Cotidiana Ingresá
Cotidiana

Una estudiante de Bellas Artes lanza un desafío: vivir sin celular durante tres días

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Este audio es una característica exclusiva de la suscripción digital.
Escuchá este artículo

Tu navegador no soporta audios HTML5.

Tu navegador no soporta audios HTML5.

Leído por Andrés Alba
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

La duraznense Magdalena Arantzazú ideó un proyecto colaborativo: desafiar al menos a una decena de personas a que vivan sin celular durante tres días y relaten su experiencia. El disparador fue una consigna del taller que cursa en la Facultad de Bellas Artes, que proponía indagar en el arte correo. “Lo traduje a la correspondencia en lo vincular, porque hoy en día el celular es lo que más tenemos a mano. En cuarto año hay diferentes opciones de taller, cada uno con diferencias pedagógicas; este es el más feminista y el que busca llevar el arte a otras ramas de la sociedad”, cuenta sobre ese espacio coordinado por la docente Ana Laura López. Si bien las clases actualmente se llevan adelante por Zoom, Arantzazú está prácticamente viviendo en Montevideo, y tiene un estricto cronograma para su desafío. La fecha límite es el 25 de mayo, de manera de procesar las propuestas y pasar a la siguiente instancia, el 10 de junio, en la que mostrará lo recabado hasta el momento, aunque ya sabe que es un tema que seguirá trabajando a largo plazo. Todavía están definiendo el lugar expositivo, pero evalúa hacerlo en una sala del Planetario municipal.

Para diseñar esta Innerxión, como llamó a su trabajo, aludiendo a la conexión interna, se inspiró en un evento personal, cuando tras perder su teléfono tuvo que ingeniárselas para sobrevivir a un período de abstinencia de diez días mientras cumplía con sus tareas. Luego, a medida que iba desarrollando la propuesta, fue sometiéndose voluntaria e intermitentemente a ese “sacrificio”. “Tuve una época muy dependiente de las redes, del celular; de hecho, esta es una experiencia que tomo de mi vida, para poder medir un poco el abuso de estos dispositivos”, dice la estudiante de arte, en cuya página web se despliegan una serie de videos de obras previas, casualmente enmarcadas simulando la pantalla de un teléfono inteligente. Arantzazú también tiene formación en diseño textil y en fotografía.

“Mi línea de investigación salió del challenge, de este fenómeno que hacen en las redes y se viraliza entre los usuarios. Esto sería el anti challenge, pero tiene carácter de experimento social”, explica y le parecen útiles participantes de cualquier tipo y origen. “Las personas piensan que los jóvenes tienen más dependencia, pero yo no veo que influyan franjas, edades o género. En un comienzo aspiro a que diez personas completen el desafío para la primera muestra, una meta realista. Tengo tres o cuatro confirmadas. No es fácil que dejen el celu”, admite. “Pero como esto se ramifica, cuando terminan la experiencia les mando un formulario donde les hago algunas preguntas y al final les sugiero que inviten a alguien más a hacer el desafío. Por eso va a tener muchas instancias”.

En la fundamentación señala que aparte de recoger testimonios, su proyecto “apunta a generar un escenario de antítesis en el que se da el lugar para que sucedan otras vivencias”. Agrega que el sondeo tiene como “objetivos ocultos” la profundización de las relaciones interpersonales, observar, escuchar, estar presente, meditar, enfocarse, la búsqueda del equilibrio, encontrar qué otras tareas se disfrutan e incluso ahondar en la espiritualidad de cada uno.

“La experimentación de campo seguirá sucediendo”, indica. “Mi motivo es poder desarrollar estrategias de desuso del celular, poder reemplazar algunas funciones por otras, como despertarme con un despertador y no con el celular, o poder utilizarlo a ciertas horas, o tener días de descanso. Administrar las horas de uso en teoría aportarían a una optimización del uso en las horas habilitadas, enfocando a lo que de verdad necesitás hacer y no a una distracción de imágenes o contenido perfectamente diseñado por el algoritmo para ti”.

Instrucciones

  1. Antes de empezar, planificá los días que harás el desafío, para poder garantizar su óptima realización.
  2. Apagá tu celular y escondelo, envolvelo con algo o dáselo a alguien por los siguientes tres días.
  3. Anotá en algún lugar la fecha y hora de inicio y finalización del desafío.
  4. Pasá tres días sin celular.
  5. Justo antes de prender tu celular, escribí una reflexión sobre tu experiencia y comunicate al 098 611504.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura