En la mañana del jueves, en Espacio Colabora, se entregaron los premios a los ganadores del concurso Gigantes de la Lengua, que desde 2021 entrega cada año la revista Gigantes, Ceibal y la Cámara Uruguaya del Libro. En cuatro categorías ―Literario, Periodístico, Científico y Plataforma de Lengua―, este año se recibieron casi 180 trabajos, individuales y colectivos, de escuelas de todo el país, tanto públicas como privadas, de niños de tercero a sexto de primaria. Hubo dos innovaciones respecto de las anteriores premiaciones: premio especial para quienes usen la Plataforma de Lengua para elaborar las obras y otro otorgado por un jurado exclusivamente juvenil.
En un ambiente de alegría y expectación, la sala llena de niñas y niños junto a sus familias y maestras y maestros, se entregaron los premios y se compartió el almuerzo para luego ir todos juntos a Cinemateca a ver la película Mi amigo robot; la salida colectiva era parte de los premios, que se sumó a los diplomas, suscripciones a Gigantes y libros.
“Esta fue la cuarta edición de los premios Gigantes de la Lengua, que nos dio la comprobación de algo que ya veníamos observando: cada año tenemos más y mejores obras, y más diversidad de instituciones. Eso se vio en la entrega de premios, con chiquilines de colegios privados, escuelas públicas y escuelas rurales de todo el país. Tuvimos clases enteras que vinieron desde Maldonado a recibir sus premios, y también participantes individuales que salieron a las cuatro de la mañana desde Rivera para llegar a Montevideo a la premiación”, destacó Martín Otheguy, director de Gigantes, en diálogo con la diaria.
Los premiados
Los encargados de entregar los primeros premios fueron Germán Ares y Juan Alliaume Irurueta, quienes integraron el jurado infantil junto con Clara Rossi. Ambos fueron premiados en ediciones anteriores: Juan el año pasado en la categoría Periodístico y Germán en 2022 en Literario. Clara, por su parte, es lectora y colaboradora de Gigantes desde el inicio y ahora, al cumplir 18, se incorporó al staff de la revista. Juan y Germán hicieron hincapié en la dificultad para elegir un ganador ―mencionaron que se decantó por un punto― y entregaron el premio a Agustina Olivera Piaser, de la escuela 57 de La Teja, Montevideo, por El espejo de las sombras. La mención, que le correspondió a Benjamim Pires Alves, de la escuela 1 José Gervasio Artigas, de Rivera, debió esperar a ser entregada un poco más tarde, cuando el autor del poema Ser scout: una poesía de viaje y descubrimiento llegó tras un largo viaje desde Rivera.
Luego, Dinorah López Soler y Rosanna Peveroni entregaron los premios de la categoría Literario, en cuanto integrantes del jurado. El premio le correspondió a Francesco Cartagena, de la Escuela del Plata, de Ciudad del Plata, departamento de San José, por el cuento ilustrado Raturro y el tour mundial.
En esta categoría ―la más numerosa, que superó la centena de trabajos presentados― se otorgaron cinco menciones. Las integrantes del jurado destacaron tanto la calidad de todos los trabajos presentados, que tuvo como consecuencia la dificultad para elegir un ganador, como la variedad de los textos. La primera mención le correspondió a Julia Carrier, de la escuela 36 Bélgica, del Prado de Montevideo, por el relato breve El hombrecito de la lamparita; la segunda a Bruno Muiño, del colegio Federico García Lorca, de Malvín, Montevideo, por el cuento Viaje a mundo espejo; la tercera a Fabricio Villa y Paula Rojas, de la escuela 88 Edmundo de Amicis, de La Blanqueada, Montevideo, por el cuento Las aventuras de Juancho y Mohamed; la cuarta a Guadalupe Colombo, Oriana García, Valentino López, Joaquín Battaglino y Alan Hutton, de la escuela 123 de Los Cerrillos, Canelones, por su cuento Javon y Lupita por el espacio; y la quinta al cuento ilustrado Las piedras dragón, de Emilia Sedano, Federico Botti, Marco Aguilar, Vicente Bianchi y Agustín Felipe Arbo, del colegio Seminario de Montevideo.
Martín Otheguy y Eleonora Achugar entregaron los premios en las categorías Periodístico y Científico. En la primera, Juana Muhammad y Federica Thue fueron galardonadas por su trabajo El mundo de los reptiles, del Instituto Gesseliano de Montevideo. La segunda fue toda del interior del país: el premio les correspondió a las niñas y niños de cuarto y quinto año de la escuela multigrado 45 de Playa Verde, Maldonado, por la investigación La magia de los hongos: pequeños gigantes de la naturaleza; la primera mención al grupo de 6º A de la escuela 4 de Florida por Científicamente energizante, una investigación sobre las bebidas energizantes; y la segunda mención fue para segundo y tercer año de Imagine Centro Coeducativo de El Pinar, Canelones, por Niños y niñas vs. microorganismos en los baños.
En el cierre de la ceremonia y antes del almuerzo, Achugar entregó el premio en la novel categoría Plataforma de Lengua, que correspondió a Juana Delfina Rodríguez Cuña, de la escuela 4 Artigas de Cordón, Montevideo, por ¿En la escuela hay pingüinos?. Las menciones fueron para Ignacio Larrosa, de la escuela 66 Aprender de Ciudad del Plata, San José, por 78% de descuento; Lola Hernández Vidal, de la escuela 140 Mateo Legnani de Santa Lucía, Canelones, por Un estornudo en concierto; y Amalia Vallés, de la escuela 275 de San Ramón, Canelones, por Una mudanza inesperada.
Como evaluación del concurso, Otheguy comentó: “Hay una idea instalada de que los niños y niñas leen cada vez menos y no tienen interés por la escritura, o que están absorbidos solamente por las pantallas, pero esa no es la realidad que muestra este concurso. Vemos creatividad, un buen manejo de las herramientas del lenguaje, entusiasmo y mucha lectura arriba. Los chiquilines se han ganado su derecho a tener un certamen nacional de letras, como tienen los adultos, y a que sus obras se publiquen, como ocurrirá en Gigantes. También se han ganado el derecho a ser jurados. Este año tuvimos por primera vez una categoría entregada por niños, niñas y adolescentes, que se manejaron con tremendo profesionalismo para establecer los puntajes según los criterios asignados por las bases del concurso y discutir las obras ganadoras. Como en todo concurso, hay obras que son elegidas y otras que no, pero creo que el proceso es enriquecedor y vale la pena para todos los chiquilines (que reciben una devolución crítica de sus obras si así lo desean), así que los animamos a seguir participando en las próximas ediciones”.