Sobre el dato de noviembre
El índice de precios del consumo (IPC) aumentó 0,4% mensual en noviembre, lo que deja el registro interanual de la inflación levemente por encima del 5% (completando así 18 meses dentro del rango). Según el reporte del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las divisiones con mayor incidencia en la dinámica mensual fueron Alimentos y bebidas no alcohólicas, Transporte y Recreación, deporte y cultura.
En el primer caso la incidencia fue negativa, producto de la caída de los precios de las hortalizas, tubérculos y legumbres (-6,4%), destacándose los casos del morrón (-21,7%), el tomate (-33%) y la cebolla de verdeo (-27,3%).
En sentido contrario contribuyeron los precios del transporte, con aumentos de precio en automóviles y camionetas (2,1%), motos (3,2%), transporte de pasajeros (5,7%) y pasajes de avión (15,9%). En los primeros casos, la variación recoge la dinámica del dólar en nuestro país, que afectó el componente transable de la canasta de consumo (que refleja la dinámica de los precios que son sensibles a los vaivenes del dólar). En promedio, estos precios se incrementaron 4,5% interanual en noviembre.
Finalmente, la división que recoge los precios de la recreación, el deporte y la cultura se incrementó 1,7% en promedio, impulsada por el avance de los precios asociados a los paquetes turísticos (4,2%).
Más allá de las divisiones puntuales, la inflación tendencial, que excluye la variación de los precios más volátiles (como frutas y verduras), aumentó 5,1% en términos interanuales, reflejando un incremento de las presiones sobre el núcleo del sistema de precios.
Sobre los balances
Según la última encuesta semestral de expectativas empresariales, relevada por la consultora Exante, la gestión de la inflación ha sido la dimensión con mejor evaluación por parte de los agentes consultados. Concretamente, el 98% de las personas que participaron en la encuesta califican como “bueno” el manejo en este frente, mientras que el 2% entiende que fue “regular” (no hay valoraciones negativas asociadas a esta dimensión).
No obstante, la discusión también ha estado centrada en los costos asociados al descenso de la inflación durante estos últimos años, argumentando que una parte no menor de la moderación lograda es la contracara de la profundización del “atraso cambiario”. Muestra de ello es la evolución del componente transable de la inflación, cuya variación interanual ha permanecido por debajo del 4% entre mayo de 2023 y octubre de 2024 (gráfico). En otras palabras, la caída del tipo de cambio explica, en parte, las mejoras alcanzadas en el frente inflacionario. De hecho, del mismo relevamiento empresarial se desprende una baja aprobación de la gestión en materia de competitividad: sólo el 28% considera que fue “buena”, 52% entiende que fue “regular” y el restante 20% la califica como “mala”.
Sobre las perspectivas
En términos prospectivos, son varios los focos de incertidumbre que podrían condicionar la dinámica de la inflación. En el frente externo, las tensiones geopolíticas y los conflictos en curso podrían apuntalar el precio de las materias primas y operar en la dirección de un fortalecimiento global del dólar, lo que afectaría los precios transables de nuestra canasta y presionaría al alza la inflación. Lo mismo surge de las políticas anunciadas por Donald Trump, que son inflacionarias y también consistentes con un dólar más fortalecido, como ha quedado de relieve durante estas últimas semanas.
A nivel regional, los acontecimientos recientes ubican el foco de preocupación en Brasil, a la luz de la fuerte depreciación que viene acumulando el real en lo que va del año (25%), en particular tras los anuncios fiscales del ministro Fernando Haddad de la semana pasada.1
En el frente nacional, una de las claves para calibrar la trayectoria futura de los precios pasa por las definiciones en torno a las nuevas autoridades del Banco Central (BCU), que podrían inclinarse por un cambio en la gestión de la política monetaria. Durante la administración encabezada por Diego Labat la reducción de la inflación fue el único objetivo considerado como directriz de las decisiones, un enfoque criticado por la oposición y por varias gremiales del sector productivo en tanto no consideraba los costos que este proceso estaba generando sobre el dólar y la competitividad.
Analistas
De acuerdo con la última encuesta de expectativas difundida por el BCU en noviembre, la inflación cerraría el año en torno al 5%, cinco décimas por encima del centro del rango meta. Para 2025, por su parte, los modelos de proyección sugieren una aceleración inflacionaria, que llevaría la variación anual del IPC al 5,8%. De esta manera, la inflación permanecería dentro del rango durante el próximo año (y también se mantendría allí durante 2026).
Empresarios
Por un lado, la encuesta de expectativas empresariales del INE –correspondiente a octubre– indica que la inflación se mantendría estable en 6% durante los próximos 24 meses. Las expectativas de los empresarios han sido históricamente más rígidas a la baja, aunque desde hace varios meses se han consolidado un escalón más abajo con relación a los últimos años. Por otro lado, del relevamiento de expectativas empresariales de Exante surge que el promedio de respuestas para la inflación esperada en 2025 pasó de 5,8% a 6,1% entre la edición de abril y octubre, “al tiempo que para un horizonte de tres a cuatro años permanece muy recostada sobre el techo del rango meta”. Además, el 42% de los participantes consultados visualiza que la inflación estará por encima del techo del rango en ese plazo, lo que sugiere que las “expectativas aún no están plenamente ancladas al objetivo oficial de inflación”.
Gobierno
Según la exposición de motivos contenida en la última Rendición de Cuentas, la inflación cerraría este año en 4,9%, exhibiendo una moderación adicional en 2025 (4,7%) y 2026 (4,5%).