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¿Qué están escuchando Guillermo Lamolle, Gustavo Etchenique y Diego Arquero?

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Guillermo Lamolle presenta esta semana la reedición de su estudio sobre murga Cual retazo de los suelos.

Uno que estuve reescuchando últimamente es de Christie, el que tiene “Yellow River” [Christie, de 1970], que me enteré hace poco de que habla de un tipo que vuelve de la guerra. Qué temita la guerra para los roqueros ingleses de esa época, ¿no? Sin entrar en comparaciones, me recuerda a Creedence: todas las canciones se encaran con el mismo criterio arreglístico, las canta el mismo tipo (en ambos casos, como los dioses pero sin gargarismos) y son claramente tocables en vivo. Su principal don es su honesta rusticidad, que al lado de los que se quieren hacer los rústicos hoy en día es como comparar la grappa ANCAP con la cerveza de olla esa que toman ahora. Recomendable para oír un miércoles de noche, temprano.

Para un sábado a mediodía, Quinteto Pirincho. Cualquier disco: son todos iguales y perfectos. Tangos instrumentales, con pocos músicos (bueno, se supone que cinco), tocados muy virtuosísticamente pero con tremenda onda. Es un estilo obviamente antiguo, pero para mí ese quinteto (más que las propias orquestas de Canaro) resume el tango de esa época, antes de que se empezara a complicar (sin perder dignidad) con gente como Troilo, a disfrazar de música clásica con Piazzolla y a degradarse definitivamente en la era del tango optimista o para arriba, invento horrible si los hay.

Para un domingo de tarde y con llovizna recomendaría algún disco viejo de los Bee Gees, por ejemplo Odessa [1969]; los que conocen sólo su etapa travoltesca no saben de qué hablo). Si la audición los pone muy melancólicos, hagan lo siguiente: metan un bizcochuelo en el horno, pongan el disco sin volumen, y cuando termina el lado B, está pronto el bizcochuelo.

Gustavo Etchenique

Landing on Water [1986], de Neil Young, es un disco que escucho bastante seguido y que me gusta mucho. Me parece que tiene un sonido bastante especial en la discografía de Young, es muy potente y además de los tremendos temas que tiene toca la batería Steve Jordan, uno de mis bateristas preferidos, que compuso unos acompañamientos muy originales y creativos.

Here If You Listen [2018], el nuevo álbum de David Crosby. Siempre me gustó y escuché Crosby, Stills, Nash & Young, por eso trato de seguirles la pista. Este disco me encantó. Está producido por Michael League, bajista y líder de Snarky Puppy. Para mi gusto es un disco de una profunda belleza, tranquilo y poderoso, en el que además participan dos mujeres que no conocía, dos tremendas cantantes jóvenes: Becca Stevens y Michelle Willis, que además tienen sus discos que también pude escuchar.

Fuselaje púrpura [2018], excelente disco compuesto a dúo por Herman Klang y El Príncipe Gustavo Pena. Un trabajo impresionante de Herman de rescate de canciones, retazos e improvisaciones grabadas en un portaestudio hace 20 años y que arregló, terminó de componer y grabó con aquella voz solista del genial Príncipe. Es una experiencia muy fuerte escuchar este disco. Buenísimas canciones , sonando muy bien. Es un viaje muy emocionante.

Diego Arquero

Swimming, el último disco del rapero Mac Miller es, a mi gusto, su mejor álbum. Combina canciones melódicas con unos rapeos súper pegadizos que buscan no interferir con la composición instrumental (también más cuidada que en discos anteriores) sino abordarla de una manera que se acople perfectamente a esta. Como suele pasar con varios músicos que mueren (pero en este caso de manera más explícita), Swimming parece anticipar su repentina muerte a poco más de un mes de su salida.

La ley innata (2008). Si preguntás a todos los seguidores de Extremoduro, incluyendo a los más viejos (este es el noveno álbum de la banda), creo que casi todos aceptarán de manera unánime que La ley innata es su obra cumbre. No porque necesariamente contenga las mejores canciones –que una banda que cuenta con 13 álbumes haya concentrado sus mejores temas en uno es difícil– sino porque es el más conceptual de todos. Arranca con una introducción (dulce introducción al caos) y termina con una oda; el disco está dividido en movimientos que reflejan una clara influencia de la música clásica en sus composiciones.

Uno con uno y así sucesivamente (2006). Para los ajenos a Buenos Muchachos que quieran acercarse a su mundo capaz que esta no es la cara más amable de la banda. La crudeza de este disco siempre me atrajo especialmente. Contiene algunos de mis temas preferidos, como son “La isla era un camalote” o “Villete de oro”, en una banda que me resulta bastante pareja en cuanto a la calidad de sus discos.

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