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Ilustración: Luciana Peinado

Martín Vallcorba advierte que el déficit heredado enfrenta al gobierno al “peor” inicio fiscal en 20 años

7 minutos de lectura
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El déficit fiscal de 2025 tendrá una diferencia de 1.000 millones de dólares con respecto a lo proyectado por el gobierno anterior, según alertó el subsecretario de Economía en diálogo con la diaria. Ante esta situación, Vallcorba sostuvo que un gobierno de izquierda también debe preocuparse por la eficiencia del gasto público.

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El gobierno de Yamandú Orsi recibió un déficit que lo coloca en un escenario “desafiante”, ya que es el peor inicio fiscal en 20 años. Así lo planteó el subsecretario de Economía y Finanzas, Martín Vallcorba, en dialogo con la diaria.

“Cuando uno corrige el déficit recibido, viendo lo que son los gastos postergados y los ingresos adelantados, el déficit, desde el punto de vista económico, muestra que estamos en un escenario superior al 4% del PIB; y cuando uno mira cuál era el déficit en los primeros años de cada una de las administraciones anteriores, este es el peor resultado fiscal corregido de los últimos 20 años, lo que refleja la verdadera situación del país”, señaló.

Vallcorba habló con la diaria luego del evento “Estrategia fiscal del gobierno: cambios tributarios y mejora en la eficiencia recaudatoria”, que se realizó el martes pasado por iniciativa de Fuerza Renovadora.

El jerarca explicó que esta situación implica una “restricción” y supone un “menor margen de maniobra” para el gobierno que el que se había pronosticado un año atrás. Mientras que el gobierno anterior proyectaba un déficit del 2,8% del PIB para este año, en el marco de la Rendición de Cuentas correspondiente a 2024, el resultado para este año sería del entorno del 4,1% o del 4,2% del PIB. Esto representa una diferencia de aproximadamente “1.000 millones de dólares de diferencia”, añadió.

“Esta situación fiscal que tenemos en 2025, que es peor de lo que preveía el gobierno anterior hace apenas un año, limita sin duda las posibilidades de desplegar un conjunto de políticas públicas que estaban proyectadas para ejecutarse”, sentenció. Frente a esta situación, consideró que es importante que, desde una perspectiva de izquierda, también se incorpore la visión sobre la eficiencia del gasto, porque de lo que se trata es de obtener los mejores resultados con los dineros que se gastan o que se invierten.

“Este tema es mucho más desafiante cuando uno enfrenta una situación fiscal restrictiva, porque en la medida en que tenemos menor capacidad para expandir el gasto, se vuelve más trascendente lograr un gasto eficiente. De hecho, muchas veces discutimos sólo sobre el gasto incremental en cada uno de los presupuestos y, en realidad, la mayor parte de este es el que viene establecido del año anterior. Por lo tanto, es central poder utilizar mejor esos recursos para lograr mejores resultados en materia de los objetivos planteados inicialmente para las políticas públicas”, explicó.

Con esta lógica, y a pesar de que desde una perspectiva de izquierda la estabilidad macroeconómica podría no ser vista como una prioridad, representa un elemento “central”. En ese sentido, Vallcorba consideró que “la estabilidad macroeconómica deja de ser un concepto abstracto y pasa a ser una condición necesaria para poder avanzar en un programa de transformación sostenible”.

“Si hay algo que ha quedado claro en la historia de Uruguay y de todos los países latinoamericanos, es que cuando ocurren crisis económicas de gran magnitud quienes más sufren son los sectores más desfavorecidos, porque son los que tienen menor capacidad de respuesta, menor espalda para poder afrontar estas situaciones críticas. Por lo tanto, la consecuencia de toda crisis económica es una sociedad más fragmentada, más segmentada, con un conjunto de personas que van quedando por el camino y cuya reincorporación después es mucho más costosa y más lenta”, agregó.

Presupuesto

Consultado sobre cómo evalúa la discusión del presupuesto, el subsecretario dijo que es “muy positiva” porque los aspectos centrales de la propuesta que envió el Poder Ejecutivo fueron aprobados en Diputados, donde el oficialismo no cuenta con mayoría parlamentaria. “Este era un desafío importante para el gobierno y se resolvió de manera muy satisfactoria”.

