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Escolares de Rafael Perazza preocupados por contaminación acústica diseñaron dispositivo para detectarla

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A 20 kilómetros de Libertad, departamento de San José, un grupo de 23 niños se interesó por la contaminación acústica en la localidad de Rafael Perazza. Se trata de un grupo de la Escuela 80 Clemente Estable de esa localidad, que funciona bajo la modalidad de tiempo extendido: de mañana hay talleres rotativos y de tarde se trabaja con la maestra de aula.

Desde el año pasado, junto a la tallerista y la maestra, los niños trabajan en un proyecto que consiste en el desarrollo de una temática que ellos reconozcan como un problema del entorno de la escuela para solucionar. Decidieron abordar el tema de la contaminación sonora dentro de la categoría de tecnología, porque en ese momento había llegado a la escuela un kit de robótica que despertó el interés y la curiosidad de niños y adultos, según contó a la diaria la maestra del grupo, Florencia Luaces.

Una vez elegido el tema, los niños comenzaron a recoger evidencia por medio de mediciones desde diferentes dispositivos para reflexionar sobre lo que estaba pasando en la escuela, explicó Luaces. Después de esa primera etapa de investigación y de medición, el proyecto pasó a una fase de elaboración propia y construcción. Para poner manos a la obra utilizaron la XO del Plan Ceibal, más concretamente programas como Scratch, que permiten programar. Lo que hicieron fue darle una serie de órdenes a la XO para elaborar una alarma sonora, mediante un dispositivo que desde el micrófono de la computadora recoge el sonido ambiente, lo mide y cuando pasa un límite que indica que el sonido llega a ser perjudicial para la salud, realiza una señal por medio del cambio de color del fondo de la pantalla de la computadora y también emite una señal sonora.

En una segunda instancia, los niños complejizaron ese dispositivo y agregaron el kit de robótica, que contaba con luces. De esa forma, utilizaron la luz roja para alertar del daño y la luz verde para indicar que el sonido a medir estaba a nivel normal.

La maestra narró que con dicho proyecto, los niños participaron en el club de ciencia departamental en San José, y que también pasaron a instancias nacionales. Además, dijo que en el transcurso de este año, la idea es continuar trabajando con el proyecto, complejizando el dispositivo para hacerlo más completo. Según dijo Luaces, estas actividades se piensan también en relación con los contenidos curriculares, ya que se basan en el programa de educación inicial y primaria.

Según la docente, los niños hacen este tipo de actividades en forma más motivada y se los ve más estimulados. “Ellos tienen la capacidad de reconocer que pueden crear, elaborar, y ven que lo ellos hacen incide en el medio. Este tipo de trabajos les da la posibilidad de impactar en el medio y comunicar”, señaló. Para Luaces, mediante el trabajo en el proyecto los niños tuvieron la oportunidad de desarrollar habilidades como la independencia, el trabajo en equipo, la posibilidad de conocer de otras disciplinas y la iniciativa para investigar. “Es acercarlos a cómo se hace la ciencia”, resumió la maestra.

Consultada acerca de los desafíos que enfrentó como docente a la hora de trabajar con esta iniciativa, que es diferente al tradicional formato de aula, Luaces destacó la posibilidad de trabajar con la tecnología. “Para hacerlo debemos tener la parte de la teoría vinculada a la práctica, pero cuando construimos un dispositivo hay que tener una base y saber cómo hacerlo. Cuando salimos del Instituto de Formación Docente tenemos talleres y actividades, pero hay poca formación sobre programación y robótica, que son cosas muy nuevas. Tenemos que tratar de buscar oportunidades, contactos o personas más especializadas en el que nos puedan ayudar, para poder elaborar con ellos”, remató.

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