Luego de su ambiciosa ocurrencia, el pianista alemán Nils Frahm pensó que sobre ella podrían preguntarle “¿Por qué el mundo necesita un día del piano?”. Enseguida encontró razones, pero además se dio cuenta de que la ilusión de su festejo sería del agrado de otros pianistas y también de concertistas, afinadores, fabricantes de pianos, fleteros y, especialmente, de los oyentes.
Con ese convencimiento logró que desde 2015 se celebre el Día Mundial del Piano, y cada año son más los músicos y melómanos que se suman a esta iniciativa que pretende aportar al desarrollo de nuevos proyectos vinculados a este instrumento, aumentar la difusión de obras y artistas para que llegue a un público de todas las edades, y lograr que cada pianista pueda algún día tener su propio piano.
La fecha elegida por el berlinés fue el 29 de marzo: el día 88 del calendario por las 88 teclas que tiene el noble artefacto musical desde fines del siglo XIX. En nuestro país, este año la celebración se realizará un día antes, el lunes 28 en la sala Nelly Goitiño.
El impulsor local
El pianista uruguayo Juan José Zeballos recuerda que cuando estudiaba en el conservatorio Hugo Balzo “hablaban de una noche del piano que sucedió solo una vez y coincidió con en el esplendor de Nibya Mariño y Luis Batlle Ibáñez, pero sólo se tocaba música clásica”. Con el mismo halo de misterio y admiración hacia sus colegas, Zeballos conserva viva la emoción de los conciertos y la feroz competencia entre grandes pianistas, “a cual de todas mejor”, como Victoria Schenini, Raquel Boldorino y Fanny Ingold.
En su rol de director artístico de La noche del piano, Zeballos decidió que el repertorio sea amplio y diverso. “La música clásica ha perdido mucho público y quizás eso sea culpa de los mismos intérpretes que han hecho creer que se trata de algo lejano o elitista”, dice. “Ese formato de conciertos en el que los músicos no pueden hablar con el público y aplaudir puede ser una herejía ya no tiene sentido. Hay que acercar a la gente a la música y no al revés”.
En la casa de Juan José no había piano ni dinero para comprarlo, tampoco una obligación familiar que lo empujara hasta un instituto, pero una vez por semana en su escuela tenía clases de música. “Venía una profesora de piano y para mí escucharla era el súmum”, recuerda.
“Mi gran influencia fue Renée Pietrafesa, en Canal 5. Eso me abrió la cabeza de una forma impresionante. Yo salía volando de la escuela para llegar a casa a verla, porque a las cinco y media empezaba su programa. Es un caso muy excepcional, no era sólo una intérprete o una creadora. Tenía un humor muy especial, siempre con una sonrisa, y mezclaba las artes. Tomaba una pintura y se ponía a improvisar en el piano según lo que le inspiraban esos colores. Fue una pionera en su forma de divulgación de la música. Traía a compositores que no se escuchaban tanto en esa época. Con ella empecé a escuchar a Érik Satie, un compositor francés, padre de la música moderna y precursor del minimalismo”, reconoce.
De Renée aprendió que “lo más importante no debería ser el pianista, sino la obra”. Luego se encontró a Nibya Mariño. “Ella me enseñó sin darme clases”, me cuenta. “Un día la vi tocar en Canal 5 y enseguida puse a grabar en la videocasetera. Era el Concierto para piano de Edvard Grieg, que después vi mil veces. A Nibya la conocí y pasamos mucho tiempo juntos. Cuando ella tenía que dar un concierto llegaba muy temprano al lugar y estudiaba por horas lo que iba a tocar con la sala vacía; yo me sentaba al lado. Ahí aprendí mucho y escuché muy buena música. Era una persona muy exigente y tenía un carácter muy especial, pero nos llevábamos muy bien. Yo la acompañaba todos los días a las tres de la tarde a la misa de los Capuchinos. Ahí charlábamos y después la acompañaba a tomar el ómnibus”, recuerda.
En el inicio del espectáculo del lunes Zeballos dará la bienvenida al público y a sus colegas interpretando una pieza musical inédita de la artista Cristina Beatriz Piñeiro, y seguramente algo de Satie.
Luego, seis pianistas presentarán sus repertorios: “Mayra Hernández tiene una formación clásica muy sólida y además se ha convertido en una excelente pianista de tango; Mariana Airaudo es de repertorio clásico y de autores latinoamericanos; Ivonne Esquivel es una pianista que trae un repertorio brasileño, le gusta mucho Heitor Villa-Lobos, por ejemplo, donde está muy presente lo folclórico; Darwin Silva es puro jazz y candombe; Herman Klang también va por esa línea pero es muy creativo; sobre Leo Maslíah, ¿qué decir? Es todo eso a la vez. Puede hacer una obra de Bach, pero de repente la modifica y una de las voces la canta en vez de interpretarla en el piano, o hace una obra propia. Es más, todavía no he logrado saber qué es lo que va tocar esa noche”.
La noche del piano. El lunes 28 a las 20.00 en el auditorio Nelly Goitiño del Sodre (18 de Julio 930). Entradas en Tickantel a $ 500.
Buceo Invisible en el Auditorio del Sodre
El colectivo multidisciplinario se presentará el jueves a las 20.30 en la sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre con el espectáculo Camino de ida, que es el nombre de una de sus nuevas canciones. La toman como punto de partida “para organizar y diseñar” el concierto, cuenta Diego Presa, cantante, guitarrista y compositor del grupo, y adelanta: “Por un lado, vamos a estrenar un cuerpo de canciones y de piezas musicales poéticas que pensamos grabar este año. Y de alguna manera, es como un cierre de una serie de espectáculos que fuimos dando en los últimos dos años, como el cierre de una etapa; y a partir de la segunda mitad de este año vamos a presentar un espectáculo nuevo”.
El músico agrega que, “como siempre”, el espectáculo estará “basado en la poesía, en la palabra y en el trabajo audiovisual, porque también habrá video y el trabajo en la parte lumínica”. Además, habrá “una búsqueda de paisajes sonoros más amplios, de climas instrumentales que van más allá de lo que es el formato de canción pop clásica”. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 750 (anticipadas a $ 500) y hay 2x1 para suscriptores de la diaria.
Fernando Cabrera en Magnolio
El cantautor acaba de reeditar Fines, uno de sus discos más emblemáticos (el que tiene nada menos que “La casa de al lado” y “La balada de Astor Piazzolla”, entre otras canciones), en formato vinilo, a través del sello Ayuí. Algunas de sus canciones sonarán en los dos conciertos que Fernando Cabrera dará en Magnolio Sala (Pablo de María y San Salvador) hoy y mañana a las 21.00, con entradas por Tickantel a $ 900.
Concierto apertura de la Filarmónica
El miércoles a las 19.30, en la sala principal del teatro Solís, tendrá lugar el concierto de apertura de la Temporada Principal de la Orquesta Filarmónica de Montevideo, con la dirección musical de su director titular, Martín García. El programa incluirá el Nocturno N° 1 de Giuseppe Martucci y la Primera sinfonía de Gustav Mahler. Las entradas se venden por Tickantel y valen $ 360.
Abel Pintos
El músico argentino se presentará hoy a las 21.00 en el Antel Arena. Las entradas se consiguen por Tickantel y van desde $ 2.832 a $ 3.671.