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Ilustración: Ramiro Alonso

Oficialistas pescando en su pecera

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Leído por Andrés Alba.
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Hoy es 29 de julio. Faltan 90 días para las elecciones nacionales.

Primer acto: Álvaro Delgado, tras ganar la elección interna del Partido Nacional (PN), eligió como compañera de fórmula a Valeria Ripoll, exdirigente sindical y exintegrante del Partido Comunista. El candidato nacionalista adujo que esto contribuía a aumentar la convocatoria de su partido entre personas que en las elecciones pasadas no votaron a partidos de la actual coalición de gobierno. Según interpretaciones más crudas, la intención era disputarle votos a la izquierda frenteamplista.

Segundo acto: varios comentaristas políticos afirmaron que el descontento con la elección de Ripoll entre votantes conservadores del PN creaba una oportunidad para que el ganador de las internas coloradas, Andrés Ojeda, aumentara el apoyo a su partido mostrando un perfil derechista. Esta interpretación se potenció cuando la exfiscal Gabriela Fossati renunció al PN, donde se había alineado en las internas con Laura Raffo, y anunció su apoyo a Ojeda, alegando que Ripoll tenía ideas de “izquierda casi radical” y que ella conocía “muy bien las estrategias de los comunistas y gremialistas”, que “se infiltran y destruyen”.

Tercer acto: Cabildo Abierto (CA) no quiso quedarse atrás en la disputa por votantes de derecha. Guido Manini Ríos hizo saber que había elegido como compañera de fórmula a la médica Lorena Quintana, alineada con posiciones católicas conservadoras, y se interpretó que esta decisión tenía que ver con que Quintana rechaza en forma tajante el aborto y la eutanasia, que tienen notorios defensores en el Partido Colorado.

El senador cabildante Guillermo Domenech, quizá con la misma intención y quizá simplemente porque está en su naturaleza, habló sobre la presunta inadecuación anatómica del ano masculino para ser penetrado. Manini consideró que Domenech se había pasado de rosca, acotó que su partido “como tal” no había tenido “ningún tipo de posición contra los homosexuales”, y aseguró que dentro de CA los hay.

Cuarto acto: algunos dirigentes del PN no parecieron dispuestos a presenciar en silencio cómo otros partidos oficialistas les quitaban votantes de derecha. En el marco de la elaboración de un programa común partidario, el exprecandidato Carlos Iafigliola planteó que “regalar el discurso más conservador en lo social” sería “un error estratégico importante”, y propuso incluir la sustitución de la ley de violencia hacia las mujeres basada en género, un plan para desestimular el aborto y uno de seguridad inspirado en las políticas del presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Con una intención obviamente similar, el senador herrerista Luis Alberto Heber sostuvo que el PN debe impulsar proyectos de ley para que sea delito vivir en la calle, se condene a prisión perpetua revisable a quienes cometen “homicidios que son horrores” y se deporte a los inmigrantes que sean condenados por la Justicia.

De estas jugadas preelectorales, sólo la de Delgado con Ripoll busca ampliar la convocatoria, y su eficacia es muy discutible; las demás apuntan a la eventual redistribución de votantes entre partidos oficialistas. La escasez de corrientes progresistas o por lo menos moderadas en esos partidos les está dificultando sumar con miras a octubre.

Hasta mañana.

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