saliente a una derrota mucho más dura que la que sufrió en el balotaje. La política económica es política.
A su vez, la política pura y dura desempeña dos tareas muy distintas cuando hay problemas económicos: por una parte, negocia en busca de compromisos; por otro, entra en la disputa por imponer un relato acerca de lo que está pasando. Y los relatos, a veces, se alejan mucho de la compleja realidad.
Antes de las elecciones nacionales, hubo voces desde el oficialismo que atribuyeron la suba del precio del dólar al temor de “los mercados” ante la posibilidad de que se aprobara la reforma jubilatoria sobre seguridad social propuesta por el PIT-CNT. Después de la primera vuelta, desde el mismo territorio político se sostuvo que el resultado temido era el triunfo de la fórmula integrada por Yamandú Orsi y Carolina Cosse. Ahora que ese triunfo se produjo, hay quienes alegan que el temor se ha vuelto pánico a lo que sucederá cuando Orsi asuma la presidencia, y que en definitiva la cotización de la moneda estadounidense aumenta por culpa del Frente Amplio. Sin embargo, las evidencias dicen otra cosa.
La principal razón de que el dólar se haya fortalecido este año, en Uruguay y en el resto del mundo, tiene que ver, desde setiembre, con la posibilidad creciente de que Donald Trump ganara las elecciones y con el hecho de que las ganó, porque se espera que sus políticas tengan un efecto inflacionario en Estados Unidos. Mucho más cerca, en Brasil, ese factor y otros de economía interna se han combinado para causar una fuerte devaluación del real, que a su vez presiona sobre Uruguay.
Es probable que el aumento del precio del dólar actúe los próximos meses como un factor inflacionario, y habrá que ver cómo manejan este problema las próximas autoridades, pero con seguridad habrá quienes las señalen como culpables de que aumenten o de que disminuyan la cotización del dólar, la inflación, la competitividad de las exportaciones uruguayas y los salarios. Así es la política.
Hasta mañana.