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Foto: Ernesto Ryan

La discusión sobre los exámenes en la educación media: entre los acuerdos a la interna de la ANEP, favorecer aprendizajes y evitar la exclusión

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Los equipos que trabajaron en la revisión de la transformación curricular de la educación media acordaron mantener espacios de acompañamiento en diciembre y generar “pruebas tribunalizadas” en febrero.

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Con algunas redefiniciones curriculares, que, entre otras cosas, para el año que viene implican una nueva grilla para Secundaria y la aplicación de un plan piloto en ciclo básico de UTU, ahora la atención pasa a lo que definirá el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) sobre los reglamentos de evaluación para el año entrante.

Cuando se votaron los primeros acuerdos para la revisión de la Transformación Curricular Integral (TCI), en el Codicen se había acordado dejar la discusión de los reglamentos para una vez que finalice el año lectivo, de forma de no generar confusiones y dejar en claro que cualquier cambio comenzará a regir el año que viene. De todas formas, recientes declaraciones del director ejecutivo de Política Educativa del Codicen, Antonio Romano, que fueron destacadas en un titular de El Observador, hicieron que el tema se instalara antes de lo previsto. A partir de una fundamentación similar a la expresada a la diaria un mes atrás acerca de la necesidad de generar una educación media que sea accesible y transitable para todos los adolescentes, Romano consideró que no debería haber exámenes en la educación obligatoria.

En una línea similar, el presidente del Codicen, Pablo Caggiani, dijo en el programa Fácil desviarse de FM Del Sol que la discusión que debe darse no es sobre la evaluación, sino sobre “cómo se certifica lo que se sabe” y, por tanto, “si la certificación es lo que te habilita al grado siguiente”. En ese sentido, Caggiani dijo que hay evidencia de que la repetición “no mejora los aprendizajes”, pero al mismo tiempo aseguró que “el examen es un instrumento de la educación de la universidad medieval” que, a su entender, “poco tiene que ver con evaluar cuánto los gurises aprendieron de lo que quisimos enseñarles”. “Entiendo que hay una ficción de que los gurises tienen que saber todo lo que les enseñamos, y eso no es humano”, sino que sólo “puede funcionar bien desde el punto de vista ideal”, manifestó.

Así es que, para el presidente de la ANEP, es necesario “darle más racionalidad a ese proceso [pedagógico], garantizar aprendizajes y buscar otra forma de construcción de autoridad en esta relación pedagógica en la que no puede ser que lo que tenga el docente como instrumento para que vos te comprometas con el saber que estamos trabajando sea ponerte la falta y que la falta te cuente para no promover, o un instrumento de la universidad medieval”. Por último, subrayó que “hay que devolver la capacidad de agencia a los colectivos docentes” y, a su vez, “generar todos los estímulos para que la repetición sea realmente la última opción”.

La didáctica como camino

Celsa Puente, directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y ex directora general de Educación Secundaria, está vinculada a la educación desde antes del 2000. 

En diálogo con la diaria, Puente celebró que Romano haya traído a discusión los reglamentos de evaluación y, específicamente, la eliminación de los exámenes, ya que a su entender la visión de Romano “reaviva la necesidad de recuperar el debate sobre aspectos esenciales de la educación: los exámenes son mecanismos muy antiguos, que no hemos sabido redefinir o rediseñar”.

Para Puente, el “grado de eficacia” de los aprendizajes que los y las estudiantes adquieren al dar un examen es “nulo”, particularmente desde los últimos 30 o 20 años. De acuerdo con la directora del Ineed, en ese período ha observado que “la instancia del examen para los chiquilines era vacía, no tenía la seriedad como en otras generaciones; era estudiar para salvar y no había aprendizaje”.

En línea con lo “antiguo” del examen como modalidad de evaluación, Puente señaló que se enmarca en una educación “selectiva”, en la que este se utilizaba como “castigo” por no haber hecho el suficiente “esfuerzo” durante el curso. “Eso cambia cuando empezamos a pensar en una educación en clave de derechos, que sea para todos, y ahí hemos fallado, porque no hemos sabido redefinir otras modalidades”, manifestó. De hecho, aseguró que en los últimos diez años muchos estudiantes “evaden el examen” y “prefieren recursar”.

