En el transcurso del tercer trimestre de 2020, el PIB (producto interno bruto) de la economía uruguaya se contrajo 5,9% en términos interanuales. La retracción del nivel de actividad económica fue algo mayor a la prevista en las predicciones del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), por lo que el incipiente proceso de recuperación habría sido algo más débil de lo previsto en las proyecciones previas.
A partir del análisis de la última información disponible se espera que el PIB anual para el año 2020 registre una variación de -6,1%, lo que representaría una corrección a la baja de -1,4 puntos porcentuales respecto de la predicción anterior (-4,7%).
El empeoramiento de las proyecciones es atribuible, en parte, a la revisión de las cifras de la Contabilidad Nacional divulgada recientemente por el Banco Central del Uruguay (BCU), aunque según las estimaciones realizadas por Cinve el cambio metodológico explicaría menos de un punto porcentual del ajuste a la baja para el presente año.
La revisión de las predicciones se realiza en un contexto de alta incertidumbre acerca de la continuidad del proceso de recuperación que estaba mostrando la economía a partir del tercer trimestre del año. El repunte del número de contagios de coronavirus ocurrido recientemente y las medidas restrictivas sobre la movilidad adoptadas por el gobierno generan dudas acerca del desempeño económico durante el primer trimestre de 2021.
Las proyecciones de Cinve indican que el PIB de la economía uruguaya se expandiría 2,3% en 2021 y 2,2% en 2022. Estas predicciones evidencian una recuperación más lenta de la actividad respecto de las proyecciones anteriores.
La revisión de las proyecciones aleja aún más las expectativas de recuperación en “V” de la actividad económica (ver gráfico) y, lo que es más importante, dilata hasta 2023 la recuperación de los niveles de actividad económica de 2019.
La incertidumbre generada por el reciente incremento del número de contagios y de fallecimientos por covid-19, así como la posibilidad de que sean necesarias medidas aún más restrictivas en el futuro próximo, están afectando las expectativas de los agentes y representan una amenaza para la expansión de la demanda interna.
La extensión en el tiempo de la incertidumbre se explica, en parte, por la falta de precisión acerca de la fecha en que comenzarían a recibirse las vacunas, por la ausencia de definiciones sobre el plan de vacunación que tiene previsto realizar el Ministerio de Salud Pública, así como por una planificación de la reversión de medidas restrictivas. A estos factores se agregan las complicaciones económicas que enfrentan los países vecinos y la nueva ola de contagios de covid-19 en las economías desarrolladas.
La mitigación de riesgos macroeconómicos requiere definir, lo más rápidamente posible, un marco de política que permita el levantamiento de las restricciones sobre la movilidad, la progresiva normalización de la actividad y la reapertura de fronteras.
En el actual contexto económico y social será necesario fortalecer el apoyo económico a los sectores más vulnerables de la población y a las actividades que se encuentran más afectadas por la emergencia sanitaria. Estas acciones son claves para limitar el empeoramiento de las condiciones de vida de amplios sectores de la población, para mitigar pérdidas futuras de empleo, y para evitar daños mayores en el sistema productivo.
El informe fue elaborado por Fernando Lorenzo, Gonzalo Zunino, Silvia Rodríguez, Bibiana Lanzilotta, Rafael Paganini, Rafael Mosteiro, Adrián Fernández, Augusto Souto, Federico Caporale y Matilde Pereira