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Ilustración: Ramiro Alonso

Los frenteamplistas pagan la factura

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Leído por Andrés Alba.
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Hoy es 26 de abril. Faltan 65 días para las elecciones internas y 184 para las nacionales.

La decisión del Frente Amplio (FA) sobre la iniciativa de plebiscito lanzada por el sector colorado Ciudadanos tuvo, como era previsible, repercusiones en el marco de la campaña electoral.

La iniciativa de Ciudadanos fue agregar a la Constitución lo que Adrián Peña había planteado como proyecto de ley en el Senado, poco antes de fallecer en un siniestro de tránsito y sin éxito por la oposición en bloque del Partido Nacional (PN). En síntesis, la exigencia de que los ingresos y ascensos en los gobiernos departamentales se definan mediante concursos o sorteos, según el caso.

Para que el plebiscito se realizara hacía falta que 52 integrantes de la Asamblea General firmaran la propuesta; los respaldos recibidos por el sector colorado estaban por debajo de esa cifra y todo dependía de lo que resolviera el FA. El resultado de la votación en la Mesa Política del FA es que la bancada de esa fuerza política no va a firmar el proyecto de Ciudadanos ni otro acordado con ese sector sobre el mismo tema, y por lo tanto no habrá plebiscito.

El artículo 96 del Estatuto frenteamplista establece que “como norma general la Mesa Política buscará lograr el acuerdo consensual para tomar decisiones”, y que si no lo logra “resolverá por mayoría que no recoja el voto en contra de un tercio de sus integrantes”, o sea de más de nueve personas. Los votos en contra fueron diez, con el fundamento de que la vía plebiscitaria era inconveniente y apresurada, contra 16 a favor y con dos abstenciones. Tal como había sucedido cuando se trató el proyecto de Peña en el Senado, faltó un voto.

Ahora Ciudadanos se presenta como vanguardia de la transparencia y la igualdad de oportunidades, les cobra el fracaso de su iniciativa al PN, al FA y a los sectores colorados que no la firmaron, y el precandidato Robert Silva afirma incluso que este tema será “innegociable” cuando se discuta “una futura coalición de gobierno”. Sobre esto último cabe acotar que la actual alianza oficialista se mantuvo sin apoyar ninguna iniciativa en esta materia hasta que Peña presentó su proyecto, hace menos de un año, y que el clientelismo no es, por cierto, un problema reciente que urja recién ahora, pero de todos modos Ciudadanos se supo apoderar de la bandera y la hará flamear cuanto pueda.

Los partidos Cabildo Abierto, Independiente y Ecologista Radical Intransigente, que al igual que Ciudadanos no ejercen ningún gobierno departamental, quedaron como escoltas del abanderado, mientras que los partidos y sectores que sí cuentan con intendentes en sus filas aparecen como responsables de que la ciudadanía no pueda decidir si les quita el poder de cambiar cargos por votos.

Sin embargo, el sector colorado Batllistas, gobernante histórico de Rivera, juega callado y pasa bastante inadvertido, al tiempo que en el PN hasta se podrían dar el lujo de alegar que oponerse desde el comienzo a un proyecto es, por lo menos, más coherente que lo que hizo el FA. Es sobre este que se concentran las críticas de todos los demás, aunque había propuesto antes, en varias ocasiones y sin éxito, lo mismo que quería Peña, y pese a su anuncio de que seguirá intentándolo con proyectos de ley.

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