En cuanto a la estrategia fiscal establecida en el presupuesto, dijo que el foco se centró en preservar la estabilidad macroeconómica y consolidar la situación fiscal, aspectos que consideró “centrales” en la línea de crecimiento que impulsa el gobierno. “La estabilidad macroeconómica es una condición necesaria para que los países puedan tener un mejor desempeño, un mayor crecimiento y un mejor desarrollo económico y social. Como decía Danilo Astori, no hay experiencias en el mundo de desarrollo económico y social sostenido en el tiempo que se apoyen en una situación de inestabilidad macroeconómica. Es una condición necesaria, pero no es suficiente, dado que se requiere un conjunto de políticas públicas activas adicionales; pero, sin estabilidad, no hay condiciones para que la economía crezca, para que el país se desarrolle tanto desde el punto de vista económico como social”, añadió.

Martín Vallcorba, el 21 de octubre, en la sede de Fuerza Renovadora.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Además, dijo que “no hay capacidad de implementar y desarrollar el resto de las políticas públicas si la economía no vuelve a crecer a tasas más elevadas de lo que lo ha hecho en los últimos diez años”.

Gobierno estima que medidas fiscales establecidas en el presupuesto generan un ingreso adicional de 1.200 millones de dólares

Vallcorba detalló que las medidas fiscales establecidas en el presupuesto generarán una mejora de ingresos estimada en 1.200 millones de dólares (1,5% del PIB), distribuida en partes iguales entre eficiencia recaudatoria y cambios impositivos.

Entre las transformaciones que el subsecretario destacó se encuentra la implementación local del impuesto mínimo global, que gravará a multinacionales con ingresos superiores a 750 millones de euros anuales. Según Vallcorba, esto permitirá “relocalizar impuestos que hoy pagan en el exterior” y aportará unos 360 millones de dólares adicionales.

Asimismo, destacó el gravamen a los dividendos distribuidos a no residentes, que aportará otros 120 millones de dólares. “El 80% de todas las modificaciones implica gravar a empresas multinacionales que no estaban contempladas, pero que si no pagan en Uruguay, igual lo harían en el exterior”, indicó.

También mencionó el gravamen de los depósitos en el exterior con el fin de “corregir inequidades entre quienes ahorran dentro y fuera del país”. Asimismo, señaló que la aplicación del IVA a las encomiendas internacionales, junto con un aumento de la franquicia libre de impuestos de 600 a 800 dólares, busca “equiparar condiciones con el comercio local y mitigar distorsiones provocadas por plataformas como Temu”. Dicha medida generará ingresos en torno a los 40 millones de dólares.

En efecto, resaltó, “el 80% de las modificaciones tributarias apunta a localizar impuestos en Uruguay, no a crear nuevas cargas sobre los sectores medios o el consumo”, aclaró Vallcorba. No obstante, señaló que discutir sobre impuestos sigue siendo un “tabú” en Uruguay, debido al “oportunismo” con el que se aborda el tema en el debate público. “Normalmente hablar de impuestos es complicado, porque en general la discusión pública de estos temas es de pésima calidad, con un nivel de oportunismo absoluto; por lo tanto, casi que es un tabú”, remató.

El economista sostuvo que hay temas que están en la agenda que el gobierno podría evaluar, entre ellos una revisión del régimen tributario de las pequeñas empresas y el avance hacia un IVA personalizado, una medida contemplada en el programa del Frente Amplio que apunta a introducir mayor progresividad en el sistema tributario.

Las prioridades de la política fiscal

Durante el evento del martes pasado en la sede de Fuerza Renovadora, Vallcorba enmarcó la política fiscal dentro de cuatro grandes prioridades definidas por la administración de Yamandú Orsi: consolidar la estabilidad macroeconómica, acelerar el crecimiento, fortalecer la matriz de protección social y mejorar la seguridad social.

