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Helena Cobellini (archivo, octubre de 2018).

Foto: Andrés Cuenca

El GEA se consolida como un ámbito en el que docentes uruguayos desarrollan estudios biográficos y autobiográficos

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Funciona en el CFE desde 2015 y se basa en dos pilares: rigor académico y trabajo colaborativo.

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Una biografía de El Sabalero José Carbajal; la historia de la implementación en Mercedes del plan piloto de 1963 en secundaria hasta su supresión por la dictadura; una investigación sobre las cartas que escribió Vicente Ascone, músico y profesor italiano radicado en Uruguay, quien compuso la primera ópera nacional. Entre otros tantos, esos tres trabajos han confluido en el Grupo de Estudios Autobiográficos (GEA), que funciona desde 2015 en el ámbito del Consejo de Formación en Educación (CFE) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Según contó a la diaria Helena Corbellini, quien coordinó ese espacio hasta el año pasado, se trata de un grupo que reúne a investigadores de todas partes del país y que ha logrado funcionar en base a los pilares de la rigurosidad académica y el trabajo colaborativo entre sus integrantes. Hasta el momento, si bien el GEA se ha compuesto mayoritariamente por egresados de profesorado, también han participado otros profesionales de la educación, como los maestros. Al mismo tiempo, si bien la mayoría de sus integrantes proviene del campo de la literatura, Corbellini afirma que se hace un trabajo interdisciplinario en el que también participan profesores de otras áreas del conocimiento, en el que todos cruzan las fronteras invisibles hacia otras disciplinas.

Como en el grupo hay educadores de todo el país, la modalidad que se generó en estos años de trabajo ha sido semipresencial. En el caso de quienes son profesores en el CFE, para el trabajo en el GEA utilizan las horas de departamento que tienen destinadas a tareas de investigación en los centros de formación en educación en los que trabajan. En cambio, cuando son docentes de secundaria o de otro subsistema de la ANEP, que no tienen horas para investigar, dedican su tiempo personal a la tarea, lo que en muchos casos implica sacrificar tiempo de ocio o vacaciones. El componente presencial del grupo consiste en un encuentro, un sábado cada un mes o mes y medio, en el Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores (IPES) del CFE. Como actualmente el GEA está integrado por docentes de Salto, Mercedes, Nueva Palmira, Colonia, Juan Lacaze y Maldonado, deben trasladarse para los encuentros en el IPES, donde “cada uno da cuentas del estado de su investigación”, detalló Corbellini. Los pasajes para que los profesores se trasladen a Montevideo son financiados por el CFE, que hasta el año pasado también les daba 150 pesos para el almuerzo.

En marcha

Corbellini destacó especialmente que en esos encuentros los docentes trabajan “en cooperación absoluta”, igual que ocurre en forma digital entre una reunión y la siguiente. “No es que alguien viene a exponer algo hecho en soledad; primero empezamos el año trayendo un tema para trabajar en el ámbito de los estudios autobiográficos o biográficos. Ahí se debate su viabilidad: si tiene sentido y por qué”, explicó, y agregó que hasta el momento el GEA priorizó investigaciones sobre la cultura y el patrimonio uruguayo. Una vez definidos los temas, que en muchos casos coinciden con tesis de posgrado que están haciendo los docentes que integran el grupo, en las reuniones siguientes se discute sobre el método de trabajo, los objetivos, el marco teórico y “todo lo que concierne a una investigación, hasta llegar al resultado”, detalló.

