La edición uruguaya del premio L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” es impulsada por L’Oréal Groupe y Unesco Montevideo, con apoyo del Ministerio de Educación y Cultura a través de la Dirección Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología. El objetivo de este galardón es premiar anualmente un proyecto liderado por una científica uruguaya menor de 45 años que se destaque por su “dedicación, compromiso y aporte al desarrollo de la investigación en el país”, según aclara Unesco.
Para 2024 se presentaron 37 propuestas al llamado, orientado a trabajos que siguieran “una línea de investigación clara y demostrable” que aporte al desarrollo en alguna de las siguientes disciplinas: ciencias naturales y exactas; ingeniería y tecnología; ciencias médicas y de la salud o ciencias agrícolas. Un comité técnico evaluador, integrado por 18 investigadoras e investigadores, eligió como ganadora de la edición 2024 a la bióloga Valentina Franco Trecu por su proyecto “Centinelas marinos: transferencia materna y tendencia temporal de la acumulación de mercurio en lobos y leones marinos”.
Valentina Franco es doctora en Ecología, magíster en Zoología por el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas y licenciada en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, en cuyo departamento de Ecología y Evolución se desempeña como docente desde 2015.
Este martes 11 de febrero a las 9.30, Franco Trecu recibirá el premio en el Salón de Presidentes del Edificio Mercosur. El galardón le otorga un apoyo de 25.000 dólares para que pueda continuar con su proyecto, que en sus siguientes fases investigará la transferencia de mercurio de madres a crías de leones y lobos marinos durante la gestación y la lactancia, y evaluará los cambios en la acumulación de este contaminante desde 2006 hasta el presente.
Centinela de los centinelas
Varios de los trabajos de Franco Trecu, incluidas las investigaciones sobre la acumulación de mercurio en lobos y leones marinos, han sido cubiertos en las páginas de la sección Ciencia de la diaria.
Por ejemplo, su trabajo reveló que Uruguay registra los niveles más altos de contaminación con mercurio en leones marinos en el mundo.
Además, mostró que los leones tienen niveles mucho más altos de mercurio en su pelo que los lobos marinos, probablemente debido a que se alimentan más cerca de ambientes expuestos a contaminantes, como el estuario del Río de la Plata.
Si bien hasta el momento es imposible señalar con exactitud la fuente de mercurio que está afectando a los leones y lobos marinos, el premio permitirá a Valentina y sus colegas ahondar en otros aspectos de este problema y aportar datos nuevos.
Los resultados fueron muy relevantes en el contexto de la reciente epidemia de gripe aviar que afectó a estas especies en Sudamérica y que en Uruguay se ensañó especialmente con los leones marinos (Otaria flavescens). El virus provocó la muerte de cerca de 1.500 ejemplares sólo en Uruguay, afectándolos en forma desproporcionada respecto a su población, que es 20 veces inferior a las de los lobos marinos (Arctocephalus australis) en el país y que, para peor, tiene una tasa negativa (está en declive).
Valentina y sus colegas creen que el mercurio podría tener algo que ver con los efectos de la gripe aviar en leones marinos, ya que se sabe que en dosis altas este metal causa inmunodepresión y, por lo tanto, más vulnerabilidad a las enfermedades.
“No podemos decir con certeza que esta es la causa, pero si tenés una misma enfermedad en dos especies similares que provoca efectos muchísimo mayores en una de ellas, entra en discusión si no está influyendo que tengan un sistema inmunodeprimido a causa de los niveles tóxicos más elevados de mercurio”, manifestó a la diaria.
Dime dónde comes y te diré...
Para realizar sus tesis de maestría y de doctorado, Valentina Franco pasó 11 veranos seguidos en la Isla de Lobos, donde pudo estudiar el comportamiento de leones y lobos marinos y llevar adelante varios estudios. Gracias a eso, ha logrado encontrar información relevante no sólo en el pelaje de estas especies, sino también en sus bigotes.
Los animales sintetizamos nuestros tejidos con base en lo que consumimos. Por eso, si sabemos qué pistas buscar y cómo interpretarlas, podemos acceder a un historial escondido en nuestros cuerpos. Eso es lo que hizo Valentina en un trabajo publicado en 2021.
Por ejemplo, al analizar los isótopos estables de carbono y nitrógeno en los bigotes de varios ejemplares de lobos marinos, pudo comprobar que hay una diferencia marcada en la alimentación de ambos sexos. Machos y hembras se solapan muy poco en sus dietas, lo que indica que reparten la disponibilidad de recursos y evitan la potencial competencia intraespecífica.
Los resultados del estudio sugieren que las hembras concentran sus esfuerzos alimenticios al sur de las colonias, en aguas influenciadas por la corriente antártica en las que abunda la anchoíta. Los machos, mientras tanto, incluyeron en su dieta un porcentaje levemente mayor de peces de aguas profundas, lo que era esperable teniendo en cuenta que su mayor reserva de oxígeno les permite, teóricamente, bucear a más profundidad.
Esta información es importante porque estas especies consumen recursos similares y comparten áreas geográficas con las pesquerías. Es un conocimiento que puede ser útil para tomar medidas que ayuden a su conservación.
El buen ojo de la investigadora también le ha permitido encontrarse con verdaderas rarezas en la Isla de Lobos. En uno de sus más de 60 artículos publicados en revistas científicas arbitradas, comprobó por primera vez mediante la genética que lobos y leones marinos, pese a ser especies distintas y que comenzaron a divergir hace tres millones de años, pueden cruzarse y dejar descendencia fértil. El hallazgo de dos individuos híbridos en la isla, que recientemente fue repasado en una revisión internacional, le permitió registrar este hecho.
En resumen, las investigaciones de Valentina Franco han permitido ampliar el conocimiento que tenemos de dos especies emblemáticas que viven en el país y darnos mejores insumos para pensar en su conservación. El apoyo del premio “Por las Mujeres en la Ciencia”, sin dudas, le permitirá abrir nuevas puertas de ese mundo fascinante y a menudo oculto para nuestros ojos.