“La relación que existe entre el carnaval y los sordos no es nueva”, asegura Pablo García, docente de Tuilsu, el Área de Estudios Sordos de la Facultad de Humanidades (Udelar). Sin embargo, la incorporación de intérpretes de Lengua de Señas Uruguaya (LSU) en el Concurso Oficial del Carnaval sí lo es.
La investigación “La comunidad sorda y la gran fiesta popular: una aproximación etnográfica al Carnaval + Inclusivo”, realizada por Luisina Castelli Rodríguez (coordinadora), Itzel Ibargoyen y Lourdes Amaral en el marco del Observatorio de Políticas Culturales de la FHCE en convenio con la Secretaría de Discapacidad de la Intendencia de Montevideo (IM), se propuso analizar “el proceso de incorporación de LSU en agrupaciones de carnaval”, conocer historias de primera mano e identificar qué queda por hacer.
El proyecto Carnaval + Inclusivo de la Intendencia de Montevideo promueve la accesibilidad de personas con discapacidad y financia la contratación de intérpretes LSU que trabajan con algunos conjuntos para que sus espectáculos sean accesibles para la comunidad sorda.
Hay varios antecedentes. En el año 2022 la murga Metele que son Pasteles dio un paso inédito en carnaval: incorporó como componentes a seis intérpretes de LSU, luego de ver esa política de inclusión en los festivales InclusionArte, del PIT-CNT.
Para García “a partir de allí se expandió como un resfriado a otros espacios del carnaval y tuvo un apoyo fundamental de Martín Nieves, de la Secretaría de Discapacidad de Montevideo”.
Castelli, coordinadora de la investigación, explicó a la diaria que tras la incorporación de intérpretes LSU “la comunidad sorda comienza a tener verdadero acceso al carnaval, comienza a ir a los espectáculos y a entender lo que plantean. Hay un acceso, si bien todavía es fragmentario y puntual, a ese espacio de disfrute”.
Durante el proceso de trabajo realizaron entrevistas a personas sordas para conocer de primera mano cómo están viviendo este proceso. “Para muchas personas ha resultado muy transformador. Muchos comentarios y reflexiones que nos llegaron iban en ese sentido de 'me pude emocionar con lo que estaban diciendo' o 'pude entender una crítica acerca de un hecho político o de un hecho cultural'”.
Ha sido un proceso “paulatino” de “pasaje de experiencia y de conocimiento de la sociedad civil a la institucionalidad”, dijo, “es una iniciativa con mucha participación de colectivos de personas sordas, de colectivos de intérpretes que aportan, es una forma de construir política pública”.
García explicó: “Cuando se presenta un espectáculo que incluya la LSU, se transforma en un espectáculo accesible para toda la comunidad sorda. Ese agregado no sólo cambia el contexto, se crea un contexto nuevo. Las personas que suelen verse en ese pequeño espacio abajo de la pantalla o arriba del escenario, algunas son personas sordas interpretando, eso le da un plus simbólico que vale mucho para la comunidad sorda”. Y recordó que “hace 40 años, hablar con las manos era objeto de burla, era hablar como animales. Los sordos se encontraban a escondidas o en la asociación de sordos. Durante el siglo XIX y gran parte del XX las personas sordas eran obligadas a hablar. En 1987, cuando comienza la educación bilingüe en las escuelas de sordos, es cuando se produce la apertura de la LSU al mundo social”.
Quedan cambios por hacer
La participación de las intérpretes en las noches de concurso en el Teatro de Verano está reglamentada. El artículo 30 establece: “Los y las intérpretes podrán acceder cumpliendo los mismos requisitos que los componentes registrados, y desempeñarán su labor en la zona del escenario establecida a tales efectos, no pudiendo cumplir otro rol en escena que exceda el de intérpretes en LSU”.
En el verano de 2023, Sociedad Anónima, durante la noche de ganadores, se permitió romper las reglas. Recordó García: “Había un sketch en su espectáculo de un radioteatro que simulaba comerciales con picardía. Mucha gente comentó en las redes el trabajo de la intérprete Lucía. En la presentación final, al momento de mencionar el chiste, todos los integrantes rodearon a la intérprete, logrando que todos los presentes pusieran atención en sus gestos. Fue un momento emotivo porque el espectáculo se pudo complementar con la interpretación. El chiste era: 'En Colonia hacemos los mejores quesos del país, cuartirolo, parmesano, queso gruyere… a las variedades de siempre agregamos, queso cotroco. Queso cotroco, te va a sorprender. Come queso cotrococococo, comé queso cotrococococo'. Ustedes, sin ser sordos, se imaginarán la seña correspondiente”.
Cómo integrar a las y los intérpretes LSU a los espectáculos es una de las preguntas en las que todavía se puede profundizar.
Otro elemento esencial es en qué circunstancias se da el acceso de las personas sordas al carnaval. Como son un puñado de conjuntos los que cuentan con intérpretes, las personas sordas asisten a los tablados y pagan la entrada completa para disfrutar de un espectáculo, a veces de dos. Además, la necesidad de cercanía para ver a las intérpretes implica pagar entradas más caras, y, señaló Castelli, también importa la iluminación del entorno.
También identificaron una “discusión para dar con respecto al trabajo que se está realizando por parte de intérpretes y asesoras y asesores sordos. ¿Cómo se incorporan al proceso del carnaval? ¿Qué tipo de trabajo es?”, aseguró la investigadora. Esta es una experiencia “que va comenzando a colocar preguntas, por ejemplo, ¿cómo sería una murga o una agrupación del carnaval con personas sordas? No sólo con intérpretes, sino también con artistas sordos en escena. Eso hace replantear mucho acerca del lenguaje, de la estética, de lo que se dice, de cómo se dice. Porque la lengua de señas es otra lengua distinta al español”.
La investigación “La comunidad sorda y la gran fiesta popular: una aproximación etnográfica al Carnaval + Inclusivo” está disponible en este link. El equipo está trabajando para realizar una versión en Lengua de Señas Uruguaya.