Según fundamentó, la construcción del rigor académico fue una tarea “ardua”, que llevó un trabajo importante y cuidadoso de su parte mientras ejerció la coordinación. En sus palabras, ello implicó “no aplaudirnos simplemente porque la persona está haciendo el esfuerzo; puede haber mucho esfuerzo y que el trabajo no esté bien porque la metodología no es adecuada o porque no se está diciendo nada interesante. Todos hemos recibido baños de humildad; en ese punto ha sido muy fuerte el rol de la coordinación para intervenir, logrando a su vez que la persona no se desanime”. Lo mismo ocurrió para lograr un clima de trabajo “de cooperación y estima de los integrantes”, para lo que, por ejemplo, se prohibió hablar mal de las personas del grupo. “A veces traemos vicios que se han vuelto bastante inquietantes o preocupantes en el profesorado, como el hábito de hablar mal de las personas y confundir la tarea con la persona”, ilustró. Corbellini contó que este clima de trabajo ha llevado a que la mayoría de los integrantes del GEA entienda que no hubiera podido terminar el trabajo que se propuso sin la actitud “de cooperación y de transmisión de experiencia y ayuda” en el grupo.

Delimitación del campo

En cuanto a qué tipo de estudios entran en la órbita del GEA, si bien en un inicio se incluían únicamente los estudios autobiográficos, con el paso del tiempo el criterio se flexibilizó y, por ejemplo, tuvieron entrada profesores que se han dedicado a ayudar a otros a construir su biografía. Ese fue el caso de Pablo Márquez, integrante del GEA, quien reconstruyó la trayectoria del arquitecto y artista plástico salteño César Rodríguez Musmanno, con quien tuvo extensas entrevistas antes de su fallecimiento. De ese trabajo surgieron conclusiones fuertes, como la importancia del trabajo cooperativo y de lo que ocurría en los talleres en los que se desempeñaba el artista, señaló la ex coordinadora. Respecto de la biografía de El Sabalero realizada por Leticia Collazo y Raquel Nusspaumer, ambas de Juan Lacaze, destacó que pudo confirmarse que hay “un entramado muy fuerte” entre la vida personal del cantante, la ciudad y sus canciones.

También en el marco del GEA, la investigación que emprende Rodolfo Panzacchi desde hace dos años, para la que cuenta con financiamiento de los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), trata sobre el orfebre Ruben Zina Fernández. Corbellini contó que durante la última dictadura el taller del artista sirvió como lugar de reunión donde se conocieron muchos jóvenes que luego fueron artistas reconocidos. En las reuniones del GEA se discutió acerca de si esa situación podía ser encuadrada en la noción de resistencia cultural y encontraron que investigadores argentinos lo hicieron para otros casos similares. Panzacchi ya ha abordado la vida del orfebre en forma audiovisual, y ahora está trabajando para llevarla al formato de libro.

Haciendo historia

En un principio, el GEA fue una iniciativa personal de Corbellini, profesora de Literatura egresada del Instituto de Profesores Artigas, quien se desempeñó durante años en el Centro Regional de Profesores de Colonia. Tiempo atrás, decidió hacer la Maestría en Literatura Latinoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, donde optó por estudiar parte de la obra de Mario Levrero, principalmente la que tiene un perfil autobiográfico. Según señaló, cuando culminó la cursada visualizó “la necesidad de introducir los estudios autobiográficos en Uruguay”, donde prácticamente no estaban desarrollados, según evaluó.

En 2014, junto con su colega Leonardo Lesci, dio un curso itinerante sobre el método autobiográfico en Carmelo, Salto, Treinta y Tres y Mercedes, ciudades en las que los centros del CFE mostraron interés en la propuesta. Una vez finalizado Corbellini convocó a integrar el GEA a los docentes que se destacaron como estudiantes. “Así comenzamos a funcionar durante 2015, y desde entonces lo seguimos haciendo”, recordó Corbellini.

