No importan los gustos y no importa la orilla del Río de la Plata. Quien haya vivido en la década de 1990 por estos lados, obligadamente escuchó por lo menos dos temas de Los Ratones Paranoicos: “Vicio”, que fue cortina de Video Match, cuando el programa de Marcelo Tinelli estaba en su pico de popularidad, y “El rock del pedazo”, un hit que conquistó las radios, a pesar de –o gracias a– su letra, que hablaba, con apenas disimulo, de una transacción fallida con sustancias entonces ilegales.
Son sólo un par de mojones de una carrera plagada de momentos altos que, si le creemos al almanaque, comenzó en 1983 y pronto parió dos discos de culto, Ratones Paranoicos, en 1986, y Los chicos quieren rock, dos años después. La década de 1990 los arrimaría al estrellato, y vendrían éxitos como “Cowboy”, “Carol”, “Para siempre” y “Sigue girando”, por nombrar los que vienen de memoria. En total, lanzaron 37 discos, entre material original, recopilaciones, regrabaciones y discos en vivo, incluido un unplugged para MTV.
Esa década también les abriría un puente de oro al norte; hay leyendas sobre los excesos de los Ratones en estudios de grabación estadounidenses que dan cuenta, también en este plano, de su reverencia por la vida y obra de los Rolling Stones, aunque tal vez la clave del fenómeno Ratones haya que buscarla en su peculiar conciliación de la pureza rockera con los obligados, aunque no obvios, elementos locales de sus creaciones.
El año pasado, los Ratones estuvieron en Montevideo como parte del festival Cosquín Rock, en lo que se anunciaba como el preámbulo de la despedida, que incluyó un megarrecital en el estadio de Vélez en setiembre. Hace unos meses, sin embargo, decidieron ampliar ese adiós con un recorrido por varias ciudades –y continentes– que merecían presenciar un rito rockero más. La gira Última Ceremonia llega a Montevideo este sábado 3 de mayo, al escenario techado Limbo Park, emplazado en el Velódromo del Parque Batlle.
Sobre ese show inminente hablamos con el tan caricaturizado como inimitable Juan Sebastián Gutiérrez, Juanse, voz y guitarra de unos Ratones que desde hace un buen tiempo volvieron a su formación original, la de Pablo Memi en bajo, Sarcófago en guitarra y Roy Quiroga en batería.
¿Es posta la última gira esta?
Sí, es posta. En todos los lugares donde tocamos y donde fuimos es posta. Venimos de una gira por Europa, y ahora en junio vamos de gira a Estados Unidos, vamos a tocar en Corrientes, en Chaco, en Posadas, en lugares donde hace un montón que no tocamos.
Es raro que una banda como ustedes decida parar para siempre.
Hay que ver cómo se van desarrollando las cosas que vos vas planeando, y en la medida que se puedan realizar, se realizan. Vamos por 40 años. Sabemos cuándo hay que distenderse.
La primera vez que vinieron a Uruguay, creo que en 1986, estuvieron en el programa El Subterráneo, que conducía Daniel Figares. En la entrevista dijeron algo que me impresionó: que eran la primera banda de rock and roll de Argentina. Que antes de ustedes, de repente alguno había “embocado de casualidad” algún elemento de rock, pero que ustedes eran los primeros. ¿Cómo te suena hoy eso?
En realidad, yo lo que quise transmitir fue que fuimos los primeros en mostrar este tipo de estructura. Si vos te fijás bien, hasta que aparecimos nosotros, antes de eso no había nada parecido a nosotros. Si no, no hubiéramos tenido espacio, ni lugar, ni convocatoria. O sea, hubiera sido algo más, como es ahora. Suponete que surja ahora un supermegacantante de rap. Y bueno, ya hay millones de cantantes de rap. Si es excelentemente superior a todos, se va a notar, pero él no va a poder negar que tomó sus raíces de lo que fue la explosión del rap en la década tal. Nosotros, en realidad, lo que hicimos fue siempre tocar rock and roll. Y nuestras influencias son Chuck Berry, Faces, Stones, Sex Pistols, sobre todo. Mucho más Sex Pistols que el resto de las bandas. Después fuimos modelando con nuestra propia personalidad. Porque si vos escuchás los discos y los comparás con temas de los Rolling, lo único que tienen de parecido es que es rock and roll. El rock and roll tiene una estructura ABC...
Pero en Argentina había muchos bluseros que usaban esas armonías. Incluso ustedes terminaron tocando con ellos y versionando a algunos, como Pappo.
Bueno, busquemos a ver dónde estaban cuando nosotros empezamos. Nosotros hacemos blues, hacemos rock and roll. Fuimos la primera banda de rock and roll masiva. De rock and roll real. O sea, sin meter murga ni folclore en el medio de los temas. Yo creo que ese es el mérito que nos podemos adjudicar. Sin ser soberbios, pero también poniendo las cosas donde tienen que estar.
Seguro. Otras de las cosas que decían en aquel tiempo los mostraban como contrapuestos a otras figuras. Por ejemplo, lo que cantás en “Sucia estrella”. Había como una farándula y ustedes estaban afuera, ¿no?
Sí, igual en el contenido las canciones son muy diferentes a lo que la gente cree. Nosotros estábamos en una etapa en que el significado de las letras lo dejamos al criterio del que las escucha. Y está bien. Cada uno va moldeando su propia forma de comprenderlas.
Igual es notable que ustedes, con esa actitud rockera, un poquito punk, como decís vos, después hayan trabajado con mucha de esa gente, ¿no? A los pocos años tocaban “Sucia estrella” con Spinetta, por ejemplo.
