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Exposición Muhvich.

Foto: Martín de Rossa

El Proyecto engrama 12 años usa software para encontrar patrones en los premios y exposiciones de arte uruguayo

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La investigación de Vladimir Muhvich se expone en el espacio Obrador.

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Proyecto engrama 12 años es la muestra de Vladimir Muhvich que se expone en Obrador, un nuevo espacio para la difusión de las artes visuales. Se trata de una investigación que recoge 12 años de trabajo continuo –y que sigue en curso– en la que el artista, conservador e investigador se pregunta acerca de la representación visual de las colecciones de arte.

Su trabajo, que aúna arte, ciencia y tecnología, comenzó en 2011. Mediante la utilización de herramientas informáticas y modelos matemáticos, Muhvich analiza y busca patrones de comportamiento cultural en las artes visuales con una idea central: “Toda colección de arte tiene una morfología latente, específica y única, definida por los contenidos constitutivos de los objetos que la conforman”.

La investigación parte del concepto de engrama. Un engrama es “la huella que deja en el cerebro la experiencia que tiene un ser vivo con el exterior. Un rastro de información biológico que tiene la capacidad de guardar la información y de devolverla cuando se la necesita”, explica el artista. El concepto surgió en las ciencias biológicas y el historiador del arte Aby Warburg lo trasladó al ámbito cultural en Atlas Mnemosyne (1929). El proyecto de Muhvich retoma la noción de engrama cultural, que busca los patrones que se repiten en la historia de Occidente, y también recupera el concepto proveniente de la biología: “Se trata de buscar cuáles son los engramas o las huellas que marcaron la validación en el campo del arte oficial y generar objetos materiales que tengan la capacidad de replicar esa información, parecido a la huella biológica. Estos objetos tienen la capacidad de contener información y desplegarla”, dice Muhvich.

¿Qué forma tiene una colección?

La investigación de largo aliento consta de tres etapas. La primera, que se expone en la parte baja de la sala, se pregunta si las colecciones de arte pueden tener una forma y, en tal caso, qué forma adopta una colección nacional. A partir de allí surgen un conjunto de obras materializadas entre 2014 y 2019.

La primera consta de las representaciones gráficas e impresiones 3D que realizó Muhvich, con la ayuda de un software, a partir del análisis de los catálogos de los 15 Salones Nacionales que se montaron desde 1939 a 2012 (hubo una interrupción entre 1985 y 2001). De esta manera, confeccionó una suerte de cartografía o constelación tridimensional que permite observar el tipo de obras que la componen y su variación a lo largo del tiempo. En estas representaciones se observa un patrón morfológico que se correlaciona con un patrón en la premiación y la validación del arte. Así el objeto se convierte en un objeto de arte crítico (objeto-documento) que aporta y despliega información desde una revisión crítica.

El trabajo permite arribar a ciertas conclusiones. Para empezar, en las primeras cuatro ediciones de la premiación (1939, 1945, 1956 y 1960), las obras se componen mayormente por pintura al óleo, escultura y bajo relieve, dibujo, grabado. En 1964 aparece por primera vez un collage —técnica que existe en el campo del arte desde 1912—, que se cuela en la categoría Dibujo, porque se trataba de un dibujo sobre collage de Luis Solari.

A fines de la década de 1960, Julio María Sanguinetti (entonces presidente de la Comisión de Bellas Artes), señaló que debía revisarse la estructura del premio ya que posiblemente existieran otros formatos de arte que no estaban siendo considerados. Desde ese momento, se sacan las categorías de los catálogos y efectivamente, los ajustes se reflejan en las ediciones de 1968 y 1971, en las que ingresan nuevos formatos al Salón Nacional. Dato no menor: en los Salones que se realizaron durante la dictadura (1974 y 1976) se observa un retorno a la forma tradicional, dado que el catálogo vuelve a subdividirse en categorías artísticas y la representación gráfica de estos coincide en gran medida con lo que sucedía en las primeras ediciones de los salones.

Desde 2001, en cambio, la morfología se amplió: año a año ingresaron nuevos formatos y medios al premio, y el espacio de la escultura y la pintura fue decreciendo. Como reacción, señala Muhvich, los organizadores incorporaron el Premio de Pintura Julio Alpuy en 2012. Pero como contrapartida, con la creación de esta categoría especial, algunos artistas consideran que puede que el primer lugar no lo gane la pintura, ya que ahora cuenta con una sección específica.

En definitiva, lo que todo este proceso pone en evidencia y patenta es que “La validación está permeada por todo lo que sucede en el contexto”, según Muhvich. “Es lo que plantea la sociología del arte: cuando se valida un objeto no sólo es por el objeto en sí, sino por las tensiones que están a su alrededor, que tienen que ver con lo social, lo político y lo cultural”, declara el artista y concluye: “Cuando se genera una estructura de premio encorsetada ya a priori se valida una forma encorsetada, cuando se lo deja abierto pueden entrar otros formatos”.

