Impactante triunfo de Wanderers en el Parque Central por 4-1 en un atractivo encuentro que tuvo muchos cambios de ritmo, dinámica y altísima efectividad y temple del equipo del santalucense Román Cuello, que perdiendo y siendo superado dio vuelta el trámite de manera inapelable. Fue un gran encuentro. Solo iban 10 minutos cuando el olimareño Octavio Rivero la apretó de derecha, cruzado y la mandó al fondo de las redes poniendo a los tricolores 1-0.
Unos segundos atrás el equipo de Eduardo Domínguez había tenido su primera jugada de gol con una habilitación de Gustavo Lorenzetti al canario Matías Zunino, a quien in extremis le desviaron el remate, y de ese córner vino la enorme atajada de Ignacio de Arruabarrena a Seba Fernández, que tuvo la enorme tranquilidad, frente a la frustración del gol que no fue, de levantar la cabeza y habilitar a Rivero que definió con justeza. Casi de inmediato, otra vez De Arruabarrena salvó el segundo tricolor, y después el Chori Gonzalo Castro enganchó de derecha a izquierda y sacó terrible zurdazo que le sacó lascas al caño wanderista. Todo eso en 5 minutos en los que después del gol Nacional fue una aplanadora.
Fue un buen lapso de ese primer tiempo, hasta que Wanderers se volvió a soltar, siempre con gran trato de pelota. Pusieron a correr a Christian Bravo por derecha, y se complicó para Nacional. En la primera, cuando entraba libre al área le cobraron un fuera de juego inexistente, y en la segunda se hamacó a velocidad, se metió al área y lanzó una bocha atrás que después de un quite cayó en los pies de Ignacio María González, que la apretó y empató. Tan solo 3 minutos después metieron una pelota en profundidad para el floridense Rodrigo Pastorini, que con exquisita repentización se la puso por arriba a Esteban Conde para anotar el impensado 2-1.
El partido tomó un efecto péndulo, y minutos después en un par de oportunidades Wanderers estuvo muy cerquita del tercer gol en una cruzada definición de Nicolás Albarracín. Quedaba por contar aún el tercero de Wanderers, que fue otra vez de Pastorini, que en posición dudosa recibió de un rebote y fusiló a Conde. Casi nadie en el Parque Central podía pensar a las 20.50 que Wanderers se iría al descanso 3-1, cuando 15 o 20 minutos atrás parecía que sería Nacional el que se iría con luz arriba. El arquero de Wanderers había hecho la mayor diferencia, y sus compañeros los goles.
Si no lo vieron, difícilmente ustedes puedan imaginar lo explosivo que fue el segundo tiempo, particularmente en su arranque, cuando Nacional buscó de todas maneras el descuento, y Wanderers contestaba de contragolpe. En los tricolores entraron Mathías Cardacio y Santiago Rodríguez, y se multiplicaron los ataques y las enormes atajadas de Nacho de Arruabarrena. Fueron una decena de tiros de esquina bordeando el descuento, pero también 4 o 5 contragolpes de Wanderers, hasta que le quedó al Cangrejo Javier Cabrera, que con absoluta precisión se la pudrió contra el palo a los defensas de Nacional que pretendían completar la gran atajada anterior de Conde. Iban 37 del segundo tiempo cuando llegó el cuarto gol de Wanderers -el tercero floridense- , y dejó definitivamente cerrado el triunfo de los bohemios. Partidazo, con etiqueta de gran triunfo de Wanderers mucho más que de fea derrota de Nacional.