El dato de la marca de una camiseta casi llevada al rango de símbolo patrio en una sociedad que es capaz de tener discusiones bizantinas acerca de la interpretación del himno a marcha camión, o que no reclama más honor, más honor que morir por su bandera, no parece ser menor.
En este siglo XXI parece una cosa natural que los tres millones nos podamos vestir de celeste de manera idéntica que los jugadores. Sin embargo, es una costumbre muy nueva en el fútbol uruguayo, que tiene apenas unas décadas comercializando camisetas “oficiales”.
Por primera vez en sus 124 años de historia, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) acaba de acordar un contrato de largo alcance con una compañía de vestimenta de origen estadounidense como lo es la firma Nike, ganadora de la licitación abierta que planteó la AUF después de 25 años en los que la decisión comercial estaba a cargo de Tenfield, de los cuales los últimos 18 años estuvieron signados por acuerdos contractuales consecutivos con la empresa Puma.
Sos como Jordan
Nike, una empresa relativamente joven estadounidense que empezó como marca propia y diseño particular con el logo de la pipa allá por 1972 y que recién pegó el gran salto de popularidad e imposición de mercadeo cuando calzó al gran basquetbolista Michael Jordan, ha incursionado con fuerza en el mundo del fútbol en lo que va del siglo XXI y se ha colocado como tercera en cuestión por detrás de las marcas inicialmente creadas por los hermanos alemanes Dassler, Adidas y Puma, que durante décadas mantuvieron el liderazgo absoluto en el mundo de las vestimentas futbolísticas una vez que se instauró el concepto de mercadotecnia dentro de los campos del fútbol.
Contrariamente a lo que parece haber sido una instancia regular e inicial en el fútbol como negocio, las transnacionales de la vestimenta recién llegaron a trascender los mercados nacionales o regionales a partir de 1970, cuando Adidas y Puma empezaron a vestir a selecciones mundialistas y a partir de ahí extendieron el mercado que inicialmente estuvo atado exclusivamente a los calzados.
Uruguay –aunque de manera irregular y sin continuidad– estuvo también en ese boom de la indumentaria deportiva cuando en 1974 en el Mundial de Alemania vistió el logo de Adidas por primera vez en el pecho, pero esa vez sin las tres tiras en las mangas, porque los dirigentes de la época consideraron que cambiaba a la camiseta. En 1979, cuando la celeste volvió a ser Adidas y ya como parte de un acuerdo a largo plazo, sí se incorporaron las tres tiras en la manga.
Fue con Adidas que Uruguay fue por primera vez campeón con una marca en el pecho: fue el 10 de enero de 1981 cuando los celestes obtuvieron la Copa de Oro, el Mundialito, que se jugó en Montevideo con la participación de quienes habían sido campeones del mundo en esos 50 años, menos Inglaterra, que se negó a participar, por lo que fue invitado Holanda, vicecampeón en 1974 y 1978, para participar junto a Uruguay, Argentina, Brasil, Alemania e Italia.
Tatuada en el pecho
En los 15 títulos anteriores, que hacían a Uruguay como el más ganador de la historia hasta ese momento, con 11 campeonatos sudamericanos, dos mundiales olímpicos y dos copas del Mundo, nuestras camisetas eran de casas que hacían o importaban ropa deportiva.
Algunas de las primeras camisetas ya con la celeste tatuada en el pecho fueron de la prestigiosa textil St Margaret, de Leicester, Inglaterra, que llegaban por encargo al Río de la Plata. Las camisetas de la conquista mundial en los Juegos Olímpicos de 1924 en Francia no se sabe bien si fueron compradas en España o en Francia, pero sí hay certeza de que no son las mismas con las que el fútbol sudamericano llegó a Europa en 1924, entrando por Vigo como una “ráfaga olímpica” que pasó por los campos de Coia, según registró para siempre Manuel de Castro Handicap, en el Faro de Vigo, después de ver las demostraciones celestes en el campo del Celta. Hay también detalles en la correspondencia de Casto Martínez Laguarda, en la que se hacía referencia a que era mejor comprar las camisetas en Europa.
Antes y después las camisetas eran compradas literalmente en tiendas primero o en casas de importación. Posteriormente, pero ya largamente después de los años 30 lo hicieron en casas de deporte de Uruguay, como Casa Mauri, Atleta, la marca de Banquero y Cia –con la que Uruguay fue campeón en Maracaná–, Sanz Deportes, Fazio, Deportes Siré, Fornos Deportes y Francisco Sanz.
Nunca la celeste tuvo marca o grifa exterior hasta bien avanzado el siglo XX. En ninguno de los Juegos Olímpicos y Mundiales en los que campeonó, ni en 1924, ni en 1928, ni en las Copas del Mundo de 1930 o 1950, ni en los primeros 11 campeonatos sudamericanos, Uruguay llevaba o vestía una marca de ropa en su camiseta.
Grifa de campeones
La primera vez que jugó un Mundial con un logo fue en 1974 con Adidas, y la primera Copa América que ganó con una marca de ropa fue en 1983, con Le Coq Sportif. La de 1987 fue con Puma, la de 1995 NR y la de 2011, otra vez, con Puma. Antes había ganado el Mundialito y la Copa de Oro en 1981 con Adidas.
De los 20 títulos continentales e intercontinentales que se han ganado con la celeste, todas las grandes marcas que la han vestido tienen por lo menos una vuelta olímpica: la familia Dassler entre Adidas y Puma tiene tres títulos; Le Coq Sportif y NR también han ganado la Copa América. Otras marcas negociadas por Tenfield o de Tenfield, como L’Sporto y la alemana Uhlsport, no consiguieron deportivamente ningún título.
Sos como Jordan flotando, sobre las manos del resto. Dale, pipa, sos la diosa de la victoria. Sos la celeste.