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Representantes de d-local Sergio Fogel, Andrés Bzurovski, Sebastián Kanovich, Eduardo Azar y Jacobo Singer, en la bolsa de Nueva York (archivo, junio de 2021). Foto: d-local, EFE

La cultura de las empresas emergentes llega al mundo

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Alguna vez las empresas emergentes y de rápido crecimiento fueron dominio exclusivo de Silicon Valley y Seattle, pero ya no es así. Estados Unidos cuenta actualmente con varios focos de innovación, entre ellos, Austin, Miami, la ciudad de Nueva York y Washington DC. En los últimos años también surgieron nodos similares en Europa, entre los que se cuentan Ámsterdam, Berlín, Helsinki, Londres, París y Estocolmo. Pero este fenómeno ya no se limita a las economías avanzadas de Occidente. De hecho, la cultura de las empresas emergentes se volvió global.

Al tope de la lista de innovadores está China, India la sigue de cerca. Pero hay unicornios (empresas privadas con una valuación de más de 1.000 millones de dólares) en una amplia gama de países –entre ellos, mercados emergentes y las nuevas economías avanzadas como Brasil, Indonesia, Israel, Japón, Nigeria, Singapur y Corea del Sur–.

La mayor participación de empresas de alto crecimiento corresponde a la de tecnología financiera, o empresas de tecnofinanzas (también llamadas fintech). Las siguen de cerca otros sectores clave como el comercio electrónico, los servicios y programas informáticos para internet, la atención de la salud, la tecnología educativa (EdTech), la inteligencia artificial, la seguridad informática y la logística para cadenas de aprovisionamiento y entregas. Hay un hilo conductor obvio: la economía digital.

Ciertamente, eso no explica todo. También podemos encontrar actividad, crecimiento y creación de valor significativos en sectores relacionados con la transición hacia las energías verdes y la economía circular. Por ejemplo, Back Market –con sede en París y una valuación de 5.700 millones de dólares– facilita el reacondicionamiento y reciclado de productos electrónicos, lo que ayuda a solucionar el creciente problema de los residuos electrónicos. Las ciencias biomédicas –con sus aplicaciones en medicina, salud, agricultura y biología sintética (el diseño de nuevas partes, dispositivos y sistemas biológicos, o el rediseño de los existentes en la naturaleza)– es otra área notable de innovación.

Pero la esfera digital demostró ser un terreno especialmente fértil para la innovación en todo el mundo. Esto refleja en gran medida su creciente accesibilidad, fundamentalmente gracias a la rápida expansión de la internet móvil. Actualmente, hay más de 6.600 millones de teléfonos inteligentes en uso y el mercado de servicios digitales a través de internet es gigantesco: incluye a 84% de la población mundial.

Igualmente importante es que la combinación de inversión pública y privada aumentó la velocidad y calidad de las conexiones de internet móvil y redujo tanto el costo de los dispositivos con acceso a internet como el de la transmisión de datos. Como escribí el año pasado, India es un excelente ejemplo de la forma en que la disponibilidad y asequibilidad apoyan el surgimiento de nuevos ecosistemas económicos, en los que pueden florecer la innovación, la actividad emprendedora y los servicios ampliados para los consumidores.

Las escasas barreras al ingreso a los mercados también aportan lo suyo: los requisitos de capital son bajos y la oferta de talento creativo disponible para nutrir de personal a las empresas emergentes es abundante y sigue creciendo. Además, para muchas empresas de servicios digitales, los costos suelen concentrarse en los programas informáticos y el desarrollo. Los servicios accesibles de computación en la nube eliminan la necesidad de crear y gestionar una vasta infraestructura informática. El costo marginal de agregar clientes potenciales es entonces bajo. Aumentar la escala tal vez no sea un desafío trivial, pero tampoco es tan caro.

Y hay mucho margen para aumentar la escala. Para las empresas basadas en internet, el mercado total al que pueden aspirar suele ser grande. En muchas áreas, como la de los programas informáticos, abarca el planeta entero. Hay estimaciones chinas que indican que la distancia promedio entre compradores y vendedores en las plataformas de comercio electrónico es de aproximadamente 1.000 kilómetros (621 millas), mientras que en el caso de los vendedores minoristas o empresas de servicios tradicionales es de cinco kilómetros.

Las empresas basadas en internet –desde las de comercio electrónico hasta las de tecnofinanzas y EdTech– no sólo captan clientes que antes compraban a las empresas tradicionales, sino que llegan a consumidores a los que las empresas tradicionales nunca habían alcanzado. En las economías en vías de desarrollo, en particular, el incentivo para invertir en infraestructura digital y la expansión de la internet móvil es entonces extremadamente importante, ya que alinea los modelos orientados a la generación de beneficios de las empresas privadas con la meta del crecimiento económico inclusivo.

Aunque internet eliminó muchas barreras geográficas, las empresas de gran crecimiento no pueden surgir en cualquier parte. De hecho, podemos encontrarlas en más países que nunca, siguen concentradas en centros emprendedores. Por ejemplo, de los 24 unicornios alemanes (en marzo de 2022), 17 tienen sede en Berlín y cinco en Múnich. De los principales 24 unicornios franceses, 19 tienen sede en París y uno en un suburbio parisino.

Esta concentración refleja la importancia de los ecosistemas locales que apoyan las actividades emprendedoras, entre ellas, el sector del capital de riesgo, las plataformas de capital de expansión, los servicios legales y de búsqueda de personal, y marcos regulatorios eficaces. Una infraestructura diversa de equipos y programas informáticos también puede mejorar la eficiencia y el dinamismo del proceso innovador, pero eso tiende a desarrollarse con el tiempo.

Las multinacionales suelen impulsar los avances en esos sectores de apoyo, aplicando su experiencia, capacidad y conexiones mundiales. Pero estas firmas no implementan simplemente el mismo modelo de negocios en nuevos entornos exportando personal existente para impulsar los procesos. Debido a que las oportunidades varían de un país a otro y que para cubrir las necesidades locales es necesario entender los problemas locales, las empresas deben buscar talento con conocimiento detallado de las condiciones locales y vínculos con los emprendedores locales.

Ese talento debe integrarse a una estructura y cultura empresariales cohesivas, pero es una red local extremadamente interactiva –y, decididamente, no virtual– la que conforma el núcleo del ecosistema empresarial que puede facilitar la transformación de ideas innovadoras en empresas viables. Los inversores de riesgo experimentados suelen ser un componente clave de esa red, al igual que los inversores que se consideran a sí mismos creadores de empresas en vez de simplemente tomadores de riesgo. Las universidades suelen desempeñar un papel importante, porque tienden a ser lugares abiertos de reunión y fuentes de emprendedores potenciales jóvenes.

En esta era digital todos los países pueden y deben procurar desarrollar nodos de emprendimiento innovador, pero para tener éxito, deben cultivar sus ingredientes clave, especialmente el capital humano, la infraestructura de redes digitales, un entorno regulatorio favorable y políticas que fomenten el financiamiento. En todos sus esfuerzos deben aplicar la comprensión de las características de los ecosistemas locales en los que florece la innovación. Los emprendimientos tecnológicos se tornaron globales, pero su corazón sigue siendo local.

Michael Spence, premio nobel de Economía, profesor emérito en la Universidad de Stanford e investigador superior en el Instituto Hoover. Esta columna está enmarcada dentro del acuerdo de la diaria Economía y Etcétera con Project Syndicate. Traducción al español por Ant-Translation. Copyright: Project Syndicate, 2022. www.project-syndicate.org.

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