En una nota previa,1 que discutía sobre el impacto del cambio tecnológico en el empleo y las relaciones laborales, planteaba que un riesgo importante para Uruguay y la región es que la cuarta revolución tecnológica global pase relativamente desapercibida en nuestros mercados laborales, y por lo tanto no tenga impactos positivos en materia de productividad. Este escenario implicaría repetir una situación de fracaso relativo en lo que respecta a aprovechar la aceleración tecnológica para potenciar el crecimiento económico y la remuneración de los factores.
En esta nota discuto los indicios que nos hacen pensar que la cuarta revolución industrial está impactando de forma más moderada en la región respecto a las zonas de mayor desarrollo. Para esto, vamos a repasar en primer lugar cuáles son las principales hipótesis propuestas por la investigación reciente sobre el tema, y posteriormente considerar la evidencia disponible para la región latinoamericana y el caso particular de Uruguay.
¿Cuáles son las principales hipótesis sobre el impacto del cambio tecnológico en el mercado laboral asociado a la cuarta revolución industrial?
En primer lugar, cabe señalar que la investigación reciente no plantea un escenario apocalíptico, de desempleo tecnológico, sino que más bien proyecta transformaciones en el mercado laboral. Este planteo, de hecho, es consistente con lo que ha ocurrido en etapas anteriores de aceleración tecnológica (los procesos identificados como primera, segunda y tercera revolución industrial). En cada uno de estos momentos los actores debatieron sobre los riesgos asociados a la introducción de maquinaria en el mercado laboral y la sustitución de los trabajadores por la tecnología, pero lo cierto es que el trabajo humano sigue existiendo y las sociedades han logrado adaptarse a las nuevas formas de producción, alcanzando mejoras en la calidad de vida promedio.
Lo que se espera, entonces, son transformaciones que podríamos agruparlas en tres bloques diferentes aunque interrelacionados. En primer lugar, se esperan transformaciones en el tipo de ocupaciones que van a predominar en el mercado laboral y transformaciones al interior de las ocupaciones, esto es, en el tipo de tareas que se desarrollarán dentro de cada ocupación (por ejemplo, un oficinista hoy no hace las mismas tareas que unas décadas atrás, porque hay algoritmos que procesan cálculos que antes se hacían de forma manual y demandaban mucho tiempo).
En segundo lugar, asociado a este proceso de transformaciones en el perfil de ocupaciones, se proyecta un proceso de polarización en el mercado laboral que genere una distribución del ingreso más concentrada y, potencialmente, problemas de movilidad social. Por último, se esperan cambios en lo que refiere a las relaciones laborales y contractuales entre trabajadores y empresarios (por ejemplo, cambios en contratos laborales, relacionamiento en los trabajos, interacción de trabajadores con empresas, entre otros). Vinculado a estos puntos, tenemos diferentes hipótesis que maneja la literatura sobre los impactos de estas transformaciones en el mercado laboral.
1. Desrutinización de las ocupaciones
En lo que se refiere a las transformaciones en la participación de las diferentes ocupaciones dentro del empleo, la literatura sostiene que no todas las tareas desarrolladas por los trabajadores serán reemplazables con las nuevas tecnologías. Se plantea entonces la denominada “hipótesis de desrutinización”. Se argumenta que el conjunto de tareas rutinarias o repetitivas son fácilmente reemplazables por tecnología, mientras que las tareas no rutinarias resultan más difíciles de codificar a través de algoritmos, lo que las torna menos factibles de automatización.
En este sentido, se prevé que las ocupaciones intensivas en tareas rutinarias, tanto cognitivas como manuales, vayan perdiendo peso relativo en el conjunto del empleo, al tiempo que las tareas no rutinarias irán ganando participación en el mercado laboral. Este proceso de desrutinización no sólo implicaría el desplazamiento relativo de ocupaciones, sino que también se produciría al propio interior de las ocupaciones, donde las tareas rutinarias perderían participación de forma progresiva al interior de la jornada laboral.
En el conjunto de América Latina y en particular en Uruguay, la evidencia disponible para las últimas décadas sugiere que la hipótesis de desrutinización se ha cumplido sólo de forma parcial. Si bien se ha registrado un incremento en el desarrollo de tareas cognitivas-no rutinarias y un descenso en la participación de las tareas manuales rutinarias, al mismo tiempo se ha observado una relativa expansión del contenido de tareas cognitivo-rutinario y un descenso de las tareas manuales-no rutinarias. Esto indica que el carácter rutinario-no rutinario de las tareas, asociado a la automatización e incorporación de tecnologías, no ha sido el motor principal de transformación en el mercado laboral.
