Para la mayoría de los perros –como dice Marta Sánchez en su canción– la playa es “arena y sol, el mar azul” y un universo absolutamente atractivo, explorable, dinámico y divertido. Muchos corren como si no hubiera mañana, otros van a buscar el juguete al agua a 100 metros de la costa y otros intentan, como cuando éramos chicos, hacer pozos con la ilusión de llegar a China. Para los amantes de las mascotas un perro en la playa no significa gran cosa; sin embargo, para otros la presencia de perros no es del todo grata y eso es absolutamente respetable. Ladridos; sacudidas, después de mojarse en el mar, cerca de personas que están leyendo, tomando sol, durmiendo; peleas con otros perros y hasta la posibilidad de que muerdan a personas, entre otras cosas, son motivos más que suficientes para manifestar el descontento con la presencia canina en la playa.
Sin embargo, hay algo más: los riesgos de contraer enfermedades que el perro puede transmitir. Si bien las enfermedades son varias, haremos foco en las que indirectamente el perro contagia a través de su materia fecal contaminada con determinados parásitos.
En el excremento del perro pueden existir varios parásitos, pero hay dos (Toxocara y Trichuris) que pueden causar infecciones, sobre todo en poblaciones de riesgo. Son candidatos al contagio los niños, los ancianos y todas las personas cuyo sistema inmune no esté en óptimo estado, ya sea por alguna enfermedad en curso o porque están recibiendo algún tipo de tratamiento médico. En general no hay síntomas inmediatos, pero, a largo plazo, pueden generar alergias, cuadros gástricos, respiratorios e incluso problemas en la visión.
Una vez ingeridas, ya sea directamente por contacto con la arena infectada o indirectamente al ingerir alimentos con las manos que previamente tuvieron contacto con arena infectada, las larvas comienzan a migrar dentro de un organismo “no habitual”, ya que no somos un perro, lo que provoca lesiones y síntomas de diferente magnitud según la cantidad de larvas ingeridas, el estado inmunológico de la persona y la localización final del parásito. Por tales razones debemos prevenir y minimizar los riesgos de contagio.
Acciones de prevención
Llevar bolsitas para recoger la materia fecal es una fija. Pero no sólo la materia, sino también la arena que quede debajo, ya que pueden quedar restos no visibles o considerados poco peligrosos.
Es un buen ejercicio lavarse las manos antes de manipular alimentos, por ejemplo con alcohol en gel.
Desparasitar a las mascotas siguiendo las recomendaciones del veterinario. Hay que recordar que un perro puede tener parásitos y no necesariamente manifestar síntomas; por lo tanto, ser constante en las desparasitaciones es un buen ejercicio.
En la mayoría de los casos un perro infectado no elimina parásitos visibles, sino huevos microscópicos, por lo tanto, la materia fecal aparentemente normal no es un dato a tener en cuenta. Es más, cuando evidenciamos la presencia de parásitos (tipo gusanos) en las deposiciones del perro no significa que tiene parásitos, sino que tiene muchísimos parásitos.
Muchos pueden pensar que el hecho de desparasitar a la mascota es una acción de carácter preventivo que se lleva a cabo “por las dudas”, pero no es así. La desparasitación es curativa, es decir, actúa matando a los parásitos en caso de que el animal esté enfermo, pero el medicamento rápidamente se metaboliza y deja de ser funcional, por lo que es posible que el perro se infecte nuevamente a tan sólo días de que se lo haya desparasitado.
Tomando en cuenta lo anterior, veamos ahora las playas que están autorizadas en Uruguay para disfrutarlas con nuestro perro. Para todos los casos lo recomendable es bajar en horarios en que la temperatura no es elevada, para prevenir posibles golpes de calor. Los requisitos, vigentes para todas las playas del país, son: llevar bolsitas para la recolección de la materia fecal, collar y correa y bozal, dependiendo del tamaño. Este último ítem no es del todo claro, pero hay algo que es seguro: el bozal debería ser tipo canasta, ya que permite el jadeo del animal y, por ende, que se disipe el calor.
Montevideo
Las playas de Buceo y Miramar están habilitadas para bajar con el perro.
Canelones
Salinas, Atlántida, Parque del Plata y La Floresta cuentan con playas habilitadas.
Maldonado
Punta del Este: en la playa Mansa, las paradas 38, 39 y 40. En la playa Brava, las paradas 25, 26 y 27. En el balneario Buenos Aires, desde la calle 13 hasta la calle 20. Piriápolis: por la rambla de los Argentinos entre avenida Artigas y Julián Laguna. En la zona de los balnearios Solís, Bella Vista, Las Flores y aledaños se puede concurrir con mascotas a la desembocadura de los arroyos Espinas y Las Flores.
Rocha
En La Paloma, la playa del faro. En la Aguada: el Muralloncito.