En este contexto, Puente dijo que la alternativa a los exámenes debería ser “un trabajo muy fuerte de la didáctica: la evaluación tiene que estar incluida en el proceso de enseñanza y aprendizaje, tiene que formar parte de la propuesta didáctica de los docentes”, afirmó. “Hay que superar esa vieja mentalidad de la evaluación como instancia de tensión profunda en la que el adulto somete al adolescente, niño o niña a una instancia que incomoda, genera nervios y en la que siente presión”, esgrimió.

A modo de resumen, Puente recalcó que “la idea del examen como mecanismo de evaluación es obsoleta”, incluso porque “hay rasgos de época”, como la falta de concentración, que no son compatibles con esa modalidad. “La invitación es a la formación de los docentes a pensar una propuesta didáctica que incorpore la evaluación y que por lo mismo permita replanificar, rediseñar la clase para acompasar los tiempos de aprendizaje del estudiante”.

Entre la opinión personal y los acuerdos

El cronograma acordado por el Codicen en mayo para la revisión de los cambios curriculares planteaba que durante este año los equipos que se conformaron en cada subsistema se concentraran en llegar a acuerdos sobre cambios más urgentes a aplicar en 2026 y que durante el año que viene la discusión continúe sobre aspectos de mayor profundidad.

Si bien en el inicio el proceso de revisión de la TCI fue visto con preocupación por los representantes docentes en el Codicen, estos terminaron manifestando su conformidad por los acuerdos logrados, en particular porque contemplaron los puntos de vista de los colectivos docentes. Sin embargo, las declaraciones de Romano volvieron a generar ruido y la disconformidad de uno de los consejeros, que plantea la necesidad de “cuidar” el proceso de participación que se viene dando con los distintos colectivos docentes.

Julián Mazzoni planteó el tema en el Codicen y entendió necesario emitir un comunicado para aclarar que todavía el organismo no tomó ninguna definición sobre los reglamentos de evaluación y recordó que se había acordado postergar la discusión para diciembre, algo que en su momento propuso el propio Caggiani. Más allá de eso, semanas atrás el Codicen tuvo contacto con los acuerdos a los que habían llegado los grupos de trabajo en el tema, que fueron sistematizados por la dirección a cargo de Romano, y ninguno propone la eliminación de los exámenes.

Por el contrario, los acuerdos difundidos por el consejero marcan que todos los participantes de la revisión estuvieron de acuerdo con eliminar los espacios de Acompañamiento Pedagógico Específicos (APE) en febrero. Los APE fueron creados en la TCI como sustitutos de los períodos de examen de diciembre y febrero, y si bien la Asamblea Técnico Docente (ATD) de Secundaria planteaba su eliminación total, finalmente terminó acordando mantenerlos en diciembre y que en febrero haya una “prueba tribunalizada”, explicó Mazzoni a la diaria.

El consejero sostiene que los acuerdos alcanzados por los espacios de trabajo “no están reflejados” en las declaraciones públicas de Romano, que, por el contrario, generaron mucha “preocupación” en el cuerpo docente de la educación media. Mazzoni señaló que, en la misma línea de lo acordado en el Codicen, hasta que no se refrenten los acuerdos alcanzados dentro del organismo no es el momento de dar la discusión sobre la evaluación. Mazzoni, quien se ha mostrado crítico con los reglamentos que entraron en vigencia con la TCI por considerarlos demasiado laxos, opina que el examen es importante para los aprendizajes de los estudiantes, al igual que lo han expresado distintos colectivos docentes.

Algunos pronunciamientos de colectivos docentes sobre los exámenes y el plan de la ANEP

Por ejemplo, el libro de resoluciones de la última ATD nacional de Secundaria, órgano representativo del profesorado, plantea la necesidad de “revalorizar los exámenes”. “El examen promueve el compromiso del estudiante con su propia formación y permite la recuperación de aprendizajes fundamentales, en el entendido de que estas instancias favorecen los procesos de estudio concentrado y focalizado, necesarios para la adquisición de conocimientos. El examen es una instancia más de aprendizaje, nunca definitoria, pues la posibilidad de otro examen siempre está presente y los espacios para acompañar su preparación también deberían estar”, concluyó la ATD al respecto.

En tanto, un colectivo integrado por profesores de Matemática planteó recientemente discrepancias con las formas de evaluación impuestas por la TCI. Según dijo días atrás a la diaria Ana Fortes, una de las integrantes del colectivo, la flexibilización de los requisitos de evaluación que trajo el nuevo plan es “muy nociva para la educación matemática”. En referencia a los APE, Fortes planteó que implican que “los estudiantes que no aprobaron antes pueden aprobar con un póster, con una entrega de ejercicios o con una prueba escrita, indistintamente”, en función de lo que se resuelva en cada grupo. “Eso habla de una disparidad y no de una universalización en el acceso”, consideró, y agregó que dicha disparidad se verá reflejada en las posibilidades de acceso y continuidad en la educación terciaria.

