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Marcelo Bisogno, director del Instituto Nacional de Estadistica, el 9 de mayo, en la Torre Ejecutiva.

Foto: Alessandro Maradei

El 17,3% de la población está bajo la línea de pobreza, según determinó el INE a partir de una actualización en la metodología

5 minutos de lectura
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Hasta hoy, la línea de pobreza se basaba en la Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares de 2006, que reflejaba un patrón de consumo y valores de las canastas ya desactualizados.

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Leído por Mathías Buela.
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El Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó este viernes los datos de una nueva línea de pobreza e indigencia, basada en la Encuesta de Gastos e Ingresos de los Hogares (ENGIH) de 2017, lo que representa una actualización de la metodología y la canasta en la que se basan los datos, ya que hasta ahora las cifras de pobreza se calculaban a partir de los datos de 2006.

Según la nueva canasta y metodología de 2017, la pobreza alcanza a 13,4% de los hogares del país y a 17,3% de los uruguayos, 9% más en comparación a los datos con base en 2006 (8,3%). Estos dos valores, si bien evidencian un incremento, no pueden ser comparables, puntualizó el director del INE, Marcelo Bisogno, “porque son dos métricas totalmente distintas”. “Son dos años muy distintos. En 2006 el país se estaba recuperando de una crisis macabra”, afirmó Bisogno, al inicio de la presentación, contextualizando las estadísticas, que, según indicó, son “sólidas” desde el punto de vista técnico, “pero no son oportunas” porque “llegan tarde”, ya que los datos se recabaron en 2017 y hoy “salen a la luz”.

“La tardanza es un detrimento a la calidad, porque la calidad implica que se pueden usar, que se pueden usar en su momento, y en eso no estamos a la altura, pero lo vamos a estar”, acotó. El director consideró que la nueva métrica de 17,3% “es un criterio sumamente valioso” para entender la pobreza, ya que “está más actualizado, está sujeto a metodologías más verificadas en el tiempo, y porque tiene una canasta más actualizada”.

Por otro lado, el porcentaje de indigencia a nivel país es de 1,5%, representado por 1,9% en Montevideo y 1,2% en el interior.

¿Cómo se mide la pobreza monetaria?

La pobreza basada en el método del ingreso identifica como individuos en situación de pobreza a “aquellos que no tienen el ingreso suficiente para cubrir el costo del conjunto de bienes y servicios que se definieron como básicos, y eso es lo que determina el umbral que se conoce como línea de pobreza”, explicó Macari. El conjunto de bienes se derivan de la ENGIH y se clasifican, por un lado, en alimentarios, que conforman la canasta básica alimentaria, y en no alimentarios, para la canasta básica no alimentaria; el conjunto de las canastas constituye la canasta básica total. A su vez, el nivel de ingresos que se utiliza para comparar con los umbrales y determinar cuál es la incidencia de la pobreza y de la indigencia se obtiene de la Encuesta Continua de Hogares (ECH).

“Si el ingreso de un hogar es inferior al umbral de la línea de indigencia, es decir, si no logra superar el valor de la canasta básica alimentaria definida para ese hogar, se define ese hogar como indigente o pobre extremo”, puntualizó Macari. Por otro lado, “si el ingreso del hogar logra superar o logra cubrir el valor o el costo de esa canasta básica alimentaria, pero no es suficiente ese ingreso para cubrir el valor de la canasta básica no alimentaria, entonces estamos frente a un hogar que es pobre pero no es indigente”, continuó.

Datos a partir de la nueva metodología

Maira Colacce, doctora en Economía, en diálogo con la la diaria, explicó que con la nueva metodología se está “comparando con un umbral diferente”, es decir, no cambian los ingresos, estos surgen de la misma ECH, pero cambia “el umbral con el que comparamos los ingresos para determinar si un hogar es o no pobre”. La doctora acotó que el cambio de umbrales se realiza habitualmente, “porque en realidad la línea de pobreza lo que busca es reflejar un patrón de consumo” y este cambia con el tiempo.

Con respecto a la nueva línea, sostuvo que implica “un umbral más alto” que el que se tenía con la metodología de 2006. “Con esta actualización encontramos que la línea es más alta y por lo tanto el nivel de pobreza es mayor”, añadió.

