Peñarol consiguió una gran victoria en Río de Janeiro derrotando a Flamengo por 1–0 con gol de Lucas Viatri, y alcanzó el liderazgo del grupo con 6 unidades, las mismas de su vencido pero con un gol más a favor. Fue un triunfo histórico, conseguido con un trabajo muy esforzado y pensado.
En Brasil la noticia era que Bolsonaro en Israel dijo que los nazis eran comunistas, y lo explicó diciendo que el partido de Hitler se llamaba Nacional-Socialista. En Uruguay la confesión del brutal crimen y su ocultamiento por parte de los militares en 1973 de Roberto Gomensoro parecía ser nada, y mucho peor según el direccionamiento que le daban al tema, habría sido la ausencia de eficacia de la acción de presidencia. En ambos países con cultura futbolística, el tema del fútbol era Flamengo–Peñarol y un inusual e improbable pesto y baile de los cariocas. ¿Por qué alguien que más o menos esté enterado de cómo es el fútbol, y en particular cómo es la historia del fútbol uruguayo podía esperar la anunciada debacle de Peñarol? No tiene mucha explicación como no la tiene la falacia de Bolsonaro o la de quienes pretenden desviar el tema de la tortura a negligencias administrativas.
El cuarto de hora inicial mostró un partido mucho más parejo de lo que preveía los críticos, con Peñarol parado con un potente mediocampo que de banda a banda pretendía y lograba cerrar el paso de los rubronegros. Con el paso del tiempo el equipo de Diego López se fue soltando y por las bandas llegó al área flamenguista.
Sobre el final de la primera etapa, Peñarol se liberó de tal forma que Agustín Canobbio tuvo la más clara hasta entonces: en un contragolpe feroz por izquierda, Brian Rodríguez llegó hasta el final de la cancha y metió el centro atrás para la definición de Canobbio, que de manera increíble fue bloqueada por el arquero Diego Alves. El primer tiempo se cerró con una gran acción de Kevin Dawson, impecable en el arco de Peñarol, y una contra de Canobbio a quien no le dio el espacio–tiempo para meter el centro atrás.
La hecatombe
El segundo tiempo mostró a Flamengo mucho más incisivo, quizás por algunas correcciones de vestuario con la muestra de lo que habían sido los 45 iniciales y la propuesta de Peñarol. Fue más incomodo, más insoportable para la solidaria oncena de Diego López, sacudida por la sucesión de ofensivas flamenguistas, y cacheteada por el gol que no subió al marcador de Gabigol Barbosa. Ahí pareció reaccionar Peñarol para volver a salir del peligroso letargo defensivo.
Los aurinegros empezaron a sumar por la izquierda. Lucas Hernández pisó el área contraria con peligro un par de veces, y también por allí llegó casi al gol el jovencito Brian Rodríguez. Logró alejar a Flamengo de los alrededores de Dawson, y empezó a tocar moviendo la pelota en campo contrario.
Ya había entrado Lucas Viatri. El Cebolla Cristian Rodríguez movió con criterio la pelota, y Lucas Hernández, ya con Rodrigo Rojo de auxilio, avanzó y mandó un centro templado que encontró el salto exuberante y el cabezazo preciso, fuerte, seco y al piso de Lucas Viatri, en un gol para el recuerdo.
Hay argumentos suficientes para creer en un equipo uruguayo.