Se ha popularizado la idea de que en una película o una serie es necesario que nosotros, los espectadores, tomemos partido. Que decidamos quién es, para nosotros, “el muchachito” (o “la muchachita”), ese personaje sobre el que volcaremos nuestras esperanzas de éxito. Y más vale que sea una persona de buenos valores, porque de otra manera sería imposible soportar su trajín.

Sin embargo, series como la cada vez más recomendable Succession demuestran que si el elenco entero apesta a dinero y mala crianza igual podemos aferrarnos a una trama, sin tener una camiseta puesta. Alcanza con que la historia nos dé ganas de saber cómo va a terminar. Y a veces, como en este caso, aunque sepamos de antemano el resultado.

Disculpen si esta información es un spoiler de algo que viene ocurriendo desde hace casi 40 años, pero Air Jordan es una de las líneas de calzado deportivo más famosas y populares del mundo, creada gracias a la asociación de la empresa Nike con el excelso basquetbolista Michael Jordan. En Air: la historia detrás del logo, el director, Ben Affleck, dedica 112 minutos a contarnos cómo esas dos partes se conocieron y terminaron poniéndose de acuerdo. Del logo, bien, gracias.

Sabemos cuál será el final. Incluso sabemos que será un final feliz, al menos para los accionistas de Nike y para la familia Jordan, que terminarán apestando a dinero. La película es, entonces, un ejercicio de arquitectura retroactiva que elige los elementos más interesantes de los meses previos al acuerdo de marras y los dramatiza para que nos dé ganas de continuar mirando la película.

El elemento más importante con que cuentan Affleck y el guionista Alex Convery es Sonny, un simpático cazatalentos de la división básquetbol interpretado por Matt Damon. A sus 52 años y mostrando curvas reales a lo largo de la película, Damon es nuestro tipo común que debe superar mil obstáculos después de haber tenido una visión, que la película se encarga de recalcar como el momento de la epifanía: ese novato llamado Michael Jordan será el mejor basquetbolista de todos los tiempos.

Todos los elementos dramáticos están sobre la mesa. Desde la música y la ambientación de época (la acción transcurre en 1984) hasta la elección de los protagonistas, que incluyen al mismísimo Affleck como Phil Knight, cofundador de Nike. A diferencia de otras narrativas que construyen climas mediante la falsa idea de realismo, Air: la historia detrás del logo es una película y se enorgullece de serlo. Una película que no oculta su intención de entretener y que en esa honestidad construye gran parte de su éxito.

El guion, como si se tratara de un partido de básquetbol, es una sucesión de jugadas. Parte de una empresa que se presenta con dificultades, que como espectador me importa poco si eran ciertas. La división de básquetbol no pega una y debe decidir a qué talentos apostar económicamente, hasta que Sonny mira jugadas de Jordan y ve el jaque mate en un montón de movimientos hacia el futuro.

Para conseguir su firma deberá convencer a su agente (un Chris Messina que no logra disimular lo mucho que disfruta cada escena) y a la familia del astro, en especial a su madre, Deloris (una Viola Davis devorando cada escena, como siempre). Todo estará presentado como una clásica estructura de tres actos que incluye la esperada reunión entre las partes, una escena que en sí misma también está estructurada con sus subidas y bajadas.

Hay mérito de todos los involucrados en que uno esté dudando de cómo se darán las cosas como quien mira el penal de Sebastián Abreu temiendo que esta vez el arquero se quede parado en el medio (a propósito: ya es hora de hazañas épicas nuevas). La única decisión que parece salirse un poquito de la caja, pero que también funciona, es no mostrar el rostro del joven Michael Jordan, como si fuera el villano del Inspector Gadget o la secretaria del alcalde de Saltadilla en Las chicas superpoderosas.

El film juega al póquer con las cartas sobre la mesa y las figuras hacia arriba. Y por momentos es mucho más entretenido que ver a grandes jugadores luchando por camuflar todos sus tics.

Duro de calzar

Llevo años obsesionado con la forma en que traducen los títulos de las películas extranjeras que se estrenan en América Latina. En los últimos tiempos se abandonó el esquema de “tomemos un título que funcionó y cambiemos una palabra” para pasar a “dejemos el título original y agreguemos un subtítulo que detalle la trama”. El problema es que Air (así se llama en inglés) no cuenta la historia detrás del logo. El logo de los famosos Air Jordan aparece cinco segundos al final de la película y no es consecuencia de todo lo visto, sino de un rapto puntual de creatividad. Hubiera sido mucho más honesto “La historia de Nike y Michael Jordan”, pero entiendo que es complicado andar nombrando marcas.

Air: la historia detrás del logo. Dirigida por Ben Affleck. Con Matt Damon, Viola Davis y Ben Affleck. En varias salas.