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Manuel Oroño (archivo, marzo de 2024)

Foto: Mara Quintero

Manuel Oroño considera que repetición no es “pedagógica”, pero anunciar que no se repite tampoco es una “señal adecuada”

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Secundaria prevé rever acompañamientos a estudiantes y establecer una “lógica de tutorías” a los efectos de que la repetición “no sea necesaria” a fin de año.

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Leído por Andrés Alba.
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Días atrás, el director general de Educación Secundaria, Manuel Oroño, adelantó a la diaria que las nuevas autoridades de la educación no tienen “una concepción de refundación de las cosas, pero tampoco es que no se va a cambiar”.

En ese marco, dialogó con la diaria sobre la eliminación de la repetición en algunos grados de secundaria y el establecimiento de acompañamientos para algunos estudiantes luego de terminadas las clases del año lectivo; ambas modificaciones implementadas por la transformación educativa, que fue tema de discordancia a lo largo del período pasado entre autoridades y colectivos docentes. “No se trata de repetición sí o no. El tema es más complejo”, aseveró Oroño.

De acuerdo al jerarca, “hay que pensar en términos de logros de los estudiantes durante el año a los efectos de que no sea necesaria la repetición”. En concreto, para Oroño los liceos deberían ser capaces de “generar alertas tempranas para aquellos estudiantes que tienen más dificultades”, además de “tener dispositivos para revertir la situación y no llegar a fin de año con el tema de si tiene que repetir o no”.

Para Oroño, el mecanismo de repetición no es ni “pedagógico” ni “saludable”, porque si el estudiante no alcanzó los logros necesarios para consumar el año lectivo, al otro año se le ofrece “más de lo mismo”, cuando “lo que nos interesa es que el estudiante alcance los logros”.

En ese sentido, criticó que se anuncie que no hay repetición y, por tanto, “que no importa si venís o no venís o lo que hagas” para la promoción, porque “eso tampoco es una señal adecuada”. De todas formas, consideró que “decir que sí hay repetición” tampoco ayuda a los estudiantes.

Bajo estos argumentos, especificó que las “alertas tempranas”, a las que considera el mecanismo necesario a desarrollar para atender la problemática, prevé que se den a través de “lógicas más de tutorías”, en vez de acompañamientos. “Desde Secundaria queremos rever el mecanismo para, de alguna manera, transformar estos llamados 'acompañamientos' en una lógica más de tutorías, y generar esas alertas tempranas no sólo de los aprendizajes, que es lo más importante, sino también en torno a las inasistencias”, esgrimió.

Puntualmente sobre la problemática de las inasistencias, Oroño resaltó la importancia de que la política del Consejo Directivo Central no sea “simplemente registrar si el estudiante faltó o no, sino hacerlo para tener alertas tempranas para ver por qué faltó y tener los dispositivos para poder atenderlo”.

Según narró, en ciertos liceos la inasistencia se vincula, mayoritariamente, con que el estudiante está encargado de “los cuidados de hermanos o de adultos mayores, o porque están solos en su casa mucho tiempo y tienen que administrarse la asistencia, o debido a que en sus hogares no tienen apoyos necesarios para la constancia de la asistencia y mantener el nivel de aprendizaje”.

En ese contexto, aseguró que es necesario no sólo “generar esas alertas para una asistencia continua y los logros de aprendizaje que les permitan ir aprobando”, sino también poder “lograr dispositivos para que los que no están anotados empiecen a anotarse”.

Para cerrar, Oroño manifestó la preocupación de las autoridades de que “la discusión sea en términos de cómo protegemos a los estudiantes en el sentido de su asistencia y sus logros, y no en solamente si están o no están, y cuántas horas o días al año, porque es más compleja la situación”.

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