Siguiendo lo que sostiene la ATD de Secundaria, desde el colectivo también cuestionan la promoción automática en algunos grados, como establece la TCI para séptimo grado, antes primero de liceo. Según marcaron para el caso de la asignatura, estas flexibilizaciones posibilitaron que un estudiante llegue a primero de bachillerato con las tres matemáticas de los años anteriores como previaturas y con “graves problemas operatorios” que imposibilitan “abordar otros conceptos que requieren una mayor abstracción”.

Según lo difundido por Mazzoni, los acuerdos alcanzados en los distintos grupos de trabajo generados a la interna de la ANEP marcan que “se elimina la acreditación automática de asignaturas previas y se establece un sistema de tutorías o acompañamientos pedagógicos extra aula al año siguiente, desde marzo, para proteger el transcurso del estudiante por el sistema educativo”. Además, se hizo acuerdo en que “la no promoción es la última opción y puede decidirse en cualquier grado”, con participación de “todos los actores” que están vinculados al proceso educativo.

De cara a las modificaciones más puntuales que el Codicen haga a los reglamentos de evaluación y que comenzarán a regir a partir de 2026, en el caso de la educación media será clave la delimitación que se haga del concepto de “pruebas tribunalizadas”, que no necesariamente remiten sólo a exámenes escritos. Además, lo planteado públicamente por Romano en los últimos días también apunta a la discusión que con mayor profundidad se dará sobre la política curricular el año que viene.

Al respecto, esta semana, durante la comparecencia de la ANEP ante la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda de la Cámara de Senadores, las autoridades plantearon que entre los lineamientos estratégicos del ente para el quinquenio se propone “el mejoramiento de los aprendizajes desde una perspectiva integral basada en la perspectiva de los derechos humanos”, dentro de la que está la política curricular.

Según consta en la versión taquigráfica de la comisión, dentro de dicho lineamiento está planteado “modificar los regímenes académicos que refuerzan la reproducción de desigualdades”. “Lo que se prevé realizar allí es un estudio comparativo regional sobre las formas de evaluación y pasaje de curso, realizar un análisis comparativo acerca de la evolución de las diferentes formas de aprobación, organizar un seminario para la discusión a nivel regional y convocar un grupo de trabajo integrado por las diferentes direcciones de educación media, inspecciones y planeamientos a los efectos de avanzar en el diseño de una propuesta alternativa a los reglamentos existentes”, explicó en sala la directora general de Educación Inicial y Primaria, Gabriela Salsamendi.

Además, Salsamendi dijo que en el caso de Secundaria se proyecta generar con “una nueva figura pedagógica”, llamada “docente asistente” y crear “un plan de tutorías denominado A mi Ritmo. Según detalló, el plan “prevé ampliar y complementar los espacios de acompañamiento a las trayectorias educativas y ampliar la oferta de la propuesta pedagógica en espacios extracurriculares que impulse la permanencia en 50 liceos de ciclo básico de mayor vulnerabilidad” del país.

¿Qué dice la neurociencia educativa sobre los exámenes?

En las últimas décadas, desde las neurociencias se ha investigado sobre el aprendizaje del cerebro y cómo ello se cruza con distintas acciones que pueden generarse desde el sistema educativo. La neurocientífica argentina Andrea Goldin publicó el libro Neurociencia en la escuela, que se dedica al tema y, entrevistada en 2023 por la diaria, explicó que es deseable combinar prácticas de evaluación continua con pruebas escritas a mitad y/o al final de un curso.

“Los exámenes integradores o finales no están buenos si es lo único que hay. Pero están buenísimos si tenés un parcial, ejercicios prácticos donde los estudiantes van repasando, si cada clase se monta sobre la anterior y vas ayudando a construir esas conexiones. Cuando llegás al final del año y te ponés a repasar lo que viste las primeras clases, empezás a entender un montón de cosas que no habías entendido, porque no tenías armadas esas conexiones [a nivel cerebral]. Al final del año tenés armadas conexiones, algunas estarán mal, otras mejor, pero tenés una o muchas ideas generales armadas. Meter ahí los conceptos termina generando un aprendizaje mucho más potente y duradero”, dijo al respecto.

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