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Un convoy de metal fernandino en un festival alemán

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Cómo la banda Forastero Western Metal llegó al mítico Wacken Open Air.

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Desde 1990, durante el primer fin de semana de agosto, el Wacken Open Air convoca a más de 50.000 personas en el pueblo de Wacken, en el noreste de Alemania, para disfrutar del encuentro de heavy metal más grande del mundo. Además de los nombres sagrados del género –este año la grilla fue encabezada por Iron Maiden, Dropkick Murphys y Megadeth–, a partir de 2004 el festival incorporó un concurso internacional, el Metal Battle. Así, las 30 bandas ganadoras de los países o regiones concursantes pueden presentarse a la par de sus referentes y competir por el honor de ingresar al podio de cinco ganadores.

Desde 2013, y cada dos años, Uruguay organiza su Metal Battle, al que se inscriben entre 30 y 50 bandas de todo el país. “El único requisito que pide la organización alemana es que la banda no puede tener contrato discográfico vigente”, explica Carlos Musetti, encargado de la organización. Una vez cerradas las inscripciones, un jurado internacional integrado por músicos, periodistas y promotores elige a las 25 bandas concursantes, que compiten en cinco fechas clasificatorias. Los ganadores de cada fecha se enfrentan en una gran final que consagra a la comitiva viajera.

Este año la victoria fue para Forastero Western Metal. Gerardo Raymond en guitarra y voz, César Corrales en bajo, Bruno Abreu en batería y Pablo Píriz en guitarra combinan el heavy metal con las películas wéstern como inspiraciones de su estética y composición.“Hay millones de bandas hoy en día, y para destacar tenemos que hacer algo distinto”, explica Raymond.

“Para la semifinal y la final de Metal Battle sacamos transporte de Maldonado para que la gente pudiera viajar a Montevideo con nosotros. Buscamos la manera de abaratar los costos tocando en la reunión de empleados de una empresa de transporte, e hicimos un video publicitario invitando al público a sumarse a la diligencia. Fue tan importante como maquillarnos, subir al escenario y haber sonado bien”, agrega Corrales.

“Fueron meses de concentración y disciplina, no sólo en lo musical, sino también en organizar nuestras vidas en el caso de que ganáramos. Ahora, el verdadero laburo empezó cuando nos anunciaron ganadores”, acota Píriz.

“Habíamos sacado los pasaportes antes porque teníamos fe, pero empezó todo el tema de juntar la plata para los pasajes. Tuvimos que golpear muchas puertas”, completa su compañero. La edición 2023 del festival comenzaba el 2 de agosto.

En las redes sociales empezaron a presentarse como “la selección uruguaya de heavy metal” y planificaron detalladamente el show alemán. Además de ensayar sin parar, tuvieron que enseñarle algunas frases en inglés a Raymond para que pudiera interactuar con el público.

“Salió todo perfecto”, cuenta Píriz. “Tuve como un mantra tratar de estar presente y mirar lo que estaba pasando para poder recordar que estuve tocando a 12.000 kilómetros de mi casa”. “Las bandas uruguayas que viajaron antes no se habían escuchado muy bien, y fuimos pensando que nos iba a pasar lo mismo, pero llevamos nuestro sistema de sonido, que es particular y descarta el uso de amplificadores, aunque viajamos sin saber si íbamos a poder usarlo. Cuando llegamos, pedimos hablar con el jefe de escenario, le dijimos lo que necesitábamos, y cuando fuimos a enchufar ya estaba todo listo para nosotros. Habíamos entrenado el tiempo de armado, que nos llevaba cinco minutos, y allá nos llevó 30 segundos, tuvimos para probar sonido, y cuando nos tocó salir estábamos cómodos”, apunta Corrales.

Además de tocar, disfrutaron del festival de una manera privilegiada: “Teníamos un ómnibus que nos llevaba desde el campamento al Artist Village, un recinto cerrado para artistas en donde había actividades. Estaban los artistas de los respectivos Metal Battle, pero de repente te cruzabas con Dave Mustaine de Megadeth yendo a comer una hamburguesa. Una vez que descubrimos ese espacio salimos sólo para ver a las bandas”.

“El ambiente era soñado, totalmente festivo. Destaco la oportunidad de tener un intercambio con los músicos; conocer a nuestros ídolos, pero también a gente que está en el mismo nivel que uno. Hay gente que con menos que uno hace maravillas y se lo toma tan en serio que da gusto verlos manifestándose como artistas. Me traje todo eso acá para redoblar las apuestas”, dice Píriz.

Ahora están en “proceso de readaptación” a la escena musical uruguaya, que no es particularmente favorable al metal. “El único poder que tienes es hacer tu música, sacarla y ver dónde tocar. Ahora estamos enfocados en terminar la producción y mezcla del disco para que esté en la calle, tener un motivo para salir a tocar y mostrarlo”, dicen.

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