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Enero + vacaciones = playa + lecturas

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Una pequeña selección de libros veraniegos.

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Enero es mes de vacaciones para mucha gente. Seguro, lo es para las niñas y niños, que no tienen clase en la escuela. Se vaya o no, la playa es el paseo que más se identifica con la temporada estival, que se enmarca en un campo semántico que bien puede incluir paseos en el bosque, noches estrelladas y casas en lo alto de los árboles. Es, ni más ni menos, un tópico ineludible al pensar en la temporada estival.

Universos múltiples

Una buena manera de empezar a entrar en tema puede ser sumergirse en Las reglas del verano, del australiano Shaun Tan (autor, entre otros, de El árbol rojo y Emigrantes, galardonado por su trayectoria con el Astrid Lindgren en 2011 y ganador de un Oscar a mejor cortometraje animado por la adaptación de su libro La cosa perdida). “Cada una de las imágenes puede verse como un capítulo de un cuento que no está escrito y que sólo la imaginación del lector puede elaborar”, dice Tan sobre este libro que desafía al lector con la apertura de lecturas que ofrece y la apuesta a la fantasía de los universos que plantea. Cada capítulo presenta una regla que los dos niños protagonistas aprendieron durante el verano: “Nunca dejes un calcetín rojo en el tendedero”, “nunca te comas la última aceituna en una fiesta”, “nunca pises los caracoles”; enigmáticas y poderosas, lejos de conformar una historia lineal, trazan unos espacios oníricos y desolados que convocan a un tiempo a la evocación y la imaginación.

Las reglas del verano, de Shaun Tan. Bárbara Fiore. $ 1.100.

Lo del título

Dos libros muy diferentes llevan por título, precisamente, Vacaciones. Por un lado, el del francés Blexbolex publicado por Libros del Zorro Rojo, es una novela gráfica de ilustraciones vintage, texturadas, en las que el color, de tonos más bien apagados, invade toda la página y no da respiro. “Las vacaciones estaban a punto de terminar, lo tenía todo: el sol, los campos, el jardín y el lago, sólo para mí. Pero entonces, el abuelo invitó a ese patán…”. El texto de la contratapa, que da voz a la protagonista, presenta la situación en la que unas vacaciones en el campo de una niña con su abuelo, a quienes se suma un visitante singular, alternan momentos idílicos y algo pesadillescos, brillantes y oscuros, que, en la ausencia de palabras que pauten una historia, abren una multiplicidad de derivas e interpretaciones.

El libro homónimo de Silvina Rocha y Cucho Cuño, de la editorial argentina Del Naranjo, presenta las vacaciones de tres amigos –una llama, un zorrillo y un tucutucu– para cumplir el sueño de la primera de conocer el mar. Los tres animales salen de Tilcara, en el norte argentino, y se dirigen a Mar del Plata, un trayecto que les presenta dificultades que los obligan a tomar decisiones para poder lograr su objetivo, en función de las características de cada uno. La ilustración recurre al fondo blanco y el trazo rápido en negro apelando a los colores básicos para caracterizar a cada personaje en sus diferencias y para mostrar la travesía, que se convierte en una oportunidad de afianzar su amistad. Los textos son líneas precisas que juegan con los contrastes y el humor, también con una mirada cómplice y poética; un libro ideal para los más chicos.

Vacaciones, de Blexbolex. Libros del Zorro Rojo, 2017. $ 1.260.

Vacaciones, de Silvina Rocha y Cucho Cuño. Del Naranjo, 2022. $ 590.

Arena en la mano

En la playa que presenta el valenciano Ximo Abadía el mecanismo es la acumulación: todo lo que puede encontrarse en la playa, las maneras de llegar, las cosas que se pueden hacer. En la ilustración, de colores saturados que parecen captar y reflejar toda la luz del sol, la geometría se ofrece como recurso para jugar con la página como espacio donde la playa se abre entre las manos del lector que sostiene el libro: está ahí con su colorido y su amplitud, el cielo abierto, el horizonte que organiza la mirada. “Aquí viven el mar y las sombrillas. Aquí juegan las olas con los peces, el sol y las gaviotas”, resume el texto de la contratapa, que apenas esboza la multiplicidad de posibilidades que se enumeran a lo largo del libro. La playa de Ximo Abadía es, ni más ni menos, el lugar del disfrute.

