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Natalia Uval, Luis Carrizo, María Dibarboure y Rafael Radi, el 10 de octubre en la librería Más Puro Verso.

Foto: Bruno Bolognini

El desafío de la interdisciplinariedad

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A partir de la consigna Unir los conocimientos. De la fragmentación en los sistemas educativos a la integración de saberes, el segundo conversatorio abordó los principios propuestos por Morin sobre la educación del futuro.

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Conversatorio 2

Fecha: jueves 10 de octubre, librería Más Puro Verso
Panelistas: María Dibarboure, Instituto de Educación Uclaeh - Rafael Radi, Academia Nacional de Ciencias - Natalia Uval, la diaria
Moderación: Luis Carrizo, Cátedra Unesco

En el segundo encuentro del ciclo sobre el texto de Edgar Morin Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, organizado por la Cátedra Unesco de la Universidad Claeh, el presidente de la Academia Nacional de Ciencias, Rafael Radi, valoró el principio de interdisciplinariedad planteado por el sociólogo francés como necesario para reflexionar sobre la salud. Dijo que en el área científica, ya desde principios de los 2000, el concepto de salud comenzó a dejar de mirarse desde una lógica compartimentada para abordarse como la sinergia entre salud humana, vegetal, animal y ambiental.

El científico destacó que hoy, por primera vez en su historia, la humanidad tiene la capacidad de medir los efectos de su acción sobre el planeta y, por lo tanto, de evitar consecuencias negativas. Ante esa oportunidad, sostuvo, la superación de la fragmentación que plantea Morin constituye una herramienta imprescindible para la investigación, el análisis y la toma de decisiones.

La fragmentación del conocimiento es una de las debilidades que la directora periodística de la diaria, Natalia Uval, participante del panel, observa también en el ecosistema informativo. Actualmente, señaló, se llega a las noticias de un modo incidental, se recibe lo que viene mediado por un algoritmo que las filtra para adaptarlas a las preferencias de cada receptor. “El consumo fragmentario dificulta una comprensión holística de los acontecimientos sociales y hace que no nos hagamos una idea clara de qué es importante y qué no”, dijo la comunicadora.

Los perjuicios de la fragmentación se potencian con la sobreabundancia informativa, otra de las características contemporáneas del acceso a las noticias, señaló Uval. Apuntó que el contexto actual ha puesto en cuestión el concepto de que, a mayor información, más conocimiento y mejores democracias. Comentó que el pensador Yuval Noah Harari sostiene que ha habido una “idea ingenua de la información” y puso en entredicho el viejo postulado de que la información nos va a llevar a la verdad, y la verdad a la sabiduría y al poder.

El escenario actual del mundo de la información, dijo la comunicadora, encuadra en lo que plantea Morin en Los siete saberes cuando dice que “hay grandes y múltiples progresos de la comprensión, pero los progresos de la incomprensión parecen aún más grandes”. “Existe a menudo la imposibilidad, dentro de una visión del mundo, de comprender las ideas o argumentos de otra visión del mundo, o dentro de una filosofía comprender otra filosofía”, citó Uval.

Reforzando los argumentos sobre los peligros de la fragmentación, la educadora especializada en área cognitiva y aprendizaje María Dibarboure inició su intervención en el conversatorio con otra cita del autor francés: “El conocimiento está ciego, no conocemos más que fragmentos separados del rompecabezas; hoy es importante ligarlos y, por tanto, necesitamos otro tipo de conocimiento”. La panelista advirtió que la opción por reunir las partes separadas del saber no aparece en el sistema educativo uruguayo.

Dibarboure afirmó que la currícula de las instituciones educativas presenta una fuerte impronta disciplinar y no un encuadre que favorezca la interacción de materias. A modo de ejemplo de cuánto se necesita la integración de saberes, Dibarboure señaló que son muchos los conocimientos que se deben manejar para comprender el problema del cuidado planetario que había planteado Radi en su intervención.

El presidente de la Academia de Ciencias acotó que a nivel de la Universidad de la República ya se trabaja para generar espacios de conexión entre facultades. Dijo que, en un contexto de aumento de la expectativa de vida, de crecimiento de la población mundial y de estrés de los recursos, es bueno abordar la investigación desde la perspectiva de Los siete saberes de Morin.

El peligro de no generar diálogos académicos, agregó, es que se formen feudos desconectados y se genere entre ellos un territorio sobre el que nadie trabaje. Aclaró que no se trata de que ninguna facultad vaya a dejar de enseñar bien su tema específico, pero sí de favorecer los diálogos. Y puntualizó, no obstante: “Yo reivindico mucho las disciplinas, porque la interdisciplina sin disciplina termina siendo paye”.

“Tiene que haber una voluntad de trabajar en la conexión”, agregó, y reconoció que las áreas académicas científicas deberían tener mayor interacción con el sistema educativo. “Todo esto hecho en un marco de competencia, de integridad y de benevolencia; que es una palabra que se usa muy poco, pero hacer las cosas sin un interés directo es algo que deberíamos reivindicar como sociedad”, dijo Radi.

Lo que el pensador francés se plantea no es la desaparición de las disciplinas, complementó Dibarboure, sino darles el sentido de piezas del puzle del conocimiento. Avanzar hacia ese encuadre no pasa por un cambio de los programas, advirtió y citó una vez más a Morin: “Las reformas no deben ser programáticas sino paradigmáticas”.

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