72 Seasons, de Metallica
Este es el decimoprimer disco de estudio de los popes metaleros surgidos en Los Ángeles hace cuatro décadas. Su anterior álbum fue Hardwired... to Self-Destruct, lanzado en 2016 y, al igual que aquel, 72 Seasons es larguísimo –para los tiempos de hoy y los de siempre–: 77 minutos. Cuenta con 12 extensas canciones en las que estos muchachos se sacan todas las ganas, como para poner un octógono negro en la tapa que diga “exceso de metal”. El título nació de un libro que estaba leyendo James Hetfield –cantante y guitarrista rítmico– sobre la infancia, que subraya la importancia de las primeras 72 estaciones de la vida, es decir, los 18 años, para moldear la adultez.
Justamente, el disco abre con “72 Seasons”, una canción de más de siete minutos pero que al medio segundo ya sabemos que es de Metallica, con una introducción para calentar el motor hasta que estalla la cabalgata rítmica marca de la casa. Hay cosas más trash metal, como la riffera “Screaming Suicide”, otras que se parecen peligrosamente a clásicos de la banda, como “Sleepwalk My Life Away”, cuyo riff tiene algún aire a “Enter Sandman”. Hay otras muy rápidas, grabadas como si llegaran tarde a tomar el 145, como “Lux Aeterna”, y por eso es la más corta del disco –apenas tres minutos y medio–. No faltan los despliegues bulleros de batería de Lars Ulrich, como la introducción ametrallada de “If Darkness Had A Son”, y termina con “Inamorata”, 11 minutos que “resumen” la esencia de Metallica, solo de Kirk Hammett incluido.
Hotel Miranda!, de Miranda!
Parece una práctica cada vez más común eso de regrabar los éxitos de siempre con otra vuelta de tuerca, como acaba de hacer U2, por ejemplo. Ahora fue el turno de la banda argentina Miranda! (devenida en dúo, con Ale Sergi y Juliana Gattas; ya no está la guitarra de Lolo), que lanzó Hotel Miranda!, un disco con 11 canciones regrabadas junto con varios invitados. Por supuesto, no podía empezar con otra canción que no fuera “Don”, aquel hit de 2004, que ahora cuenta con Ca7riel. También incluye “Yo te diré” (con Lali Espósito), “Perfecta” (junto con María Bercerra), “Prisionero” (con Cristian Castro), Mentía (con Chano, de Tan Biónica), entre otras canciones e invitados que se pueden encontrar en este particular hotel.
“A renacer”, adelanto de Urutopías, de La Tabaré
Con un leitmotiv melódico de guiños celtas se impulsa “A renacer”, el primer adelanto del próximo disco de la banda liderada por Tabaré Rivero, de las pocas que sobreviven del rock posdictadura. El álbum se llamará Urutopías y será el decimoquinto de su extensa discografía. “A renacer” fue compuesta al final de la pandemia y, como su nombre lo indica, es una llamada a volver a lo bueno de la vieja normalidad, en el estilo irreverente de Rivero y compañía: “Quiero verte otra vez jugando / a la mancha solidaridad, / la insolente animación en besos, / boca a boca... construyendo más. / Esa paz que hay que aprender a vivir, / esa paz que no supimos crear. (...) Quiero otra vez volverlos a ver / enamorados entre las barricadas, / cortando el paso a la estupidez / del entertainment de la mediocridad”.
Mitad de vos, de Damián Gularte
“Hoy el tambor quedó colgado en el estar / y espera aquella invitación. / La fiesta, el baile y el deseo de cantar / nos servirán como motor”, canta Damián Gularte en “Candombe de aislamiento”, la que abre Mitad de vos, su nuevo disco, una canción en la que el ritmo del candombe late como un mantra. Es un álbum esencialmente acústico, con varios instrumentos de cuerdas (como violín, chelo y viola) que le dan un rico color y una textura amplia. Por ejemplo, en la corta y oscura milonga “Ambigüedad continua”, las cuerdas arropan la canción y deslizan serpenteantes melodías que están entre los mejores arreglos del disco.
Los aires de bossa nova de “Todo el día sin ti”, con varios kilos de swing, la convierten también en una de las canciones más destacables del álbum. La voz cálida de Paulina Viroga, invitada en “Los que son de acá”, brinda una atmósfera angelical a una canción que es una especie de pequeño mapa barrial montevideano. Al finalizar el álbum, nos topamos con “Candombecito que invoqué”, que lleva muy bien el diminutivo, porque es un candombe donde el pulso rítmico de ese género no es tan explícito como en el que lo abre (que incluye la santísima trinidad de los tambores candomberos: chico, repique y piano). El final es con la canción que da nombre al álbum, cuya melodía vocal –y su textura dada en la mezcla– tiene un vaivén hipnótico digno de destacar y escuchar.
The Who with Orchestra: Live at Wembley, de The Who
Hace 20 años que The Who es oficialmente el dúo conformado por Roger Daltrey y Pete Townshend, pero eso nunca les impidió seguir girando y sacando material, apoyados por músicos de sesión, invitados o lo que sea. Es así que la banda acaba de lanzar un disco en vivo que registra el concierto que brindó en 2019 en el estadio de Wembley, recinto londinense en el que no se presentaban desde hacía 40 años –aunque está en el mismo lugar que el anterior y se llama igual, no es tan legendario como el de otrora–, junto con la Isobel Griffiths Orchestra.
Se trata de dos discos, de más de hora y media en total, que incluyen varios de los inoxidables éxitos de The Who y más, y no siempre con la orquesta. Hay versiones de estética musical y sonora bastante alternativa a las originales, como la del himno “Won't Get Fooled Again”, puramente acústica, solo a dúo –Daltrey y Townshend, obvio–, y la siempre emotiva “Behind Blue Eyes”, que cierra el primer disco, gana todavía más emotividad con los lacrimógenos arreglos de cuerdas. Pero hay otras que deben sonar lo más parecido a las originales, porque de lo contrario sería un sacrilegio, y esa es “Baba O’Riley”, que sigue manteniendo la misma fuerza de siempre, aún cuando Daltrey ya no tenga toda la potencia de hace medio siglo como para cantar aquello de “Out here in the fields / I farm for my meals / I get my back into my living ".