Un grupo de docentes de la Facultad de Ciencias Naturales (Fcien) de la Universidad de la República (Udelar) se propone demostrar que la innovación también puede tener bajo costo, y para eso idearon un curso con el objetivo de usar los celulares como herramientas de laboratorio. Los celulares inteligentes sirven, entre otras cosas, como acelerómetros, magnetómetros y sensores de proximidad o de luz. El Laboratorio de prácticas educativas sobre el uso de teléfonos inteligentes para la enseñanza de las ciencias naturales comenzó este martes y se extenderá todo el semestre; se inscribe dentro del Programa de Desarrollo Pedagógico Docente de la Comisión Sectorial de Enseñanza de la Udelar, que apunta a la formación didáctica de los profesores universitarios. Para trabajar se eligió la modalidad de “laboratorio de experimentación de innovaciones” porque “al ser más largo en el tiempo, permite procesos de trabajo que lleven a la transformación de las prácticas de la enseñanza”, comentó a la diaria Virginia Rodés, docente del equipo de trabajo.
Arturo Martí, del Departamento de Física de la Fcien, es el coordinador del Laboratorio y explicó a la diaria cómo está planteado el curso: “Por un lado vamos a ir presentando diferentes técnicas y experiencias, y por otro los docentes van a ir proponiendo sus ideas, van a tener oportunidad de hacerlas y discutirlas con el resto de la gente y sus propios estudiantes”, contó. Las experiencias en las que se basa la primera parte del Laboratorio son prácticas que ha desarrollado el equipo de Física o “que se encuentran disponible en la literatura para colectivizar”, aseguró el docente. El objetivo es “analizar estas tecnologías y aportar diferentes puntos de vista entre docentes de ciencias naturales en general, se propone un ámbito colaborativo donde se pueda discutir entre todos”, precisó.
Para Martí son varios los beneficios de usar el celular para estas prácticas. “Actualmente todo el mundo tiene celular y por lo general son inteligentes; muchas veces [los estudiantes] están pendientes de ellos, y a pesar de que es un elemento distractor, el desafío es transformarlo para darle un uso más amplio que sólo las redes sociales”.
La idea del curso es hacer énfasis en las prácticas de laboratorio. Martí opinó que muchas veces hay poco aprovechamiento de los recursos en las instituciones educativas: “A veces están los instrumentos parecidos que hacen este tipo de prácticas, hay sensores que vienen de las grandes empresas que suministran material didáctico, pero suele haber un sensor de cada tipo; el celular tiene la ventaja de ser algo masivo y con un costo mucho más bajo”, comentó Martí.
Según Rodés, las expectativas del equipo de trabajo tienen que ver con “incorporar el uso de tecnología para la enseñanza de la ciencia, usando un dispositivo de amplia cobertura, porque más de 90% de la población del país tiene ese tipo de teléfono, y en los aspectos formales buscamos promover un cambio en las prácticas de enseñanza enriquecidas con tecnología”.
Este curso, según detalló Martí, surge del interés del prorrector de enseñanza de la Udelar, Fernando Peláez, que supo de los talleres que dictaban los docentes de la Fcien a profesores de secundaria. Esos cursos comenzaron en 2013: “Descubrimos que había algunos experimentos bastante divertidos sobre uso de celulares y vimos que se podían hacer muchas cosas. En ese momento se usaba sobre todo el acelerómetro, que era lo que tenían los celulares, pero cuando vimos el potencial nos pusimos a trabajar; incluso algunas experiencias se han ido publicando en diferentes revistas”. Según el coordinador, las herramientas que brindan en el taller motivan a los docentes: “Es un tema que ha tenido mucha receptividad. Cuando se le dice a la gente que la herramienta que tiene en la mano puede hacer otras cosas que no es lo que el fabricante ni la persona espera, la gente abre los ojos y se entusiasma enseguida”, puntualizó Martí.
Dentro del grupo de 25 docentes que participan en el primer laboratorio hay representantes de distintos servicios de la Udelar, como Ciencias, Ingeniería, Medicina y Veterinaria, y también se llenó el cupo para docentes de la Universidad Tecnológica y del Consejo de Formación en Educación (CFE). Rodés evaluó como “muy buena la convocatoria, que se aproxima al máximo que se había manejado a pesar de sólo tener una semana de difusión”.