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La Facultad de Ciencias Sociales vuelve a discutir sobre las personas en situación de calle

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Decana considera que “no se puede gestionar internamente la vulnerabilidad”; el equipo que trabaja en la propuesta considera que es “un cortafuegos” en el marco de una política expulsiva.

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Terminó el verano, arrancan los primeros fríos y la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) volverá a discutir su postura en relación con las personas en situación de calle que llegan al edificio para “achicar” allí durante el día. El tema se desbordó a mediados del año pasado, a raíz de denuncias por robos y acoso generadas por las personas que ingresaban al local y usaban, mayormente, la sala de informática. Si bien en un primer momento se cerró ese espacio, luego se reabrió de la mano de una propuesta aprobada por el Consejo de la facultad.

Tras varias discusiones, a comienzos de octubre el Consejo resolvió contratar a dos operadores sociales externos, habilitar el uso de la sala de informática tres horas por día, registrar a las personas externas a la facultad que quieran usarla para la concreción de proyectos, y exigirles la aceptación de normas de convivencia y límites. El período de aplicación de esta propuesta coincidió con los meses de clima más benévolo, pero ahora se acerca el invierno, lo que se suma al vencimiento del contrato de los operadores sociales que articulan la propuesta, por lo que el tema volverá a ser tratado en el Consejo.

La nueva decana, Carmen Midaglia, que reconoce que entre los órdenes va a haber distintas opiniones, opina que la facultad “no puede gestionar la vulnerabilidad extrema internamente”. En diálogo con la diaria, Midaglia afirmó que desde que asumió el cargo, a comienzos de diciembre, se reunió con autoridades del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y de la Intendencia de Montevideo (IM) para encontrar “alternativas externas a la facultad”. “No es una función de esta facultad o de la Universidad gestionar la extrema vulnerabilidad en nuestras instalaciones, porque genera mucho conflicto; si lo asumimos tenemos que hacerlo con recursos presupuestales, y en este contexto hay otros proyectos”, resumió.

Entre los otros proyectos que la decana quiere promover se encuentra la creación de un espacio de cuidados para los hijos de los docentes o estudiantes que concurran en horario nocturno, cuando no hay oferta de cuidados por parte del mercado; el ajuste del plan de estudios y la necesidad de cubrir con cargos docentes áreas de la facultad donde ha aumentado la matrícula. Aseguró que esta situación se debe discutir “en el marco de otros proyectos del actual decanato” y que, en función de lo acotado de los recursos, “hay que priorizar”.

“Por más que seamos la Facultad de Ciencias Sociales, nosotros no administramos refugios, no estamos especializados en eso; no tenemos la infraestructura ni las condiciones, porque es una situación que te pone siempre mucha tensión”, añadió Midaglia. De las reuniones con el Mides surgió que se abrirán tres hogares diurnos cercanos a la facultad para personas en situación de calle con distintos perfiles, y el Mides habilitaría, dada la coyuntura especial, cupos para las personas que están habitualmente en la FCS. También la IM está por abrir un hogar diurno para personas en situación de calle, y está en conversaciones con la decana para que integrantes de la facultad puedan desarrollar una propuesta de extensión allí.

Midaglia señaló que la situación actualmente “está totalmente controlada”, pero mencionó que no se sabe “cómo puede ser la situación con el frío”. “Tenemos que tomar una decisión. Las demás facultades la tomaron: no entran. Somos la única que quedó con una situación controlada pero con apertura”, sostuvo. La decana añadió que este año la discusión en el Consejo se dará “teniendo alternativas”, y consideró que podría haber “un tránsito”, de un par de meses, “para hacer un proceso de salida ordenado” de las personas que actualmente concurren al servicio.

Lo logrado

Según recoge un informe elaborado por el Equipo de Convivencia de la FCS, que trabajó en la propuesta implementada desde octubre de 2018 y está integrado por funcionarios de vigilancia, limpieza, intendencia, los docentes de la sala de informática, integrantes de la Unidad de Extensión de la facultad y los dos operadores sociales contratados, en este período se registraron para hacer uso de las instalaciones unas 31 personas, de las cuales 21 hicieron un uso regular de la sala de informática; actualmente 11 personas acuden a la facultad, utilizan la sala de 12.00 a 15.00 y otros espacios comunes (el hall de entrada, los baños) bajo normas de conducta establecidas.

