Hace siete años, Cinemateca decidió salir a la calle y apoyar la creación de las primeras ciclovías, a la vez que celebrar el goce por el cine, el cuidado del medioambiente, el uso de energías renovables y el placer de andar en bicicleta, ya que en el Festival de Cine a Pedal la energía necesaria para mantener en pie la pantalla, exhibir la película y proyectar el sonido se genera a partir del pedaleo del público: una plataforma de 22 bicicletas alimenta los proyectores, y hay un sistema de postas para que los ciclistas puedan ir rotando.
Así, el viernes llega la séptima edición de Cine a Pedal, que vuelve al parque Rodó (sobre la avenida Sarmiento) para proyectar tres films durante el atardecer (19.45).
El viernes se proyectará Mi tío, la tercera película del humorista Jacques Tati (Francia, 1958), en la que propone una recordada parodia de la automatización y del mundo moderno. Como recuerda Cinemateca, esta comedia apunta a la civilización de la máquina y el confort, de la deshumanización y el orden impuesto, enfatizando formas de vida más espontáneas y humanas, simbolizadas por el viejo París, que en esta película parece estar desapareciendo frente al progreso.
El sábado se verá Beyond the Horizon, de Delphine Lehericey (Suiza, España, Bélgica, 2019), ambientada en una sequía infernal durante 1976, en una modesta chacra familiar, donde un adolescente descubre que el calor, además de afectar a los animales y el campo, también está impactando en los adultos que lo rodean. Los programadores destacan su capacidad de registrar un momento bisagra de la historia reciente, a la vez que cuestiona los cimientos del patriarcado y el capitalismo avasallador.
Al día siguiente, el festival cierra con la argentina Delfín, de Gaspar Scheuer (2019), sobre un niño de 11 años que vive junto a su padre, constructor, en la periferia de un pueblo bonaerense, y que fantasea con participar en la orquesta infantil de una localidad vecina, mientras hace los repartos de una panadería.