La playa, de Ximo Abadía. Zahorí, 2022. $ 960.

Espuma clásica

Este libro de la reconocida autora surcoreana Suzy Lee es un clásico y ha sido reconocido en 2008 con la Medalla de Oro que otorga la Sociedad de Ilustradores de Estados Unidos y al año siguiente con el Premio Álbum Ilustrado por el Gremio de Libreros de Madrid. Con una ilustración de extraordinaria simplicidad en dos tonos y con un trazo rápido que capta a la perfección el movimiento de las olas, este libro silente escenifica una tarde que pasa una niña en la playa. Las olas van y vienen, y en su perenne movimiento establecen un contrapunto con la pequeña que las observa desde la orilla y juega con ellas, acompañada (y emulada) por cuatro gaviotas que parecen ser las únicas habitantes de la enorme playa. Correr, saltar, dejarse revolcar por la ola y recoger el tesoro de caracoles que esta trae forman parte del universo de posibilidades de esa particular comunión con la inmensidad de la naturaleza. No hay palabras, pero tampoco silencio: el ruido del mar, los gritos de las gaviotas, la carcajada de la niña, el susurro de la espuma están ahí para ser descubiertos.

La ola, de Suzy Lee. Bárbara Fiore. $ 990.

Un pingüino uruguayo

En 2020, la editorial Lumen presentó en sociedad su colección Komorebi, en la que proponía álbumes ilustrados de autores uruguayos. Uno de los títulos era Frío en la playa, de Leandro Mangado. Una mujer encuentra un pingüino en la orilla del mar, intenta reanimarlo y enseguida se congregan varias personas para ayudarla. El humor, lo fortuito como elemento clave y ese frío que trae el pingüino para plantear una serie de preguntas –¿cómo llegó?, ¿cómo es posible ayudarlo?– se dan la mano en este cuento que el autor define como “un libro silencioso”, en el que no hay palabras pero las imágenes son elocuentes: casi es posible escuchar los diálogos en medio del murmullo de las olas. La solución la viene a traer una niña, producto de un azar, de un error (un tropiezo).

Frío en la playa, de Leandro Mangado. Lumen, 2020. $ 580.

Barón rampante

Cómo hacer una casa en un árbol no ocurre, es evidente, en la playa. Tampoco es seguro que sea verano. Sí hay un aire de vacaciones. Por lo menos, a tiempo libre, naturaleza y esparcimiento. Tiempo compartido con amigos al aire libre, fuera de la urbanización. Desde las guardas se pone al lector en ambiente: detalles, elementos, posibilidades. A lo largo de las páginas se ofrecen recomendaciones en una suerte de manual de instrucciones que, sin embargo, muestra la hilacha con los “quizá”, “tal vez”, “puede ser que”. Las posibles casas del árbol se van complejizando, sumando comodidades y atributos. “Todo lo que se necesita para hacer una casa en un árbol es tiempo, y mirar hacia arriba”, concluye esta historia que es, también, una celebración de la imaginación.

Cómo hacer una casa en un árbol, de Carter Higgins y Emily Hughes. Libros del Zorro Rojo, 2018. $ 980.

Paquidermo compatriota

Una tarde de verano, un elefante se da un baño en el río, pero ocurre algo inesperado: sus calzoncillos desaparecen de donde los dejó. Esa anécdota sencilla es el disparador de una historia en la que la búsqueda se repite una y otra vez y se van sumando animales a la búsqueda. Los estribillos, la rima y una cuota de humor se dan cita en este cuento en el que lo inesperado –y la solución del enigma– viene de la mano de la maravilla. La dupla Brown-Echeverría (Así reinaba el rey reinante, Adelaida 365, Manual de belleza animal) regala un trabajo delicado, que funciona con precisión, en el que el ritmo lo pone la repetición, por la que la escena se recrea con variaciones, una y otra vez. Ideal para los lectores más pequeños.

Una tarde de verano, el elefante, de Virginia Brown y Valentina Echeverría. Alfaguara. $ 520.

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