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Foto: Gianni Schiaffarino

Del frío escandinavo al calor del octógono: la lucha de Mateo Lerena Rodríguez por triunfar en las MMA

5 minutos de lectura
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Las artes marciales mixtas (MMA) tienen pocos representantes en el lado oriental del Río de la Plata. Sin embargo, desde un país que se especializa en sacar futbolistas y en prestar poca atención a los deportes de contacto en general, en la nieve sueca hay un luchador uruguayo.

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You got to run away to miss it” (tenés que huir para extrañarlo), dijo Mateo Lerena Rodríguez, de 27 años, al volver al país que lo vio nacer para pasar vacaciones con su familia y su novia sueca, embarazada de su primer hijo. El luchador actualmente vive en Gotemburgo, Suecia, donde hace seis años decidió probar un nuevo estilo de vida y dar un paso en su carrera en las artes marciales.

La idea de viajar hacia el país escandinavo fue porque tenía la posibilidad de tener la nacionalidad, ya que su madre vivió años en Suecia como exiliada durante la última dictadura cívico-militar (1973-1985). También visitó el país de niño porque toda su familia vivió allí brevemente durante la crisis de 2002. Según Mateo, que habló en espanglish durante la entrevista que concedió a la diaria, fue “difícil vivir allá” y su “madre estaba sola, con poca familia”. Entonces, después de tres años, decidieron volver.

Criado en Ciudad de la Costa, Mateo trae la sangre de luchador en las venas: el hermano de su abuela era el boxeador profesional uruguayo Edmundo López. Mateo intentó boxear, pero nunca se “enamoró” del deporte. Cuando se iba de fiesta con amigos solía terminar en piñas a la salida de los bailes donde, según él, peleó “entre botellas” y hasta le “sacaron un cuchillo”. En un momento de su adolescencia, decidió dejar los guantes en la calle para enfocarse en dar golpes sobre una lona. Empezó a practicar jiu jitsu, lo que le cambiaría la vida por completo. La dedicación era total, tanto que trabajaría ocho horas en el local de Riogas de Salinas para salir de noche y entrenar en Montevideo hasta la medianoche.

Luego de participar en competencias de lucha como “Noches de combate” y ser el primer campeón amateur de peso gallo de la federación que organizó la Liga Uruguaya de Artes Marciales Mixtas (Lumma), Mateo se mudó seis meses a Georgia, Estados Unidos, con su familia, donde se dio cuenta de que había “a lot of world out there” (muchas cosas en el mundo) y que las MMA no tenía “mucho futuro” en Uruguay.

Fue en 2019 cuando el luchador uruguayo decidió emigrar para Suecia, pero al principio del viaje la historia no iba a ser fácil. Cuando llega al país no tenía contactos, sólo un primo segundo que le ayudó un rato y su “big issue” (gran dilema) fue que por ocho meses no pudo sacarse la “ID” (identificación, lo que sería una cédula de identidad). En ese tiempo, Mateo meditó irse ya que estaba solo, con frío, no tenía cuenta bancaria y, por lo tanto, no podía trabajar. Su único foco fue mantenerse bien físicamente y hasta peleó en un torneo donde logró su primer triunfo fuera de Uruguay. Por fin, cuando el Skatteverket –la Agencia Tributaria Sueca– lo reconoció como legítimo, inició su búsqueda de trabajo.

Otra historia

Durante un período de dos años trabajó en 14 lugares distintos. De bachero y “picker” –quien se encarga de levantar las copas vacías de los boliches– a trabajar en un depósito donde, según él, “aprendió inglés con africanos” y desde ahí empezó a perder el español. Mateo se adaptó fácil a aprender los idiomas, pero perdió “un poco la cultura del mate” a pesar de encontrar yerba en Suecia, donde es conocida como fika.

Mateo seguía entrenando, pero su coach, Joakim Engberg, estaba en Abu Dabi y no tuvo contacto con él por un tiempo. En dos semanas tuvo dos contusiones en la cabeza que lo dejaron pensando en su presente mientras vivía en su pequeño apartamento dentro de la ciudad sueca.

“Dejé las MMA por dos años. Tuve que arreglar otros aspectos de mi vida porque es algo que tenés que estar 100% metido, ¿entendés?”, le contó a la diaria y agregó que el proceso de adaptación es complicado, ya que “la sociedad, el lenguaje y el invierno son demasiado duros”. A Mateo le golpeó especialmente el cambio de clima, sobre todo el hecho de no poder ver el sol durante los meses de invierno en el norte de Suecia. “People get depressed” (la gente se deprime) y “todos toman vitamina D en sus suplementos”, explicó.

