Cotidiana Ingresá
Cotidiana

Cata nacional de tomates (archivo, febrero de 2021)

Foto: Ernesto Ryan

Rojo a toneladas: sobrantes y dificultades de colocación en una zafra muy productiva para el tomate

7 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Este fin de semana Paysandú celebra la quinta Cata Nacional de Tomate, un fruto que tuvo sobreproducción y precios muy bajos esta temporada.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Hace un par de semanas circularon en redes sociales videos que alertaban de una sobreoferta de tomates y del consecuente descarte de cantidades de fruta que no llegaba a comercializarse. Pablo Pacheco, jefe del Área de Información de Mercados de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), indicó que el precio del tomate esta semana empezó en valores un poco más altos de lo que llegó a estar a mediados de enero, “lo que de alguna forma evidencia que ya no hay tanta abundancia, no hay tanta presión de oferta”.

Pacheco observó que “seguramente esté favoreciendo que no sobre tanto y que no se genere esa situación que hubo hace poco, cuando había una cantidad tan importante que no se vendía”. En números, eso significó una entrada semanal a la UAM por encima de las 700 toneladas. “Incluso a esos precios bajos no se colocaba todo el producto. Lo que hemos observado es que cuando hay ingresos más cercanos a 500 toneladas, se da una situación de venta más normal sin que haya suba de precios. Y ya con ingresos por debajo de 400 toneladas, el precio empieza a subir”. ¿De qué precio estamos hablando? En este momento, el precio promedio es de 300 pesos la plancha (o cajón chato) de diez kilos. “Siguen siendo precios bajos con respecto a lo que son los costos de producción”, puntualiza Pacheco. “Estaríamos en el punto de equilibrio con esos valores. Pero teniendo en cuenta que llegó a venderse a 150 pesos la plancha de diez kilos, es una situación un poco más aliviada. Lo esperable es que se vaya de a poco recuperando el precio. Y es una buena noticia, sobre todo para los productores”.

Cultivos con menos incertidumbre

Esta zafra se sumaron varios factores para que sucediera lo que sucedió. Por un lado, coincidió “una intención de siembra de los productores que fue muy importante, tanto en el norte como en el sur del país, las condiciones agrometeorológicas fueron muy favorables para el desarrollo de todos los cultivos que se plantaron, hubo campañas exitosas desde el punto de vista productivo y eso determinó que hubiera un nivel de oferta superior a lo que la demanda es capaz de absorber”, resumió Pacheco.

Este panorama en principio exitoso se da de lleno con un volumen de tomates que básicamente está enfocado en el mercado interno y para el consumo fresco, ya que no hay una agroindustria que absorba, en casos como este, una sobreproducción. En otras palabras, ante más stock, no hay dónde colocarlo.

“Otra explicación tiene que ver más con una tendencia que se está dando y es que cada vez más, para reducir el riesgo que implica la producción agropecuaria, y en particular la horticultura, lo que hacen los productores es aplicar tecnología de riego, de cultivos en invernáculo, lo que permite tener más rendimiento con menor incertidumbre. De alguna forma, eso terminó agravando esta situación de oferta tan abundante”, agrega Pacheco, considerando variables que tienen que ver con cómo los productores definen qué cultivar. “Como el tomate tiene mucho consumo, es un cultivo al que habitualmente se tiende a volcar, porque las alternativas tienen menos demanda, porque el consumo de morrón es menos que el de tomate, el de berenjena es menos aún y el de pepino mucho menos”.

A la hora de cuantificar, el ingreso promedio histórico de tomate en diciembre a la UAM ronda las 2.500 toneladas, mientras que este fin de año marcó por encima de 3.200 toneladas. Es decir que desde diciembre se viene generando un efecto de acumulación. “A veces el almacenamiento en cámara de frío ayuda a descomprimir, en rubros donde tradicionalmente no se aplicaba, por ejemplo, el tomate. Pero claro, tiene un potencial de conservación que no es de muchos días. Entonces, se iba metiendo en frío y el productor esperaba a ver si mejoraba la cosa, pero al revés, se iba acumulando cada vez más producción, la que estaba saliendo de las plantas con muy buena calidad y la que ya tenía algunos días de frío, que ya no estaba tan buena, también entraba a la plaza, y eso generaba toda una situación de dificultades de colocación, de partidas con diversas características de calidad...”.

En abril de 2018 había pasado algo parecido. Incluso el precio en ese entonces había alcanzado mínimos similares. “El productor es libre de plantar lo que en su opinión le va a generar la mejor oportunidad de negocio y de rentabilidad. Eso implica un riesgo: que pase algo como lo que pasó este año, cuando todos apostaron, al mismo cultivo. Recordemos que en invierno de 2024 el precio del tomate fue relativamente alto -eso entusiasma al productor- y es cuando se hicieron los almácigos que están dando esta cosecha tan abundante”.

Para paliar esto, la UAM organizó una instancia, convocada también por los operadores, en la que se analizó la problemática. “Se pensó, por ejemplo, en ver la posibilidad, si la situación se mantenía, de buscar canales de exportación, hacer actividades para promover el consumo, avisarle a la gente que está barato, que es un momento para elaboraciones caseras, como dulce, salsa”.