Nosotros no teníamos problemas con nadie. Yo grababa con todo el mundo. O sea, eso no tiene nada que ver con el contenido de lo que es nuestra trayectoria discográfica. Que ahí es donde se ve realmente lo que la banda contiene, el contenido musical de la banda.
No les faltan los hits y en los recitales no dejan a nadie con ganas.
Estamos obligados, una vez que alcanzamos la masividad, a hacer temas que se destacan dentro de nuestra discografía. Y cuando vos vas a dar un concierto multitudinario, como el que dimos en Vélez o en cualquiera de los festivales donde estuvimos, y mismo en los Rivers con los Stones, o en el Estadio Nacional en Chile, cuando yo vengo al escenario y me pongo a tocar temas que no tuvieron difusión, que a mí me encantan y son mis preferidos incluso, pasa que podés llegar a hacer que la gente se vaya defraudada. Porque, “ah, no tocó el 'Rock del gato'. Si yo no llego a tocar el 'Rock del gato' en un show, me tiran un ladrillo en la frente. No es tan complicado.
Foto: difusión
¿Recordás algún momento en el que hayas percibido que la banda ya era masiva? ¿Algún instante que vos hayas dicho: “La pegamos, ya estamos del otro lado, no somos under"?
Lo nuestro fue más gradual. Lo que sí fue un antes y después. Hace muchos años estábamos en una convocatoria de un promedio de 700, 800 personas, que no es nada despreciable. Pero me acuerdo que de una semana a la otra nos llamaron para tocar en el club de Temperley, acá en Buenos Aires, y había 3.000, 4.000 personas. Y nos miramos y vimos que evidentemente ya no podíamos volver a tocar a ese pub donde íbamos a tocar y lo reventábamos. Obviamente, ahora había que seguir para arriba.
Ese gran momento durante la década de los 90 también coincide con una época en la que en Argentina en general, podemos decir, "había plata". La época del dólar 1 a 1 con el peso, para ser más claros. ¿Vos a veces pensás en eso? ¿Cómo esa situación económica les posibilitó ir a grabar al exterior?
No, eso es relativo. Nosotros ya al principio de los 90 estábamos saliendo. Vos pensá que en noviembre de 1990 se sumó a la producción [del disco Fieras Lunáticas ] Andrew Loog Oldham, que fue determinante. En mi opinión, ese es el motivo por el que los discos nuestros se siguen escuchando. Ahí fue donde empezamos a explotar. La crisis afecta a un sector de la sociedad. La parte artística es un momento para aprovechar y surgir. Siempre en las crisis, cuando están todos quejándose, de malhumor y bajoneados, si vos tenés una buena idea, eso es lo que va a hacer que te distingas del resto.
¿Y vos ves a alguien en esa situación hoy? ¿Alguien surgiendo? ¿O no te interesa?
No, yo la verdad que no estoy al tanto de todo lo que está pasando porque es descomunal. Es inabarcable. Todos los días surge un artista nuevo. Todos los días aparece un proyecto nuevo. Todos los días aparece un megaestilo. Bueno, nosotros hacemos rock and roll. Entonces, en base a eso creo que Black Crowes es una gran banda que todavía se mantiene. En Inglaterra está Liberty, Slayer Machine, qué sé yo. Son bandas muy buenas que están siguiendo la línea de White Stripes.
Pero en Argentina, que desde acá por lo menos se ve en medio de una gran crisis, ¿ves a algún artista que está aprovechando para dar su mensaje?
Bueno, sí, hay bandas que se siguen manteniendo. Están Guasones, Jóvenes Pordioseros, Quimera, que es una banda que tiene trayectoria, pero que está empezando a emerger de nuevo. Bueno, son bandas de rock and roll, ¿no?
Me imagino que, como católico y como argentino, te debe haber afectado la muerte de Francisco.
Y claro, ¿cómo no me va a afectar? Yo tuve muchos encuentros. Fue una personalidad, para nosotros los católicos, fundamental. De todos los papas con los que yo viví hasta ahora, obviamente es el que ha marcado un antes y después en el manejo, en la conducción de la fe. Ha cambiado todo en la estructura conservadora e impenetrable de lo que era la iglesia católica. Y está el amor que brindó hacia la gente hasta su último momento. Fijate que el día anterior estaba ahí en la plaza saludando y bendiciendo a la gente, al pueblo.
¿Esperás algo del próximo papa o no pensás en esas cosas?
No, espero. Espero que lo elijan. Y entonces veremos qué curso va a tomar la iglesia a partir de ahí.
¿Tenés algún recuerdo de cuando venías a tocar solo a Uruguay y te armaban una banda en el boliche Viejo Jack?
Sí, por supuesto. El Viejo Jack de Marcel Forján, que se metía en la batería. La pasábamos muy bien. Fue una muy linda época.
He visto a los Ratones en distintos tipos de escenarios. Una cosa notable es que desde tu primera nota de guitarra la banda arranca y ya está armada. Normalmente, pasa un tema entero, o a veces más, para que una banda empiece a sonar empastada.
Es que nos fascina ensayar. Nos encanta tocar, nos gusta escuchar, nos gusta mezclar, ir al estudio, nos encanta todo eso.
Me parece entonces que van a seguir, que no es la última gira.
Bueno, son presentimientos que vos tenés. Y está bien, está bien.
Ratones Paranoicos, Última Ceremonia 2025. Sábado 3 de mayo a las 21.00 en Limbo Park. Entradas $ 2.220 y $ 2.720 en Redtickets.