En la apertura de la segunda fecha del Intermedio, Miramar Misiones le ganó 1-0 a Cerro, en un partido en que estaban en juego tres de los 63 puntos que le quedaban por disputar a los contendientes, pero con un raro índice de multiplicación, si calculamos los que uno u otro dejaban de ganar en la tabla del descenso, que ya, a falta de toda esa millonada de puntos que queda por jugarse, tiene en alerta a ambos.
Pero eso no es todo, porque los monitos siguen siendo líderes en el Intermedio al comandar con puntaje perfecto el grupo B del torneo corto. Lo ganó el equipo dirigido por Walter Pandiani, que arrancó con éxito el torneo al que llegó para dirigir a uno de sus exclubes como jugador, y lo hizo bien, aunque Cerro en algunos momentos pudo estar cerca del empate.
Por si fuera poco, de golero
El equipo de la Villa perdió a Darío Denis, que se fue a jugar a Colombia, pero volvió a poner en el arco a un arquero que fue el mejor de un Mundial, porque Maxi Cubero, que de él se trata, pareció esta vez que estaba recordando el 2011, cuando fue vicecampeón del Mundial sub 17 y fue elegido como el mejor golero del mundo a los 17 años. En el Palermo Cubero atajó todo menos el gol, y si los del murito no convirtieron más goles, fue por él.
Un zurdazo de Alexander Machado después de una extraña triple opción de gol, que finalmente fue generada por un entrevero del brasileño Douglas, que quedó casi de cara frente a Maximiliano Cubero, fue lo que a los 30 minutos de juego le permitió a Miramar Misiones abrir el marcador en el parque Palermo cuando se mostraba más fuerte que Cerro.
El equipo de la Villa del Cerro reaccionó adecuadamente sobre el sintético de la cancha de Central Español y estuvo cerca del empate: primero fue el sanducero Santiago Ramírez, que de un tiro libre de allá lejos le dio tan duro al caño de la tribuna del Velódromo que todavía está vibrando, y después el Coco Lacoste, que con gran movimiento técnico en su cabezazo a centro exquisito de Ramírez, hizo llegar la pelota a las redes, pero el asistente levantó acertadamente su bandera y el VAR tiró las líneas y confirmó que el gol no era válido porque Lacoste estaba adelantado cuando fue a buscar la pelota por los aires.
Viejos son los trapos
En el segundo tiempo pareció que Miramar crecía más aún en su desempeño ofensivo con una gran gestión del veterano Maximiliano Lombardi –que no juega con la cédula y sí con su calidad–, que generó con sus habilitaciones y pases grandes jugadas, las cuales terminaron en intervenciones brillantes del arquero que ganó los Guantes de Oro.
Otra vez Cerro estuvo cerca del empate cuando cobraron un penal sobre el trinitario Ignacio Sapo Pereira, quien, otra vez, a través de la revisión del VAR y del árbitro, fue reconsiderado y no hubo penal, pero se fue quedando sin chispa como para llegar al 1-1.
Andá a saber en los vestuarios del Méndez Piana, a 12 metros de la cancha del Palermo, qué les habrá metido en la cabeza el Rifle Pandiani, que “este partido es una final”, “que el descenso” o que “vamos por quedar primeros”, pero lo cierto es que los cebritas, con sus veteranos, que no son los viejos anarcos que llevaron adelante a Misiones pero que tienen fuerza e historias para contar, metieron un triunfazo y se fueron con la botinera bajo el brazo por el parque, sintiendo esa dulce sensación del triunfo y de los sueños chuecos, pero posibles.