Exposición Muhvich.

Foto: Martín de Rossa

Tipos de obras, tipos de espacios

En la segunda etapa del proyecto se desarrolló la aplicación Oppamev –sigla de Ontología de Percepción de Piezas de Arte en Modelos Evolutivos de Visualización– en conjunto con la Facultad de Ingeniería de la Udelar. La herramienta permite ingresar los datos de un conjunto de obras, exposición o colección (muestra, pieza, dimensiones, soporte, percepción, familia de producción y fotografía) y devuelve un reporte a modo de ficha técnica de cada pieza y una representación gráfica del conjunto a partir de la teoría de grafos, en la que un nodo es un punto que contiene información y cada arista une un nodo con otro.

A partir de la aplicación, el artista realizó dos observatorios: uno en la ciudad de Montevideo y otro en la ciudad de Bahía (Brasil), entre 2018 y 2023. En Montevideo analizó las obras expuestas en algunas de las salas de la ciudad: el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV), el Espacio de Arte Contemporáneo, el Centro de Exposiciones Subte y el Centro Cultural de España (CCE), para ver qué forma arrojaba cada espacio. Los resultados ponen en evidencia que algunos de estos tienden a mostrar obras en formatos más tradicionales –como el MNAV–, mientras que otros suelen asociarse con una morfología más amplia y variada –como el CCE–. La comparación entre ciudades también es reveladora, ya que permite trazar correspondencias morfológicas entre el MNAV y el Museo de Arte Moderno de Bahía: ambos espacios parecen ser menos permeables a los nuevos formatos de arte y exponer obras más tradicionales.

A su vez, se hizo una plataforma web que funciona a modo de archivo digital, donde se encuentra la información relevada por el proyecto en dos formatos: un archivo digital 3D interactivo y un reporte en pdf.

Otredad sesgos y fisuras

En la tercera etapa del proyecto se revisa y analiza las flaquezas, limitaciones y puntos ciegos de la investigación. En el transcurso de la investigación, Muhvich ha notado la continua presencia de “otros”: formatos y elementos que caen fuera de las posibilidades taxonómicas e incluso terminológicas disponibles en el campo de las artes visuales, tanto en la práctica como en la investigación. A partir de todo lo que no entra en una categoría es que el artista indaga el borde de las formas y se pregunta: “¿Qué representan entonces los espacios vacíos, sin “nada” de información fuera de las visualizaciones?”

La pregunta guía una serie de obras en óleo que trabajan y cuestionan estos límites. Según el artista, “tiene sentido que el arte no se deje agarrar y ceñir, y tienen que existir espacios en los que no hay un nombre”. Frente a esto, para Muhvich, se volvió necesario “conocer la forma a partir del vínculo con el afuera, y ese vínculo no puede estar mediado por la tecnología; tienen que estar únicamente el ojo, la mano y el pincel como elementos sensibles para acercarse a lo desconocido”.

En este mismo marco se generan varios encuentros críticos para activar y poner en diálogo el Proyecto engrama desde diferentes enfoques y disciplinas. El 31 de agosto, por ejemplo, habrá una charla de análisis crítico desde la perspectiva de género, afrodescendencias, disidencias y decolonial o de pueblos originarios. Con esto se busca generar una discusión sobre cómo nombrar y desde qué lugar se debe –si es que corresponde– realizar esta catalogación. “Todo lo que no se nombra parece que no existiera, es necesario nombrarlo; pero la acción de nombrar es violenta, y más desde mi lugar”, reflexiona Muhvich.

Obrador: un nuevo lugar para las artes visuales

Ubicado en un antiguo depósito de La Comercial (Joaquín Requena 1991) –a unas pocas cuadras de la terminal Tres Cruces–, Obrador es un espacio independiente para la promoción y difusión de las artes visuales, que busca promover e impulsar la producción cultural multidisciplinar y apoyar el desarrollo de las carreras profesionales de artistas jóvenes y emergentes. Este hangar de doble altura ofrece un ambiente abierto, flexible y funcional para propuestas y actividades de diversa índole. Inauguró en marzo de 2022 con una exposición colectiva de artistas uruguayos. Actualmente alberga la muestra de Vladimir Muhvich, para setiembre tienen planificados diversos eventos puntuales y en octubre inaugura otra exposición colectiva.

Proyecto engrama 12 años, en Obrador (Joaquín Requena 1991) de miércoles a sábados de 15.00 a 19.00 hasta el 2 de septiembre. Se puede agendar previamente por teléfono al 099 328 875.

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