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Gareth Stockdale.

Foto: Mariana Greif

Para el creador de las placas programables Micro:bit, Uruguay es un ejemplo en la región

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Más de 40.000 niños de todo el país están usando las máquinas para aprender a programar.

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En una pequeña placa de cinco por cuatro centímetros los creadores de Micro:bit lograron incluir un potente procesador, una red de 25 LED programables, una brújula, un acelerómetro, un termómetro y conectividad Bluetooth, y lo hicieron de una manera tan sencilla que ahora es una herramienta que se usa en las escuelas. Las placas Micro:bit llegaron a Uruguay de la mano de Plan Ceibal hace poco más de un año y ya se han entregado alrededor de 40.000 en todo el país. El proyecto nació en el departamento de educación de la BBC en Reino Unido, en 2014, y Gareth Stockdale fue uno de sus fundadores. Hace poco visitó Montevideo y estuvo trabajando con docentes y estudiantes para ver cómo se desarrolla su iniciativa en Uruguay. En el medio de su jornada también conversó con la diaria sobre cómo llegó a liderar un proyecto educativo internacional y qué queda por hacer.

Stockdale dice que la máquina está diseñada para que se pueda controlar e interactuar con la realidad de la forma más simple posible: “Tiene un piso muy bajo y un techo muy alto”, aseguró. Se pensó para que aprender a programar sea realmente fácil para niños y docentes. La gran cantidad de sensores que tiene incorporados habilita a realizar casi cualquier proyecto que se piense. Para programar se puede usar su propio entorno MakeCode, que está disponible también en la página de Plan Ceibal. Es un editor muy sencillo pero con gran potencial, con un lenguaje de programación en bloques, parecido al Scratch, que también usan los escolares uruguayos. Tanto el hardware como el software son de código abierto.

El proyecto original es parte de un conjunto de respuestas que impulsó la BBC como consecuencia de un estudio para determinar cuáles eran los déficits, problemas y desafíos de la sociedad inglesa. Una de las preocupaciones más importantes hace cinco años era que se proyectaba una brecha en el país, causada por la falta de habilidades digitales. “Encontramos soluciones en algunas tareas de programación, creamos algunos dibujos animados para que los chicos se interesen en este mundo, pero vimos que el movimiento maker iba creciendo, se usaban piezas de tecnología para crear nuevas soluciones. Entonces quisimos llevar ese movimiento al salón de clase: queríamos aumentar la participación de los chicos al mismo tiempo que mejorábamos sus habilidades digitales y buscábamos aumentar la participación de las chicas en estos temas. Así nació Micro:bit”, comentó el creador.

El desarrollo y la distribución de las placas programables fue posible porque se unieron con importantes socios, como Microsoft y Samsung, entre otra veintena de empresas. Los resultados iniciales fueron muy alentadores y se mantuvieron estables con el pasar de los años: 90% de los niños que usan Micro:bit declaran que “cualquier persona podría programar” y 80% dijo que les hizo pensar que la programación no era tan difícil. Creció 70% la intención de estudiar programación entre los estudiantes, y 52% de los docentes se sienten más cómodos al hablar de tecnología digital después de usar las placas. Sobre los logros obtenidos en este tiempo Stockdale dijo que lo ven “como una pirámide cuya punta es la programación profesional, pero nuestro objetivo es mejorar la base, que se comience a conocer la tecnología, el pensamiento computacional y otros conceptos básicos”.

En clase

“Creemos que [la programación] es la herramienta base para el desarrollo del siglo XXI. La tecnología está a nuestro alrededor, si no tenemos participación en la creación de esa tecnología no tendremos soluciones que nos representen a todos. Creemos que estos conocimientos terminaran en todos los trabajos, si no tenemos idea ni siquiera de lo más básico perderemos oportunidades”, destacó. Las críticas a estos proyectos apuntan sobre todo a que se pone en peligro la libertad de la educación al limitarla a la formación de futuros trabajadores. Stockdale admitió que sí piensan en formar a los futuros trabajadores, pero al mismo tiempo apuestan a aumentar la creatividad de los jóvenes “Micro:bit trata de innovación, resolución de problemas, se busca que la gente siga sus pasiones, por eso incentivamos su uso en las artes, música, deportes, o cualquiera sea su pasión. Al usar Micro:bit están creando soluciones para cosas que les importan más que aprendiendo a programar. La programación es casi un accidente de algo que busca facilitar el trabajo: muchas veces ni siquiera se dan cuenta de lo que están aprendiendo”.

Microbit. Foto: Mariana Greif.

Para el éxito de las placas programables es fundamental contar con el apoyo de docentes y directores. Para eso, de forma paralela al desarrollo de Micro:bit, idearon cajas de herramientas para maestros y profesores. Stockdale contó que en los 60 países que trabajan con las placas sucedió lo mismo: “Siempre hay un miedo inicial”, comentó. Superada esa etapa, “todos se dan cuenta de que es muy sencilla de usar”.

“Es un proceso lento, no podemos esperar un cambio radical de un día para el otro, pero si se da una oportunidad y se vence ese miedo, la potencialidad de las placas es enorme”, resaltó, y agregó que “la mayoría de los docentes, después de que tienen el soporte inicial y dan los primeros pasos, terminan aprendiendo con los estudiantes, encuentran en esta experiencia algo interesante y descubren lo emocionante que puede ser la tecnología en la clase”.

En Uruguay y el mundo

El gerente de Micro:bit aseguró que Uruguay se destaca entre los países de la región y uno de los puntos que llaman la atención es la unión de Plan Ceibal con la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República: los estudiantes de grado generaron una serie de tutoriales pensados para los docentes de primaria y educación media.

Diferentes contextos traen diferentes formas de aplicar Micro:bit, por eso cada uno de los países que lo integran tienen la libertad de aplicarlos como mejor le parezca. Stockdale comentó que en Singapur tienen un programa de creadores digitales llevado adelante por una agencia no gubernamental que desde hace dos años hace una serie de talleres en las escuelas para formar en tecnología no sólo a maestros y alumnos, sino también a los padres y los abuelos, porque vieron que era necesario su apoyo para que los niños entendieran la importancia del tema. En Dinamarca, el programa con Micro:bit lo lleva adelante la cadena nacional de televisión. Creó una serie de recursos de enseñanza y se está encargando de la formación de docentes.

Stockdale hizo una buena evaluación de la implementación de Plan Ceibal: “Creo que deberían trabajar en el próximo par de años en aumentar la cobertura, llegar a más docentes y darles más apoyo”. Sobre el futuro de Micro:bit dijo que seguirán apoyando a los docentes alrededor del mundo a que puedan implementar sus proyectos, se seguirán incorporando países y continuarán trabajando en el desarrollo de las placas “para hacerlas aun más fácil de usar y que a su vez puedan hacer más cosas con ellas”. Sobre este punto en particular tienen en cuenta que trabajan “con los docentes que no tienen mucha confianza en la tecnología, entonces si se acostumbran a usarlas de esta forma, no queremos cambiarla y asustarlos; por eso no hemos hecho muchos cambios, empezamos con la versión 1.0 y ahora vamos en la 1.2, son pequeños cambios y así seguiremos, mejorando pero sin olvidar que trabajamos para los docentes y los niños”.

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