La directora de la División de Estadísticas Sociodemográficas, Andrea Macari, destacó en su presentación el fuerte incremento que registró la canasta básica total entre 2006 y 2017, sobre todo en el interior del país, explicado principalmente por un aumento de casi el 40% de la canasta básica no alimentaria entre una metodología y otra. La canasta generada en 2006 es “muy humilde” comparada con el nivel de consumo que tiene la sociedad hoy en día. Los rubros con más crecimiento entre una y otra canasta para ambas regiones son comunicaciones (117% en Montevideo y 201% en el interior), recreación y cultura (57% y 85%) y prendas de vestir (28% y 85%).

Aunque la diferencia entre canastas se acentúa en el interior del país, la proporción de personas pobres en el interior y en Montevideo es bastante equitativa: 17,1% y 17,5%, respectivamente, algo que no sucedía con la otra metodología, por lo que se evidencia una disminución de la brecha de la pobreza entre regiones.

Colacce consideró que los resultados actuales de pobreza según la región “son reconfortantes”, porque se ajustan más a los niveles de otros indicadores que medían el nivel de bienestar y reflejaban “que la situación era peor en el interior que en Montevideo”, como el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas o de pobreza multidimensional. Realizó la misma valoración sobre el nivel total de pobreza, que “parece más ajustado a otras privaciones que estábamos viendo en los hogares”, en comparación con el porcentaje de pobreza que arrojaba la metodología anterior”.

Por edades, la incidencia de la pobreza sigue siendo muy alta en los menores de seis años (32,2%) y se reduce de forma inversamente proporcional a la edad: de seis a 12 años, 28,1%, de 13 a 17, 27,5%, de 18 a 64, 15,4%, y finalmente, en los mayores de 65 años es de 6,3%. En cuanto a la incidencia de la pobreza en los hogares según el sexo del referente, a nivel país es del 16% para las mujeres y del 10% para los hombres.

Tendencias similares entre las metodologías

Pese a la diferencia en la tasa de pobreza producto de la desactualización de la canasta de 2006, se observa que las tendencias de largo plazo, tanto a nivel país como por región, son similares con ambas metodologías. “La evolución de ambas medidas es consistente al mostrar una reducción de la pobreza en los primeros diez años del período, un estancamiento hasta 2019, un aumento durante la pandemia del covid”, destaca el informe del INE.

Bisogno explicó que si bien con la canasta de 2006 la tasa “está casi al doble en todo el proceso”, va paralela a los datos basados en la canasta de 2017. “No hay un solo año en el cual las dos canastas discrepen en el incremento. En todos los años en que cayó la pobreza en la canasta 2017, cayó la pobreza en la canasta 2006”, afirmó.

Colacce consideró “bastante tranquilizador” que las trayectorias de las líneas sean “muy parecidas”, porque “en realidad están midiendo un mismo proceso pero con umbrales diferentes”. Comentó que es “esperable” que el valor de la pobreza cambie cuando se cambia la metodología, “es algo que pasa todo el tiempo”, pero “el hecho de que la tendencia de la pobreza sea la misma con una metodología o con la otra es tranquilizador en términos de las decisiones tomadas”, reafirmó.

Metodología

La elaboración de la metodología 2017 inició con “talleres preparatorios para definir criterios conceptuales y operativos de la ENGIH”. En el período de noviembre 2016 y octubre de 2017 se realizó la encuesta y, finalizado el trabajo de campo, se realizó el proceso de análisis de consistencia, validación de la base de datos y cálculos de ponderadores.

En 2020, se publicaron los microdatos e informes técnicos vinculados a la ENGIH y luego de esto, con la colaboración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el INE “organizó talleres con expertos y organismos idóneos en la temática, para discutir distintas opciones metodológicas” para la construcción de la línea de la pobreza.

Finalmente, el INE “analizó las propuestas discutidas en los talleres, revisó los procedimientos de cálculo, llevó a cabo ejercicios de validación, redactó el documento metodológico y adaptó la ECH para relevar el vector de ingreso para medir la pobreza según las nuevas definiciones”.

“Son operaciones estadísticas muy costosas desde todos los puntos de vista, cuesta mucha plata y además operativamente son muy muy complejas. Por eso es que se hacen con esa periodicidad, con esa amplitud en el tiempo”, indicó Macari.

La recomendación de la CEPAL es que la ENGIH se realice cada 10 años, por lo que, pese a que los resultados de la nueva línea se conocen ahora, el INE estaría cerca de iniciar un nuevo proceso para implementar la encuesta, que dará lugar a una nueva línea.

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