2. Polarización laboral y de ingresos
Vinculado al fenómeno de desrutinización, parte de la literatura vinculada al tema se ha centrado en sus efectos distributivos, alertando de un fenómeno identificado como “polarización laboral y de ingresos”. En concreto, diversos trabajos proyectan que la automatización de determinadas tareas podría modificar la estructura del empleo, generando un proceso de polarización laboral. Por un lado, tendería a fortalecerse el empleo de aquellos trabajadores de alta calificación que se desempeñan en ocupaciones intensivas en el uso de las tareas cognitivas no rutinarias, de alta productividad y elevados ingresos.
Por otro lado, un conjunto de trabajadores de baja calificación, relegados a ocupar puestos en ocupaciones intensivas en tareas manuales no rutinarias, y por tanto de baja productividad y nivel de ingresos. Ello ocurriría al tiempo que los trabajadores de calificación y niveles de ingresos medios generalmente abocados al desarrollo de tareas rutinarias (manuales y cognitivas) enfrentarían una menor demanda de empleo o menores ingresos.
La evidencia disponible para el caso uruguayo no sugiere señales claras de polarización, o al menos identifica el fenómeno como un proceso muy incipiente. El gráfico 2 (tomado de Apella et al. 2017) nos muestra cómo los empleos que más han crecido en los últimos años son los que presentan mayores niveles de ingresos, pero no se observa el mismo fenómeno en el caso de los empleos de menores ingresos, donde hay un crecimiento poco significativo.
Las ocupaciones que han perdido peso relativo se encuentran principalmente en la parte inferior de la distribución de ingresos, y no tanto en la parte central de la misma donde la variación es prácticamente nula. Todos estos cambios ocurren además en magnitudes muy reducidas, sin generar hasta el momento señales relevantes de alerta en términos distributivos.
3. Crecimiento de empleo no estándar
Finalmente, otra de las líneas de investigación vinculadas al impacto del cambio tecnológico en el mercado de trabajo se ha concentrado en analizar el crecimiento del empleo no estándar en el mercado de trabajo. Sobre este aspecto, la evidencia internacional alerta sobre un aumento del trabajo en plataformas digitales, mayor prevalencia de empleos part-time, o con contratos laborales a término, y del trabajo independiente. Los principales riesgos del crecimiento de este tipo de empleo están asociados al desfinanciamiento de la seguridad social, las dificultades para garantizar ciertos derechos laborales, y la profundización de la brecha de género, pues la flexibilidad trae consigo la potencialidad de aumentar la sobrecarga de tareas no remuneradas y de cuidados sobre las mujeres.
La evidencia disponible para la región y Uruguay, también en este aspecto, muestra que el fenómeno no es importante aún. El empleo no estándar en los países de América Latina ha variado muy poco (ver Gráfico 3, tomado de Apella y Zunino 2018). Adicionalmente, cabe señalar que en los países de la región el sector informal es muy prevalente. Uruguay destaca a nivel regional por su reducido sector informal, y aún en nuestro caso la informalidad alcanza a más del 20% de los trabajadores.
En este sentido, la idea de que las nuevas modalidades de trabajo podrían “perforar la formalidad” es menos amenazante en la región que en economías desarrolladas, donde la prevalencia de la informalidad es mínima. De hecho, investigaciones recientes han mostrado que los trabajos de plataformas digitales tienen niveles de formalidad que pueden llegar a ser incluso superiores que los que tienen su contraparte fuera de las plataformas digitales (por ejemplo, la prevalencia de informalidad en el trabajo de delivery de comida previo a la existencia de las plataformas digitales). En Uruguay y América Latina, el principal determinante de la informalidad continuará siendo la baja productividad, por lo que la cuarta revolución industrial podría constituir más una oportunidad que una amenaza.
En síntesis
La evidencia disponible nos sugiere que en Uruguay y América Latina el impacto de la cuarta revolución industrial en el mercado laboral viene ocurriendo a pasos lentos. El riesgo de repetir la historia de fracaso relativo, en cuanto al aprovechamiento de los episodios de aceleración tecnológica para generar incrementos significativos de la productividad, está presente. Es importante tener en cuenta los potenciales riesgos que la incorporación de nuevas tecnologías implica para el mercado laboral, pero en línea con la conclusión de la primera nota sobre el tema, no es menos importante advertir que un riesgo inicial es que la tecnología no impacte lo suficiente.
Referencias
- Apella y Zunino (2022). “El cambio tecnológico y las tendencias del mercado laboral en América Latina y el Caribe: un análisis basado en las tareas”. Revista CEPAL 136.
- Apella, I, L Chamussy y G Zunino (2020) “Technological change in Uruguay. Labor polarization and distributional effects” Documento de Trabajo 02/2020. Cinve.
- Apella, I, Zunino, G (2018). “Nonstandard Forms of Employment in Developing Countries: A Study for a Set of Selected Countries in Latin America and the Caribbean and Europe and Central Asia”. Policy Research Working Paper No. 8581. World Bank, Washington, DC.
Gonzalo Zunino, investigador y director de Cinve. Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid (gzunino@cinve.org.uy). Blog Suma.