Con goles de Maximiliano Falcón y Renato César, Rentistas venció 2-0 a Nacional. Gran triunfo de los bichos colorados, cimentado en una sólida tarea defensiva y en un ataque dinámico y muy, muy rápido.
1. Despliegue y velocidad
Siempre que pudo, Rentistas demostró que su juego ofensivo sería desde afuera y hacia adentro. Lo primero era poner velocidad por las puntas, donde Cristian Olivera dejó claro, una y otra vez, que se sprint está por encima de la media. El juvenil del Renta corrió dos veces y en ambas ocasiones no lo pudieron agarrar. En la primera Luis Mejía le tapó el gol; en la segunda, en el complemento, hizo una habilitación perfecta para que Falcón, zaguero rapidísimo, definiera un contragolpe como si su oficio fuera el de delantero. 1-0 prácticamente desde el inicio del segundo tiempo.
Rentistas, audaz, después de ese gol planteó el partido con tres puntas; nada de echarse atrás o de esperar al rival. Con la receta de jugar por los costados llegó el segundo: Robert Ergas se escapó por izquierda y el centro rastrero fue aprovechado por César a la carrera. 2-0 y así, con buena ventaja, durante otro buen rato el bicho colorado mantuvo la triple delantera.
2. Seguridad defensiva
Nacional tuvo una idea proyectada en el libreto de Gustavo Munúa: tres mediapuntas, un delantero centro. En el primer tiempo, con Brian Ocampo y Gonzalo Castro, el bolso buscó y encontró, pero le faltó peso en el área. Yonatan Irrazábal hizo un par de buenas intervenciones; Nacional quedó en eso, nada más.
Cuando le tocó estar 0-2, Nacional fue con la obligación pero sin el fútbol. Ganaron las líneas de Rentistas: la defensa absorbió al argentino Gonzalo Bergessio, también a Thiago Vecino. En el medio tal vez haya estado lo fundamental: el dispositivo de estar cerca de Claudio Yacob, para no dejarlo ordenar con la pelota, terminó por desarmar las buenas intenciones del tricolor.
Para colmo de males, Nacional perdió a Ayrton Cougo por doble amonestación. Eso hizo que el Chory Castro retrocediera a jugar casi como lateral izquierdo. Ya asumiendo la falta de ideas, los centros al área fueron el argumento del bolso para tratar de acortar distancia cuando el reloj se transformó en enemigo.
Pasó que quedó todo igual y picó fuerte el bicho.