La experiencia de visitar un museo es irremplazable, como demostraron las decenas de miles de personas que se movilizaron por todo el país en la más reciente edición de Museos en la Noche. Sin embargo, pararse frente a la obra de algunos artistas puede representar un esfuerzo económico demasiado grande, y exposiciones itinerantes, como Picasso en Uruguay, que llegó al Museo Nacional de Artes Visuales en 2019, no se dan con tanta asiduidad.
En ese marco, que se repite en diferentes partes del mundo, es que se han popularizado en los últimos años las experiencias inmersivas, en las que la tecnología ayuda a reducir la distancia entre el público y la creación. Los uruguayos ya pudieron disfrutar de un Centro de Arte Inmersivo en 2021, que combinaba diferentes contenidos audiovisuales proyectados en forma envolvente, donde predominaba el trabajo de los impresionistas y posimpresionistas.
Un nombre que se ha repetido en diferentes exposiciones itinerantes de este tipo es el de Vincent Van Gogh. El pintor neerlandés fallecido a los 37 años convoca multitudes no solamente por su trágica historia de vida y la valorización posterior de su arte, sino también porque el tratamiento de la luz y los colores en esas creaciones las vuelven ideales para esta tecnología.
Desde fines de noviembre se presenta en Montevideo Van Gogh: el sueño inmersivo, definido por sus organizadores como una “experiencia de arte digital 360°” que ofrece la “oportunidad única” de entrar en las obras de Van Gogh “a través de proyecciones gigantes en alta definición, sonido envolvente y una puesta multisensorial impactante”.
A raíz del “éxito total” en cuanto al interés de los montevideanos que se acercaron hasta la Rural del Prado, el espectáculo retomará las funciones a partir del 3 de enero y continuará abierto durante todo el mes, de martes a domingos de 15.00 a 22.00, con un último ingreso a partir de las 21.00.
Foto: S/d de autor, difusión
La exposición abarca más de 1.000 metros cuadrados que convierten a las paredes, el piso y el techo en lienzos digitales donde cobran vida más de 200 obras icónicas del neerlandés, que incluyen a La noche estrellada, Los girasoles o El dormitorio en Arlés. “La experiencia se completa con una banda sonora original compuesta especialmente, que aporta profundidad emocional y una serie de espacios interactivos para todas las edades”.
Entre los espacios interactivos se encuentra una sala de hologramas que expande el universo visual del pintor, una sala de girasoles infinitos en donde los visitantes se verán rodeados de las icónicas flores, un espacio de dibujo para la creación de versiones propias de las obras, y una recreación a escala del mencionado dormitorio de Van Gogh en la ciudad francesa de Arlés.
Foto: S/d de autor, difusión
Desde la producción se hace hincapié en que “cada visitante puede moverse con libertad y elegir desde dónde mirar, caminar o simplemente dejarse envolver por la narrativa visual”. Para generar la sensación de inmersión total en el universo pictórico de Van Gogh, se presenta “un recorrido sin barreras ni marcos: la pintura cobra movimiento, y el espectador se convierte en parte del paisaje”.
El espectáculo está catalogado como apto para todo público y los menores de hasta dos años no pagan entrada. Los menores de entre 3 y 12 años pagan una entrada de 590 pesos, mientras que desde los 13 años se abona la entrada de adulto a un costo de 890 pesos. En el sitio de Redtickets también se ofrecen paquetes familiares (dos entradas de adulto y dos de menor) y grupales (cuatro entradas de adulto) a precios promocionales.
Foto: S/d de autor, difusión
Van Gogh: el sueño inmersivo. Rural del Prado, entrada por Av. Buschental. Desde el 3 de enero de martes a domingo de 15.00 a 22.00. Entradas en Redtickets.