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Jim Yong Kim, en la actividad el Factor Humano, en la sala Nelly Goitiño. Foto: Andrés Cuenca

Presidente del Banco Mundial propone que préstamos internacionales tomen en cuenta nivel de inversión del país en capital humano

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El presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, visitó Uruguay y dedicó la tarde de ayer a hablar sobre el factor humano y la importancia de “invertir en la gente hoy para abordar los desafíos del mañana”. Empezó la charla mostrando gráficas que demuestran, a nivel mundial, la necesidad de los países de invertir en el capital humano, porque allí está su mayor riqueza. Terminó el encuentro con un intercambio de halagos y pedidos de favores con el ex capitán de la selección uruguaya de fútbol Diego Lugano. Entre tanto, también conversaron con el jerarca surcoreano varios referentes de la educación uruguaya.

El motivo que convocó a Kim es resaltar que “estamos en medio de una crisis a nivel mundial de capital humano. Los estudiantes en todo el mundo tratan de entender cuál va a ser su papel en la economía del futuro, pero las cosas pasan muy rápido”. El presidente del BM dedicó unos minutos a explicar que en el mundo hay muchos niños afectados por retraso del crecimiento. Detalló que son 155 millones de niños los que padecen esta situación y que esto va a ser un problema en el futuro, cuando estos niños compitan en el mercado laboral: “Vamos a tener que asignarles tareas que no van a ser las mejores. Entonces esto es más que un problema de trabajo, existe un problema en la educación”.

Relacionado a este problema en la educación, el BM se ha planteado tres metas. Por un lado, “hacer evaluaciones seriamente, porque no se trata de niños en la escuela, se trata de niños aprendiendo y el enfoque debe ser muy distinto”. Además, “una vez que se tenga la evidencia de lo que está pasando, cuando esté demostrado si la escuela enseña o no, si el alumno estudia o no, se debe actuar en beneficio de los estudiantes, porque los sistemas educativos no se deberían organizan para beneficio de los docentes o administradores, sino para los estudiantes”; por último, la autoridad señaló que el BM tiene como meta “hacer trabajar a todos los sectores juntos; si tenemos un sistema educativo debemos trabajar de arriba hacia abajo hasta llegar a las aulas, sobre todo las rurales”.

Kim destacó los avances en Latinoamérica, pero también aportó algunas cifras preocupantes. “Uno de cada cinco jóvenes, es decir, más de 20 millones de jóvenes entre los 15 y 24 años ya no están vinculados al sistema educativo, y 60% de ellos viene del 40% más pobre y están por debajo de los niveles de eficiencia en las pruebas PISA”, mencionó. También resaltó datos uruguayos: 45% de los niños más pobres terminan la primera parte de la secundaria y sólo 11% terminan la educación secundaria completa, casi 18% de los adolescentes uruguayos abandonan el sistema y sólo 38% termina la universidad, una cifra baja comparada con los países vecinos.

Sobre cuál es el rol del BM para cambiar estas circunstancias a nivel mundial, Kim aclaró que se debe empezar por “valorar la educación, y eso comienza desde los líderes del gobierno, desde los ministros de finanzas. Estamos haciendo un ranking de capital humano y lo vamos a usar. Hablamos con una empresa que tiene los bonos soberanos de gobierno y les preguntamos si tienen en cuenta el capital humano y respondieron que no tienen datos. Nosotros podríamos aportarlos y eso afectaría los costos que tiene que pagar cada país cuando pide un préstamo”. Esta idea afectaría seriamente a los países que invierten poco en desarrollar su capital humano; de hecho, Kim comentó que algunos líderes le pidieron que no avance con esta iniciativa, a lo que respondió que “es una responsabilidad moral y ética revelarles a ellos y al resto del mundo cómo les está yendo, si invierten o no en las personas”.

En la interna

Para bajar a Uruguay los comentarios de Kim, el grupo Banco Mundial invitó a conversar a Miguel Brechner, presidente del Plan Ceibal, junto a Geraldine Delfino, gerente de PwC Uruguay, especializada en búsqueda y selección de talentos, y Adriana Aristimuño, cofundadora de Eduy21. Cada uno dio su visión de la educación uruguaya: mientras que Brechner prefirió centrarse en las acciones que se llevan adelante desde el sistema, Aristimuño, que también reconoció los avances, destacó las dificultades a las que se enfrenta la educación, tales como el abandono escolar y los problemas en los logros de aprendizaje; a su entender, “pensando en un mundo globalizado, el sistema educativo no está dando la talla”. Por su parte, Delfino comentó que los problemas van más allá de la educación y reposan en “el hogar, la familia, que es donde se construyen los valores”.

Kim halagó a los panelistas y no quiso brindar consejos en el entendido de que ellos eran los expertos. Lo que sí ofreció fue “una perspectiva del resto del mundo”. El surcoreano, que es presidente del BM desde 2002, ha recorrido varias veces el globo y en comparación encuentra interesante que en en los países asiáticos la importancia de la educación es un mandato familiar: los jóvenes llegan a pasar hasta 15 horas en un centro de estudio y los padres compiten por quién tiene a sus hijos en el mejor colegio, y a pesar de que esto “podría parecer dañino para los jóvenes”, Kim señaló que son los países con los que el mundo se compara.

“Se me ocurre que lo que podría ayudar a Uruguay es mirar un poco qué está pasando con los mejores sistemas del mundo, donde hay innovación, donde hay investigación. Una de las cosas que podemos hacer con este equipo del BM es hacer un seminario en Uruguay, con ejemplos de países que han hecho inversión o innovaciones especiales, para que ustedes vean cómo avanzaron los resultados”, recomendó Kim, y alentó a buscar “un término medio entre la negligencia y la opresión. Ese es el tipo de cambio que podemos hacer; el impulso debe llegar desde la familia, para darle toda la educación posible a sus hijos”.

Brechner concordó con el surcoreano en que el impulso de la educación debe ser un cambio cultural que llegue desde la propia familia, y reclamó: “Nosotros aceptamos que 25% del quintil más rico no termine la enseñanza secundaria. Si no podemos aceptar como sociedad que es importante el estudio, no podemos cambiar”. Asimismo, aclaró que desde Plan Ceibal se trabaja con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) en la Red Global de Aprendizajes, que impulsa en unos 400 centros educativos del país el aprendizaje basado en proyectos, “la única manera en que podemos salir de este círculo vicioso de docentes alineados y estudiantes aburridos”.

Aristimuño afirmó que no hay un solo cambio que vaya a solucionar los problemas de la educación nacional; la docente prefiere hablar de que es necesario “un cambio en el sistema educativo sistémico”. A su entender “hay cuestiones estructurales, de cómo funcionan los centros educativos, del factor docente y cómo llegan a los centros, del currículo general. Todo se debe transformar en su conjunto”. Para ella “hay que respetar todas las cosas buenas que estamos haciendo, como [el Plan] Ceibal y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación [ANII], y todas las experiencias en los contextos desfavorecidos que han cambiado los resultados, la cantidad de iniciativas de los maestros de a pie que están innovando”; pero consideró que si se hace “un cambio sistémico, ese talento va a florecer mucho más, el sistema va a permitir que se produzca mucho mejor conocimiento”.

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