A partir del estudio de fitoplancton, organismos microscópicos esenciales para la vida en los océanos, investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann llegaron a la conclusión de que una especie, Emiliania huxleyi, y un virus estrechamente relacionado con él, podrían ser responsables de cambios en las propiedades de las nubes. Cuando está infectado, Emiliania huxleyi suelta su caparazón calcáreo en el aire, donde actúa como un aerosol que refleja la luz del sol e incluso afecta la creación y el movimiento de las nubes.
“Nuestro objetivo es comprender mejor los efectos que la ecología marina puede tener sobre las propiedades atmosféricas como la radiación y la formación de nubes”, afirmó Miri Trainic, autor principal del estudio. “Esta delgada interfaz aire-mar controla los flujos de energía, partículas y gases, por lo que si queremos entender el clima y el cambio climático, debemos entender cómo la actividad biológica microscópica en el océano altera este equilibrio”, agregó.
Cuando el virus EhV infecta a Emiliania huxleyi, obliga al fitoplancton a emitir trozos de su caparazón al aire. Una vez liberadas, estas formaciones hechas de carbonato cálcico se vuelven parte de una clase de emisiones marinas llamadas spray de aerosol marino (conocidas como SSA, por su sigla en inglés). “Los SSA son partículas que se emiten a la atmósfera cuando estallan las burbujas en el océano”, cuenta Ilan Koren, otro de los autores de la investigación. “Cubren 70% de la atmósfera y pueden servir como núcleos de condensación, ser superficies para reacciones químicas y contribuir significativamente al presupuesto de radiación de la Tierra (el equilibrio de cuánta energía solar absorbe la Tierra y cuánto emite al espacio) porque son muy reflexivos”.
Al observar un sistema modelo en el laboratorio, los investigadores encontraron que el volumen de emisiones de Emiliania huxleyi de SSA superaba todo lo que esperaban y el tamaño de las partículas era mucho mayor que lo que habían predicho. Las partículas más numerosas y más grandes son, acumulativamente, mucho más reflexivas de lo que los investigadores habían anticipado y pueden influir fuertemente en otras propiedades de las nubes.
Los investigadores también se sorprendieron por la estructura compleja de los SSA y sus efectos sobre la aerodinámica. “Descubrimos que no necesitamos ver sólo el tamaño del SSA, sino también su densidad”, dice Assaf Vardi, otro científico que participó en el proyecto. “Tienen forma de paracaídas, tienen una intrincada estructura de carbonato de calcio con mucho espacio dentro, lo que prolonga la vida de la partícula en la estratosfera”.
Artículo: “Infection Dynamics of a Bloom-Forming Alga and Its Virus Determine Airborne Coccolith Emission from Seawater”.
Publicación: Science (agosto 2018).
Autores: M. Trainic, I. Koren, S. Sharoni, M. Frada, L. Segev, Y. Rudich, A. Vardi.