Con el paso de los meses, Mateo mejoró su situación económica y pudo volver a concentrarse en las MMA. En ese momento tuvo un punto de inflexión en su vida y en su carrera: conoció al exluchador profesional de MMA Domingos Mestre, que para él es su “hermano mayor”. Mestre lo introdujo a los dos gimnasios donde está actualmente y también le consiguió un trabajo en el Estado enseñándole artes marciales a menores privados de libertad por asesinato.

A raíz de esto, su amor por el deporte volvió. “Tiene que suceder en el momento justo. A veces es para ti, pero en el momento equivocado”, contó Mateo, en referencia a su vuelta a las MMA en Suecia. Fue ahí donde reafirmó una verdad sobre sí mismo: “Yo soy peleador, por más que le puse pausa un tiempo, es parte de mi identidad”. Según el luchador, a FCR MMA, una organización de MMA escandinava y una de las más grandes de Europa, le encanta promocionar sus peleas con la bandera de Uruguay; de todas formas, es consciente de que no hay “cultura” de MMA, ya que “la información no llega” al país porque está “lost in translation” (perdida en la traducción) y por la falta de contactos.

Los entrenadores Mestre, Engberg y Rafael Macedo pusieron a prueba al uruguayo que demostraba mucho “hard work” (trabajo duro), pero tuvo que aprender a “trabajar inteligentemente”. “La única de las cosas que me llevo de acá, de Uruguay, es mi ética de trabajo. Lo que aprendí a hacer allá [Suecia] es trabajar inteligentemente con respecto a las acciones, con respecto al laburo”.

Domingos y Rafael vieron que mejoró su forma con respecto al jiu jitsu y MMA. Mateo quería pelear, sabiendo que estaba “a contrarreloj por la edad”. Entonces los dos coaches lo introdujeron al FCR MMA, que tiene un acuerdo de colaboración con UFC. “Sos campeón de esa liga y te puede llamar la UFC”, recalcó Mateo a la diaria. Su objetivo hoy es mejorar su forma en las artes marciales para tener “una pelea de UFC”.

En la lucha

El 7 de setiembre de 2024, después de cuatro años sin actividad, Mateo Lerena Rodríguez volvió al octógono para enfrentar a Morad Muhyaddin en una pelea amateur. “¡Vamo’ Uruguay, perro!” fue lo primero que le gritó Lerena Rodríguez a Muhyaddin al escuchar la campana.

En menos de dos minutos el uruguayo ganó mediante un nocaut técnico tras golpear en el suelo y de forma repetitiva con un gancho derecho a su rival. La bandera uruguaya se elevaba por encima de la espalda de Mateo cuando le levantaron el brazo. También se levantaron las miradas de la organización del FCR MMA.

Al poco tiempo recibió otra oferta por parte de FCR, pero esta vez para hacer su debut profesional oficial de peso pactado contra Basir Safdari, a quien pudo vencer para tener su primer triunfo en Suecia. El 20 de noviembre fue muy especial para Mateo. El luchador charrúa estaba en “piloto automático” caminando hacia el ring con la música de Rels B de fondo. Antes de pisar la lona, besó la bandera uruguaya e hizo siete sentadillas para luego desahogar con un grito los años de espera para ese momento. Con intensidad en los golpes y “garra charrúa”, a los tres minutos con dos segundos Mateo salió vencedor en su debut tras realizar una estrangulación trasera a Safdari en el primer round. “The journey starts now!” (el viaje comienza ahora), gritó el locutor del Vasteras Arena cuando el brazo izquierdo del peleador uruguayo estaba apuntando al cielo. Fue la gran sorpresa de la noche para el entrevistador que estaba en el centro del ring hablando con Mateo, quien pidió un contrato para tener múltiples peleas en FCR.

“El CEO y la organización están enamorados de mí. No sé por qué. Será porque soy el ‘factor X’”, expresó Lerena Rodríguez luego de su victoria, agregando también que se tiene que mantener en forma ya que FCR MMA le aseguró una pelea a fines de marzo de 2025.

Mateo ya regresó a Suecia para preparar la pelea. Dice que no está “estresado en lo más mínimo” viviendo allá, ya que el país tiene “otra infraestructura” a nivel académico para su futuro hijo y te da “más posibilidades”. Por ejemplo, en el trabajo le permitieron tener “dos semanas de vacaciones para pelear” puesto que, según Mateo, “con eso no hay ningún drama”.

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