Fútbol y fascismo. Altamarea Ediciones, 2020
No es novedad que el deporte ha sido, una y otra vez, una bandera para agitar y mover las masas. El fútbol, por su carácter popular, parece ser la flauta que hipnotiza a los ratones. A primera vista no parece algo malo. Muchos fuimos, somos o seremos los hipnotizados. El problema es quién es el flautista, a quién se sigue lejos de Hamelín.
Fútbol y fascismo es un buen libro escrito por el español Cristóbal Villalobos Salas y publicado por Altamarea Ediciones. Sus páginas, concretas y bien narradas, nos muestran un montón de ejemplos de cómo el deporte, en este caso en particular el fútbol, fue utilizado como instrumento de marketing para transmitir ideales (?) políticos. En esa dirección, los tres ejes son, a modo de ensayo, la Alemania nazi y la Italia fascista; lo que hicieron en España y Portugal las dictaduras de Francisco Franco y António de Oliveira Salazar, respectivamente; y las dictaduras latinoamericanas, buenas copiadoras de todo lo malo que se presenta en los dos primeros bloques.
No patearon la pelota Benito Mussolini ni Adolf Hitler, pero sí movieron los hilos. La magia está adentro del libro, pero como anticipo usted tiene que saber que el Partido Nacional Fascista se adueñó de Italia entre 1925 y 1943. La selección italiana ganó los mundiales de 1934 y 1938. ¿Casualidad? Hitler, aconsejado por Joseph Goebbels, llevó adelante los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. ¿Coincidencia? En Argentina hubo un Mundial en plena dictadura y en Uruguay un Mundialito. ¿Justo?
Lea Fútbol y fascismo. No tenga cabeza de pelota.