Sostuvo que la situación fiscal con la que comienza el gobierno es “realmente desafiante”, pero remarcó que el país cuenta con “fortalezas institucionales y reputacionales” que permiten procesar una consolidación fiscal gradual, “sin recurrir a políticas de shock”.

“Uno podría poner como punto de quiebre la crisis de 2002, dado que a partir de entonces se fueron adoptando un conjunto de definiciones y un enfoque de la política económica que fueron construyendo las fortalezas que hoy nos permiten enfrentar la situación con el tiempo necesario para poder procesarla sin la necesidad de una política de shock inicial. Ese es el punto de partida que encontró el gobierno, que asumió con un mandato de no reducir el gasto”, sostuvo.

Sin embargo, la situación obliga a que el país avance en su consolidación fiscal, porque a pesar de no estar en un momento “apremiante”, la situación fiscal no es “sostenible en el tiempo”, explicó el subsecretario, y señaló que países del tamaño de Uruguay no pueden mantener a largo plazo déficit fiscales del orden del 4% del PIB.

“Como sucede en la economía familiar, cuando uno tiene un déficit, lo que está pasando es que estamos gastando más de los ingresos que tenemos. Un déficit elevado, sostenido, lo único que genera es una trayectoria creciente a nivel de la deuda, al punto que llega un determinado momento en el que esa deuda no se puede pagar y eso conduce a una crisis como, por ejemplo, la que tuvimos en 2002”, afirmó.

Estrategia fiscal

El “corazón” de la estrategia fiscal del gobierno, según Vallcorba, se basa en mejorar los ingresos sin reducir el gasto público. “La consolidación fiscal no se apoya en recortes. En ese sentido, el gasto como porcentaje del PIB se mantiene constante a lo largo del período, y la mejora proviene del aumento de los ingresos del sector público”, explicó. A este respecto, remarcó que se trata de una “estrategia gradualista”, ya que la mejora no se procesa en términos inmediatos, sino que las proyecciones estiman que la deuda en relación con el PIB continuará aumentando en 2026 y 2027 y alcanzará su estabilización al final de la administración, es decir, en 2029.

“Lo que nos permite establecer esta estrategia gradual de convergencia y de consolidación fiscal es precisamente la representación y la confianza que Uruguay ha ido generando [...] lo que permite que haya gente dispuesta a financiarnos porque confía en el país y en su capacidad de repago de la deuda”, indicó. En este sentido, el enfoque del MEF combina eficiencia recaudatoria y reformas tributarias progresivas, con el objetivo de que el peso del ajuste no recaiga sobre los trabajadores ni sobre los consumidores.

Asimismo, advirtió que el éxito de la estrategia depende de que Uruguay recupere tasas de crecimiento superiores al 2% anual, tras una década de estancamiento. “Sin crecimiento no hay sostenibilidad fiscal ni posibilidad de sostener nuestra matriz de protección social”, subrayó.

Vallcorba sobre el IVA personalizado: “Conceptualmente correcto, pero con desafíos”

El subsecretario del MEF dijo que avanzar hacia un IVA personalizado, que distinga el nivel de ingreso del consumidor, es “conceptualmente correcto”, ya que ataca el principal problema del impuesto: su falta de progresividad.

“El IVA no distingue según la capacidad de pago. Todos pagamos el mismo porcentaje, independientemente del ingreso. Conceptualmente está muy buena la idea, pero hay un conjunto de implicancias y desafíos a la hora de implementarla”, explicó. A este respecto, agregó que “cualquier cambio en esta dirección va a implicar que haya “ganadores y perdedores”. En efecto, “habrá gente que pague menos y gente que abone más. Y, en general, quienes pagan menos no lo valoran, pero quienes pagan más lo sienten como un gran perjuicio. El ejemplo más claro fue la implementación del IRPF”, recordó.

Vallcorba subrayó que Uruguay ya avanzó parcialmente en esa dirección con instrumentos como la Tarjeta Uruguay Social o las Asignaciones Familiares, que devuelven la totalidad del IVA a los sectores más vulnerables. Estos “son ejemplos de IVA personalizado en funcionamiento; son caminos que vamos transitando, reconociendo la dificultad de implementar un cambio completo”, puntualizó.

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