Además, en la autobiografía muchas veces se trabaja con la obra literaria de algún autor, como ha hecho la propia Corbellini con Mario Levrero. Pero en el GEA también hay lugar para investigaciones del campo de la educación que utilicen herramientas del método autobiográfico. Según contó la ex coordinadora, esto respondió a requerimientos del CFE, que entendió que la investigación debe contribuir al campo de la didáctica y la pedagogía. Por ejemplo, en el marco del GEA se desarrolla un estudio sobre los profesores noveles en el CFE de los centros de formación de Rivera y Salto. “Mediante el método autobiográfico lo que hacen es invitar a profesores que tienen menos de cinco años de trabajo en el CFE a contar cómo ha sido su experiencia de profesor desde lo vivencial, con cuestiones subjetivas: desde sus logros hasta sus fracasos”, contó la ex coordinadora. Además, señaló que dicho proyecto cuenta con financiamiento del fondo conjunto de la Agencia de Investigación e Innovación y el CFE, que coloca al GEA “en otro nivel”. Al respecto, indicó que en la evaluación de la iniciativa se valoró especialmente la importancia del método autobiográfico.

Otro proyecto aborda la forma en que los practicantes en clases de didáctica cuentan cómo viven la experiencia de comenzar a dar clases en el marco de esa modalidad. En ese sentido, consideró que la profesora de didáctica que lleva adelante el estudio puso en juego “una nueva concepción” sobre su rol y el vínculo que mantiene con sus estudiantes, ya que además de su trabajo les pide que compartan con ella “su subjetividad”.

Apoyos

Corbellini destacó especialmente el apoyo que el GEA recibió en sus inicios de la actual subsecretaria del MEC, Edith Moraes, y de la integrante del Consejo Directivo Central de la ANEP Laura Motta, que hasta 2015 fueron consejeras en el CFE. Además, contó que el MEC financió dos jornadas académicas para las que el CFE no tenía recursos. La primera de ellas se llevó a cabo en febrero de 2016; recibieron 30.000 pesos que aportó el MEC, de los cuales 27.000 se destinaron a financiar el traslado a Montevideo de los estudiantes y profesores de Salto que querían asistir. La segunda fue una jornada regional por la que llegaron a Uruguay profesores de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a partir de la cual se estableció un vínculo con quienes trabajan en una línea similar en el país vecino. Corbellini mencionó al docente de la UBA Daniel Suárez, quien trabaja la autobiografía en la educación: “Fue un estímulo muy grande, porque ahora está en contacto con nosotros; por ejemplo, una de nuestras investigadoras de Colonia hizo cursos de doctorado con él en Buenos Aires”.

Si bien desde que Corbellini se jubiló, el año pasado, el GEA estuvo varios meses sin que el CFE nombrara una nueva coordinación, recientemente dos profesores fueron nombrados para ese rol: Leonardo Lesci, del Centro Regional de Profesores (Cerp) de Colonia, y Pablo Márquez, del Cerp de Salto. Más allá de esa situación, durante ese tiempo el grupo siguió reuniéndose y sus integrantes continuaron investigando y produciendo. Originalmente, el GEA estaba dentro de la estructura del IPES, pero “por razones de reordenamiento” se definió que pasara a integrarse al Departamento de Literatura del CFE, explicó la ex coordinadora, quien considera que lo más conveniente para el grupo sería retornar a la órbita del IPES, ya que no sólo aborda temas que tienen que ver con lo literario y se han “abierto” a los estudios culturales, lo que implica un paraguas más amplio.

Aportes

Corbellini valoró que en el marco de la intención de crear la Universidad de la Educación y que los profesores del CFE trabajen bajo la modalidad universitaria debe tenerse en cuenta que la investigación es la “gran debilidad” de la formación en educación. “No tenemos formación en esa área; ahora hay algo, pero es muy débil. Es verdad que la fortaleza es la didáctica, pero no quita que no deba haber investigación si el profesor está a un nivel de formación de profesorado”, entendió. Respecto del valor específico de los estudios autobiográficos, destacó que con ese enfoque “se hace una labor de intersubjetividades”, ya que entran en juego la subjetividad del investigador y la de quienes son entrevistados, pero también la de estos últimos, que “empiezan a recordar y a buscar papeles”. “Esa persona hace una investigación sobre sí misma, es un trabajo de índole profundamente subjetivo y personal”, agregó.

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