Yo planto tomates, él planta tomates

Sebastián Peluffo, quien trabaja en la zona de Canelón Chico, en Canelones, asesorando productores hortícolas que también tienen invernáculos, donde el cultivo principal es el tomate, coincide con la información que figura en el informe de la UAM, así como con el Registro Nacional de Fruta Hortícola: “Uno puede mirar el reporte de 2024 y el de 2023, y ambos concluyen que hubo mayor ingreso de tomate durante diciembre y enero. La UAM, el dato más objetivo que tenemos, porque debe ubicar el 50% o algo más del tomate que se vende, por lo tanto, es un actor importante, estima que en diciembre y hasta mediados de enero entró un 25% más de tomate. Es un número importante. Pero, sobre todo, la comercialización de cualquier rubro acá en el país es muy sensible a los pequeños porcentajes de incremento en los ingresos o en la producción”.

Peluffo, él mismo productor de tomate, dice que “el 20 de enero fue cuando se detectó la mayor presencia de tomate y los precios más bajos, y algunas partidas no se pudieron colocar. Si tratamos de buscarle la explicación, es que tanto en el norte como en el sur las condiciones productivas fueron muy favorables. O sea, cuando son temperaturas medias, la planta de tomate desarrolla con mayor vigor el porcentaje de cuajado, o sea, de cuánta fruta se obtiene por cada racimo.

Por otra parte, los invernaderos son máquinas de producir muy eficientes. El tomate es un cultivo que con la tecnología actual, si las condiciones son favorables, expresa todo su potencial, y estamos hablando de muchos kilos por hectárea. Se sumó que en ambas zonas se plantó entre 10% y 15% más. No todos los invernáculos se plantan con tomate, pues también está el cultivo de morrón, por ejemplo, de lechuga, de pepino”.

No es la primera vez que los productores se ven obligados a descartar, concede Peluffo. “Si de repente hay un 5% más de tomate, el precio baja y ese tomate se comercializa, pero ya cuando la producción supera el umbral del 15%, del 20%, no es un tema de precio, es que directamente no hay gente para comprarlo. Eso es un problema que hay con la mayoría de las hortalizas, porque la gente compra lo que precisa, incluso las familias son cada vez más chicas. Por más que baje el precio, no le tienta comprar más porque lo va a terminar desperdiciando”.

Cuando se decide tirar los tomates, es porque “ya son partidas que tienen diez, 15 días, están sobremaduras, feas, y el comisionista se lo lleva de vuelta al productor. Hoy en día no hay agroindustrias que procesen tomate. Antes había camiones que recolectaban el tomate que ya estaba sobremaduro en el Mercado Modelo; antes la gente hacía un poco más de salsa. Hoy en día el productor de un tomate que ya está pasado, que está blando, que tiene algunas pudriciones, lo termina tirando. El que tiene algún animal, lo aprovecha, y alguna gente lo composta. Pero gran parte de lo que viene para atrás, ya es un producto que no tiene valor”.

En la UAM generalmente no se llega a ese extremo. “El propio productor decide no enviar al mercado, porque el precio es tan bajo y la dificultad de colocación es tanta que entiende que no le vale la pena asumir el costo logístico que implica poner el producto a la venta en el mercado, y por eso lo termina descartando en la propia chacra”, indicó Pacheco.

La UAM tiene dispositivos de recuperación de alimento, por medio de una alianza estratégica con Redalco, una relación que mantiene desde la época del Mercado Modelo, y además con la Intendencia de Montevideo lleva adelante un proyecto desde hace más de tres años, mediante el cual personal del Plan ABC recupera, clasifica y reparte en comedores beneficiarios aquella mercadería que los operadores les ceden.

Planificar y promover

Consultado acerca de la estrategia que se maneja para las siguientes zafras, Peluffo dijo que muchas veces estos son ciclos que cada tres o cuatro años se repiten. “Mi consejo para los productores es que no crezcan en área si no tienen resuelto un canal de venta. Muchos ni siquiera han consultado con sus comisionistas, que son figuras que recorren la zona, vienen con un camión, se llevan la mercadería, la venden y cobran un porcentaje. Si no se charla, a veces se corre el riesgo de que capaz que mi vecino haya razonado igual. Hay rubros como la carne o los productos que se exportan, que cuanto más produzcan, mejor, pero no estos productos de la granja, que están atados al poder adquisitivo y al patrón cultural de los consumidores. Y como la población uruguaya no aumenta, el consumo está estancado. A su vez el país desde hace años importa mucho tomate ya concentrado”.

Pacheco, de la UAM, comentó sobre una nueva edición de la Cata Nacional de Tomate que se celebra en Paysandú el sábado 8: “Una de las estrategias que los productores está bueno que vayan teniendo es la de buscar alternativas de nicho, que agregan valor, como los tomates antiguos, que se diferencian por color, forma, tamaño, por sabor, por supuesto, y diría que no compiten con el tomate en su formato más tipo commodity, de producto masivo y de producción de volumen, que es el que tiende a tener este tipo de dificultad”.

Peluffo cree que deben desarrollarse estrategias coordinadas, en escuelas, comedores y en políticas públicas en general, pensadas para tratar de que se cocine más y que aumente el consumo per cápita de frutas y verduras. Por eso está a favor de iniciativas como la Cata de Tomate, que promociona el producto y estimula su utilización.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura