El ciclo sexual de perras y gatas no es el mismo. En las primeras, la ovulación se produce una vez llegada su madurez sexual (pubertad) y se repetirá cada seis meses, aproximadamente. En las gatas el ciclo se caracteriza por ser estacional, esto es, que entran en períodos de celo en determinadas etapas del año. La mayor parte de las veces esto sucede al inicio de la primavera, pura y exclusivamente debido a las horas de luz: cuando los días comienzan a ser más largos, las gatas entran en celo.
Los motivos por los cuales sus períodos de ovulación dependen de la cantidad de horas luz que presente el ambiente son fisiológicos y adaptativos. Dentro de los aspectos fisiológicos, la melatonina es la protagonista. Esta hormona se sintetiza y acumula en los momentos de oscuridad, o sea de noche, inhibiendo el funcionamiento reproductor. Cuando los días comienzan a regalar más horas de luz, su concentración comienza a disminuir y será entonces el puntapié para que el complejo sistema reproductor de las hembras se ponga en marcha; son tan sensibles a las concentraciones de esa hormona que en invierno una gata puede entrar en celo si se la expone a luz artificial durante varios días.
Cuando hablamos de razones adaptativas nos referimos a que en primavera y verano los gatitos recién nacidos tienen más chances de sobrevivir, en comparación con aquellos que nacen en invierno. Como en biología nada es “siempre” o “nunca”, existen gatas que ciclan todo el año sin importar la estación, otras que serán muy estrictas en su estacionalidad, como las razas de pelo largo, y por último estarán aquellas para las que la época del año no será un tema, ya que viven próximas a la línea del ecuador.
Cuando la gata entra en celo, su ciclo varía entre 21 y 29 días. Es decir que, de no conseguir compañero, volverá a entrar en celo con esa frecuencia. El primero ocurrirá cuando llegue a la pubertad, aproximadamente entre los seis y nueve meses. Las de raza persa son la excepción, ya que lo harán aproximadamente entre los 15 y los 18 meses.
Conducta de la hembra
Los síntomas que indican la llegada del celo difieren de los de las perras. Las gatas no sangran en los días previos a la ovulación, sino que transcurre un período anterior, llamado proestro, y luego pasan a la ovulación propiamente dicha.
Durante el proestro (preparación), que va a durar de uno a tres días, se puede evidenciar:
»» Más actividad que la normal.
»» Aumentan el roce con nosotros y con los objetos de la casa con su cabeza, comienzan a maullar de forma repetitiva y algunas veces dejan rastros de pequeños volúmenes de orina sobre superficies en general verticales.
»» El celo propiamente dicho llegará pasados esos tres días, y entonces sí aceptarán la monta de uno o varios gatos. La duración va a depender de la presencia de machos en la vuelta.
Sin el macho, el celo dura de diez a 14 días, mientras que con el macho va desde los cuatro a los siete. Una manera muy práctica de saber si la gata está en celo es rascarle el lomo centímetros antes del comienzo de su cola. Si al hacerlo dirige su pecho contra el piso manteniendo elevadas las extremidades posteriores y ubica su cola hacia uno de los lados exponiendo sus partes íntimas, está en celo.
El acto sexual en sí mismo no parece nada romántico. El macho la tomará del cuello con sus dientes y copulará con ella varias veces en el día, teniendo un período refractario (de descanso) de entre cinco y 15 minutos. Tampoco la gata es muy amorosa con el macho: luego de la cópula, puede mostrarse agresiva y después volver a aceptarlo. Esta forma de “mimarse” es la responsable de que en los techos o jardines por las noches se escuchen corridas, gritos y peleas entre gatos y gatas buscando aparearse.
En las primeras 24 horas la gata puede aparearse con uno o varios machos (razón por la cual a veces en una camada hay gatos de todos los colores posibles), pero luego de este lapso no quieren saber más nada con ninguno.
Gestación
El período de gestación dura aproximadamente dos meses. Una vez nacidos los gatitos, normalmente la madre no mostrará actividad sexual en el período lactante (de un mes o un mes y medio). Sin embargo, hay otras que no respetan estos tiempos y entrarán en celo rápidamente.
Lo que en general ocurre es que cuando los gatitos ya no dependen tanto de la leche materna, esta sale nuevamente a buscar amante. Por lo tanto, no se debe suponer que si la gata fue mamá en noviembre, cierre cortinas hasta el próximo año; seguramente en diciembre o enero volveremos a tener noticias referidas a una nueva camada en camino.