“La gente usa mismo la sala, capaz que mucho más que nosotros”, cuenta Walter Ferreira, uno de los operadores sociales que trabajan con las personas en situación de calle. Algunas de las 11 personas que van están estudiando para terminar la escuela o el liceo; una mujer tiene un libro escrito a mano y lo está transcribiendo para publicarlo; otro está desarrollando un proyecto puntual sobre violencia policial y adicciones; otros utilizan el espacio para comunicarse con su familia. La gran mayoría, sin embargo, llega a la sala de informática queriendo armar su currículum e imprimirlo, y algunos de ellos son inmigrantes.

Además, en estos meses se han organizado distintas actividades en el marco del Espacio de Formación Integral (EFI) “Abordajes profesionales a la construcción de seguridad”, que dictan Rafael Paternain y Leonel Rivero. Se han organizado charlas y jornadas de debate, con participación de estudiantes, docentes y personas en situación de calle. También se formó un colectivo organizado, Ni Todo está Perdido, que se reúne todos los martes en asamblea, tiene su logo y ha pensado distintas propuestas, en conjunto con estudiantes, para visibilizar su situación. En ese marco, se hicieron una serie de audiovisuales, que están cerca de terminar para difundir. También se trabajó, junto con encargados de comunicación de la FCS, en una campaña contra el acoso y la discriminación. A raíz del trabajo de los operadores se hicieron consultas y coordinaciones con otros organismos, como la Junta Nacional de Drogas, la policlínica del Hospital Vilardebó, el centro cultural Urbano, el Instituto Nacional de la Juventud o el Centro Cultural España. En estos meses, destaca el informe, “no se presentaron inconvenientes vinculados al uso de la sala ni en los espacios comunes de FCS”.

Para el operador social “es muy difícil” pensar que en dos meses se va a derivar a las personas a otros hogares: “Los cupos nunca van a ser suficientes, porque hay más personas en situación de calle que lugares en los refugios”. En un contexto en el que, a su entender, “se ha agudizado un sistema expulsivo”, los echan de los shoppings, de los centros culturales y de otros lugares públicos –de otras facultades, por ejemplo–, la propuesta que elaboró la FCS supuso “un cortafuegos en esa corriente expulsiva”. “Hasta ahora las personas en situación de calle no habían entrado a la Universidad para quedarse, y eso debe ser tomado como algo nuevo. Claro que la Universidad tiene sus roles, pero no podemos aceptar una postura de ‘a eso me dedico y ya’, porque también la historia ha demostrado que la Universidad se ha metido en los problemas sociales, ha sido foco de resistencia en muchas ocasiones, y ahora se trata de cómo la facultad, atendiendo a su naturaleza, es permeable a la idea de que el otro, que había sido objeto de estudio hasta ahora, está adentro”, opinó.

Para Ferreira la propuesta, que el equipo quisiera que continuara, “es un microdispositivo que plantea, desde su naturaleza como facultad, qué les puede ofrecer a las personas y qué recibe de ellas”, señaló. “Esto que está pasando podría funcionar como un modo de generar conocimiento en la propia facultad desde otro lugar, con esta noción de lo académico y lo sensible unido”, y utilizando las herramientas a disposición.

El operador social entiende que el panorama a nivel social sobre las personas en situación de calle “no es para nada fácil, porque tiende a ser cada vez más represivo”. En ese marco, considera que lo que resuelva la FCS “podría significar una pequeña experiencia que fuera por otro lado; ha sido y está siendo eso”.

El tema se discutirá en las próximas sesiones del Consejo, y Midaglia apunta a que se pueda tomar una decisión este mes. “Viene el frío, se acaban los contratos, tenemos alternativas y tenemos que procesar esto entre los órdenes”, resumió.

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