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Un formulario se viralizó por distintas redes en los últimos meses: allí se podían anotar los hogares clasificadores que separaran sus residuos orgánicos, con el fin de que fueran recogidos semanalmente para producir abono con ellos. La respuesta excedió los planes de Andrea Alba y Federico Luisi, la pareja detrás de Compost Ciudadano.
El germen del proyecto fue un viaje de voluntariado a India, donde se alojaron en una casa organizada de forma sustentable: “Comían sólo verduras, hacían compost, tenían un gallinero en el fondo e intercambiaban los huevos con otras casas. Vimos una cultura que básicamente nos alucinó. Empezamos a reflexionar sobre el problema que hay con los residuos hoy”, cuenta Alba. El tema los fue atrapando de diversas formas, según detalla: “Fede está haciendo un curso de instalación de paneles solares y estuvo en la construcción de un aula sustentable que se hizo por Pando; yo estudié Comunicación y mi tesis fue sobre la clasificación de los residuos en Montevideo. Empezamos a compostar, después abuelos y tíos se re colgaron y no dábamos abasto”. La compostera familiar –una tarrina de 20 litros a la que iban agregando otras, básicamente baldes de pintura reciclados– apenas alcanzaba para sus propios residuos. “Creamos las redes para tantear el interés que había, y nos empezaron a escribir diciendo que querían sumarse”, recapitula. Así que decidieron expandirse, porque los desbordó la respuesta. Hablando con gente que compostaba a gran escala, llegaron a comprar un tanque de IBC de 1.000 litros, que es una especie de bidón gigante con una canilla adaptado a una base. “En un taller de compost conocimos la cooperativa CoviPedro, que tenía un espacio libre, y vimos que podíamos arrancar en la zona”. En el fondo del terreno, ubicado en Piedras y Juan Carlos Gómez, está la compostera. En el frente, cada lunes desde hace poco más de un mes instalan un tacho marrón de 240 litros sólo para gente que habilitaron y capacitaron previamente para la clasificación (por ejemplo, para que lleven los residuos en bolsas compostables). Tienen unas 2.000 personas anotadas y hasta ahora capacitaron a cerca de 60. También ofrecen un servicio de recolección a comercios y están hablando con locales de comida saludable que quieran ofrecer descuentos a sus beneficiarios. “En realidad, más que recolectar residuos, pretendemos educar y que la gente se alimente saludablemente”, recalca Alba.
El plan es que a los tres meses de iniciado el ciclo, quienes aportaron sus residuos puedan recibir compost a cambio, apuntando al estímulo de los huertos urbanos. Pero el proyecto aún no alcanzó esa etapa; el compost se está generando. “La idea es retribuir a los interesados, porque hay gente que quiere dar los residuos, ya que prefiere no tirarlos en el contenedor verde, pero no le interesa el compost. Hay otros que sí”. ¿Por qué hacerlo con Compost Ciudadano en lugar de echarlos al contenedor municipal? “Están el contenedor verde y el naranja, uno es para húmedos y el otro para materiales reciclables, o sea, plástico, cartón, vidrio. No hay ningún tacho que funcione para orgánicos, porque va en el de húmedos, mezclado. Por ende, termina todo en el mismo lugar, y con todos esos residuos orgánicos se puede generar abono, que se utiliza para fertilizar suelos. Hoy muchas verduras que compramos en la feria no vienen de tierras cuidadas, sino al revés: se les ponen químicos para que crezcan más rápido y más lindas. Entonces, con todo esto buscamos fomentar la vuelta a lo orgánico, a la tierra, que sea una economía circular”.
Eventualmente, apuestan a vender el compost sobrante. “Nos empezó a pasar que muchos comercios se empezaron a interesar en que levantemos su basura, y pensamos en cobrarles lo mínimo, lo que nos cueste la nafta, y a la vez generar ingresos. Estamos en el medio entre una empresa y una ONG”.
“Pero para los comercios no es un servicio de recolección, es más RSE [responsabilidad social empresarial], porque no es que nos llevemos todo, nos llevamos lo orgánico y con un fin; por eso también queremos que sean comercios vinculados con esta filosofía”.
A largo plazo aspiran a poner más tachos en más lugares, pero eso implica una logística y recursos humanos con los que todavía no cuentan. Por otro lado, espontáneamente han recibido donaciones de semillas: “Pero no las queremos para nosotros, queremos que la gente empiece a ver más verde”, remata Alba.
Para sumarse o ayudarlos, escribir a compostciudadano@gmail.com o a la cuenta www.facebook.com/compostciudadano/. Este sábado desde el mediodía en CoviPedro (Piedras 580, esquina Juan Carlos Gómez) se va a celebrar una fiesta con comida y bebida a precios populares, la actuación de la murga Falta y Resto, y Compost Ciudadano va a estar contando detalles del proyecto.