Deporte Ingresá
Deporte

Agustín Bombi, de Colonia, Ricardo Tabaré Mattiauda, de Paysandú, en el Estadio del Club Peñarol, en Tarariras.

Foto: Fernando Morán

Paysandú le ganó 2-0 la primera final a Colonia

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El partido se jugó en Tarariras.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

La primera final fue de la visita. Paysandú consiguió en Tarariras un gran triunfo, con un marcador de 2-0, y se mostró como un equipo sólido, firme y con vuelo. El partido se resolvió en el segundo tiempo. La serie de finales se resolverá en el estadio Artigas sanducero, la semana que viene. Si Paysandú gana o empata, sumará una nueva corona como mejor del interior; si el ganador es Colonia, habrá un alargue que oficiará como tercer partido, sin importar la diferencia de goles en los 180 minutos.

El GPS del sentimiento

Aquí nadie necesita un decodificador para entender cómo viene la mano. No se precisa más que una caminata mansa y tranquila para llegar al estadio con el corazón acelerado. Porque una final no es un partido más: una final del interior es una final de un Mundial. No se precisa nada; apenas, tal vez, un par de indicaciones de la estación de servicio si uno viene del otro pueblo con la esperanza de llevarse la alegría robada a los locales. No se necesita más que ir caminando por la ruta con la silla playera en la mano y con todas las ilusiones.

En el comienzo del partido hubo un gran desborde por la derecha de José Luis Torres, que jugó la pelota para Agustín Bombi, y este, de media vuelta, sacó un derechazo impresionante en el área, que se fue lamiendo el caño izquierdo. Colonia siguió atacando en esos primeros minutos, y un remate de Facundo Rodríguez desde afuera del área estuvo a punto de vencer la valla sanducera –de no ser por el gran arquero Lucas Giossa, que estiró su pierna izquierda, la gente en Tarariras hubiese gritado el primer gol–.

Hay que seguir

En el segundo tiempo los colonienses salieron con la misma tónica de búsqueda del arco rival, pero Paysandú estaba agazapado. A los 11 minutos, un desborde por la derecha de los sanduceros, una jugada bien engarzada por ese lado, terminó en un centro al área y en una media vuelta impecable de Nicolás Duarte que terminó consiguiendo el gol de Paysandú, festejadísimo por la hinchada blanca, que ocupaba ese sector. Ahí sí que se puso picante: los colonienses reaccionaron y desde las tribunas también llegaban gritos para todos lados, fruto, a un tiempo, del disfrute y el sufrimiento de los espectadores.

Colonia buscó, intentó sobreponerse frente al experiente e interesante conjunto blanco, que, a pesar de su juventud, mostró capacidad de manejo colectivo y de los tiempos. Facundo Rodríguez no encontró la luz en su fútbol, de corte muy individualista y personalista; no obstante, en una maravillosa jugada sacó un remate que rozó el travesaño cuando parecía que llegaba el empate. El último cuarto de hora marcó el sitio del área sanducera; los colonienses atacaban por un lado y por el otro, por la derecha con rapidez y efectividad para mandar el centro por la izquierda para buscar la gambeta atrevida de Rodríguez.

Ya en el cierre del partido, cuando iban 44 minutos del segundo tiempo, una vez más intentó ganar el área el sanducero Duarte, pero lo voltearon y generó un peligroso tiro libre que terminó siendo la antesala del segundo gol sanducero. El lateral Guillermo Andrada cruzó la cancha en diagonal. Todos lo esperaban. Fue el único en pararse detrás de la pelota. Parecía un eximio ejecutante a presentarse ante el público. Uno, dos, tres pasos hasta golpear con su pie izquierdo la pelota y teledirigirla al ángulo superior izquierdo de Pablo Tourn, que voló pero sólo pudo mirar atrás para ver la Penalty retozando entre los piolines.

Era todo. Era mucho. Era el camino a la gloria.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa el deporte?
Suscribite y recibí en tu email el newsletter de deporte.
Suscribite
¿Te interesa el deporte?
Recibí en tu email el newsletter de deporte.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura