El senador Alejandro Sánchez, uno de los principales referentes del Movimiento de Participación Popular (MPP), fue designado coordinador de campaña del candidato a la presidencia por el Frente Amplio (FA), Yamandú Orsi. Con la mira en las elecciones de octubre, afirma que “el país no resiste cinco años más de una política de retroceso” y que la fórmula de la coalición de izquierda es “mucho más potente” que la del Partido Nacional (PN), que en estos días tuvo que salir a “explicar por qué decidió como decidió”.
En entrevista con la diaria, habló de los principales lineamientos que deberá abarcar el plan de gobierno y de la necesidad de abordar los problemas de seguridad con “liderazgo político” para lograr “sentar a los mejores y las mejores de cada uno de los partidos” y discutir sobre “las políticas de seguridad y convivencia a mediano plazo”.
También se refirió al plebiscito de la seguridad social y consideró que el FA tomó una “decisión muy sabia” al definir la libertad de acción y no cree que vaya a cambiar de postura. Opinó que si la candidata a la vicepresidencia, Carolina Cosse, decide finalmente apoyar la consulta popular, la fórmula terminaría expresando “la diversidad” del FA, aunque reconoce que sería “incómodo”.
El MPP fue la lista más votada y casi logró triplicar los votos. ¿Qué fue lo que ajustó el sector para conseguir esos números?
Primero creció el FA y eso nos permitió a todos tener la posibilidad de crecer. Algunos crecimos más, otros menos. La 609 terminó de consolidar su proceso de renovación, que empezamos a planificar hace más de siete años. Hicimos un proceso paulatino en el que nuestros referentes fueron dejando espacios para que nuevas generaciones, sensibilidades, perfiles e ideas empezaran a tomar un espacio más relevante en la presentación política y electoral de la 609. Uno de los capitales más grandes del proceso de renovación es Yamandú Orsi, que hoy es un capital del FA, pero hay un conjunto de compañeras y compañeros que fueron asumiendo roles importantes. El segundo punto que explica el crecimiento es esta obsesión por los territorios, por la geografía. Está muy bien pensar la política desde la mirada de los valores, los principios y la abstracción, pero la política existe en una realidad concreta, donde la gente camina el territorio. La 609 tiene presencia y se plantea tener presencia en cada uno de los barrios de Montevideo, en cada una de las localidades del país. Yo, particularmente, una de las funciones que tuve en la campaña de la 609 junto con otros fue recorrer. Hice 38.000 kilómetros en esta campaña electoral. No lo hice sólo yo, lo hicimos un equipo de compañeros. La 609 conformó cuatro equipos de dirigentes nacionales que salieron a recorrer el país desde marzo, donde cada equipo visitaba dos departamentos por semana, es decir, ocho departamentos por semana eran visitados por un equipo de la 609 que se complementaba con los compañeros a nivel local. Hay una presencia fuerte de la 609 en el territorio, hay un caminar en el territorio para golpear puerta por puerta y llegar con una propuesta, donde también Pepe [José Mujica] y Lucía [Topolansky] cumplieron un papel muy importante. En Montevideo, la 609 armó más de 80 cantones en casas de familia en la periferia. Se trata de un lugar de referencia donde inauguramos un local, tenemos un referente, hicimos nuestras reuniones, las recorridas, planificamos el trabajo para el barrio, se gestó el reparto de listas y se organizó la logística del día de la elección. Hay una intención de darle participación a un conjunto de esa fila india de anónimos que son los que ganan las elecciones, no somos nosotros. Ahora la 609 está organizando una nueva recorrida por sus cantones para agradecerle a nuestros militantes, porque ahora tenemos que cerrar un ciclo y comenzar uno nuevo. Hay dos o tres señas de identidad en la 609 que son importantes. Nuestra mirada nacional y popular de los fenómenos de lo que pasa en Uruguay y de lo que hay que hacer y la necesidad de pensar con cabeza bien abierta en que no hacemos política para pelearnos contra los que piensan distinto, sino para tratar de construir acuerdos colectivos más amplios. Eso también llevó a que si sumás las listas que son un espacio distinto pero están trabajando con nosotros llegamos a 130.000 votos. Esa es la 609 4.0 en la que estamos trabajando.
En el FA, ¿están manejando escenarios de piso de votos para octubre como hicieron en la interna?
Tengo que confesar que cuando escuchaba a Yamandú Orsi decir que el FA tenía que ser el partido político más votado en esta elección o a Fernando Pereira decir que íbamos a votar más de 400.000, me ponía mucho más que nervioso, porque cuando uno coloca determinados desafíos, puede estar contribuyendo, justamente, a construir derrotas mayores. Mi obsesión en ese momento era cómo hacer para enfrentar esto. Se dio y estamos todos contentos. Yo diría que mi piso es que quiero ganar el gobierno y desde ese piso construyo la mayoría parlamentaria o ganar en primera vuelta. Pero estoy convencido de que hoy tenemos un desafío muy grande y es que o Uruguay cambia o pierde muchísimo. El país no resiste cinco años más de una política de retroceso.
Uno de los temas que va a estar sobre la mesa en la campaña es el plebiscito sobre la seguridad social, y hace unos días dijiste en la radio Sarandí que es un desafío para el FA y que lo pone en una posición incómoda. ¿Ves posible que haya un cambio de postura cuando se vuelva a rediscutir el tema?
No. El FA tomó una decisión muy sabia y es una decisión que cuando no tenés la capacidad de construir una posición común que contenga tu diversidad, lo que no podés hacer nunca es optar por un sistema de vetos, que sería cambiar de posición, es decir, obligar a los que hoy están en desacuerdo con colocar esto en la Constitución a que tengan que militarlo, o viceversa. Por tanto, para mí el camino es la libertad y eso no es un obstáculo para una campaña electoral. ¿Es una incomodidad? Por supuesto; cuando todos estamos de acuerdo, es mucho más fácil organizar una campaña.
¿Y por qué definieron volver a discutirlo después de las internas?
Esa es una gran pregunta para el FA. Lo que es relevante no es discutir de nuevo la posición del FA, sino qué es que estamos entendiendo por libertad de acción, porque hoy hay un escenario distinto. Una cosa es un escenario de juntada de firmas y otra es un escenario en el que hay una papeleta que alguien tiene que ensobrar. El ciudadano común y corriente, cualquier dirigente del FA y cualquier sector tiene que decir si va a poner esa papeleta dentro del sobre o no. El FA tiene que definir cómo organiza el trabajo en ese marco de libertad de acción. La libertad de acción es que todos podamos opinar lo que pensamos, sabiendo que hay dos cosas que son claras y que estamos de acuerdo. Primero, el FA tiene un acuerdo muy amplio, serio y unánime con respecto a su rechazo a la reforma del gobierno. Segundo, el FA tiene un gran acuerdo de que hay que tener un diálogo social para pensar la seguridad social del futuro. Esos son dos acuerdos básicos muy importantes. En lo que no tenemos acuerdo es en los tres puntos que están en la papeleta, si tienen que ir a una reforma constitucional o si son parte de un debate hacia adelante. Lo que tenemos que hacer es despejar eso. Entonces, si me preguntás a mí, creo que el FA no necesitaba rediscutir el tema, pero se planteó rediscutirlo, así que tendremos una instancia, seguramente sea una Mesa Política para discutirlo. Creo que lo que va a suceder es la reafirmación de la libertad de acción de cada uno de nuestros compañeros y compañeras porque, en definitiva, quien tiene que decidir si coloca o no la papeleta es la ciudadanía.
¿Es un problema que Carolina Cosse no haya fijado su posición todavía?
No creo que sea un problema. Nuestros candidatos fueron claros, con distintos grados de posicionamiento. Yamandú no cree que el camino sea el plebiscito y Carolina habilitó con su firma el plebiscito y estableció que posteriormente al 30 de junio iba a tener una posición. Carolina, al igual que el resto del conjunto, tomará una posición en el marco de la libertad de acción que le va a dar el FA.
Si define finalmente apoyar el plebiscito, ¿no es un problema para la fórmula?
La fórmula expresa la diversidad del FA.
¿No te parece un problema entonces?
Es incómodo, creo que hay que ser explícito. He tenido algunas discusiones con compañeros en las últimas horas sobre este tema. ¿Tenemos que negar que esto es una incomodidad? No, es la realidad. Es un tema relevante, que moviliza, que está arriba de la mesa, que el gobierno va a utilizar políticamente con mucha fuerza y en el que el presidente encontró la vía de escape para zafarle a la Constitución y participar en la elección nacional. Obviamente que le genera esta incomodidad al FA, pero estoy convencido de que el FA tiene sobrados elementos e instrumentos como para poder sortear este camino. No es la primera vez que pasa en el país y me parece que hay que empezar a hacer un llamado a la academia y a los profes de Historia para que lo digan, porque se está construyendo como un relato en la campaña electoral de que es algo novedoso. Y resulta que, si uno mira, en la última campaña electoral el partido político que ganó el gobierno no se expresó sobre una reforma constitucional, que era la del Guapo [Jorge] Larrañaga. Si miramos para atrás, a otros partidos les pasó lo mismo con el plebiscito de las empresas públicas. El sistema de partidos uruguayos ha convivido muchas veces con iniciativas populares que han generado dentro de los partidos posiciones distintas que les han permitido transitar sus campañas electorales. Entonces, como la campaña electoral es por el gobierno, y hay una instancia de plebiscito también, hay que poder separar las dos cosas, porque donde el FA tiene un gran acuerdo es en qué quiere hacer para cambiar el país, qué cosas hay que cambiar y cuál es el programa de transformaciones. Ese proceso además nos encuentra juntos en una fórmula muy potente.
Hablabas del programa, ¿qué lineamientos no pueden faltar en un futuro plan de gobierno?
Hay tres o cuatro cosas que tienen que estar. Obviamente, todo esto está en un proceso de armado, pero tenemos un problema de violencia y convivencia, donde la seguridad es uno de los ejes importantes. También lo es el trabajo, la desigualdad y la necesidad de cambiar una matriz productiva por algo más virtuoso que nos permita más desarrollo y distribución. Ahí entran la ciencia, la tecnología y hacia dónde va Uruguay. Hay muchos elementos avanzados, la campaña de Carolina elaboró lo que fue el Plan País, que es un gran insumo para el trabajo que se va a llevar adelante ahora. La campaña de Yamandú Orsi tuvo sus ejes programáticos con Más Barrio, Más Vida y otro conjunto de propuestas que estaban alrededor. Andrés [Lima] también puso algunos énfasis importantes, por ejemplo, esto que nos olvidamos mucho los montevideanos, de que cuando uno agarra el auto y arranca hacia el norte ve cómo la geografía de la desigualdad se acrecienta. De alguna manera eso también hay que incorporarlo con mucha más fuerza. No hay una única estrategia de desarrollo para el país. Hay que construir un traje a medida para el litoral, para el norte y para el centro, porque tienen condiciones geográficas, productivas, sociales, económicas muy distintas.
Yamandú Orsi ha hecho énfasis en “la revolución de las cosas simples”, ¿cómo se conjuga eso con cambiar estructuralmente los problemas de la sociedad?
La revolución de las cosas simples tiene la capacidad de poder explicar fácilmente cosas que son complejas. Te voy a poner tres ejemplos. El departamento de Canelones es el único que tiene todas las canchas de baby fútbol iluminadas del país. Uno puede decir: “Bueno, la revolución de las cosas simples de Orsi es poner las luces de las canchas de baby fútbol”. ¿Sólo le estoy poniendo luz o lo que estoy generando es un espacio donde los gurises de un barrio carenciado tienen un lugar de pertenencia, en donde los colectivos que están allí se dan cuenta de si tienen violencia doméstica, si están teniendo problemas de alimentación, si están yendo a estudiar o no? Estoy iluminando una parte de la vida de los gurises más pobres, que lo único que tienen para poder salir de su entorno problemático es esa cancha de fútbol, es ese espacio que tienen ahí, donde van a construir unos valores distintos, donde van a aprender a ganar y perder, donde se hacen parte de algo que va más allá de su propia persona, te hace parte de un colectivo y de un barrio, te va dando identidad. 14 polideportivos se hicieron en Canelones, que no tienen agenda, están llenos de veteranos haciendo zumba y gimnasia. Yo me crie en Gruta de Lourdes, ahí está el [complejo municipal] Sacude y es una revolución. Yo conozco vecinas mías a las que nunca vi bailar y que hoy bailan porque tienen un lugar, y discuten con sus nietos de música y tienen una radio comunitaria y un espacio de teatro y han salido a apropiarse de la ciudad, porque nunca habían salido del barrio municipal. Ahora van al teatro, se organizan y se fortalecen para apropiarse de los bienes que son comunes. Una sociedad, que los había excluido, les había dicho que no podían salir de su barrio y que esos bienes comunes, como la rambla montevideana, no eran de ellos, eran de los que vivían en la rambla. Hay un cambio brutal. Eso de simple no tiene nada.
Sin embargo, muchas veces dentro del FA se catalogó como una “postura romántica” el hacer énfasis en la convivencia y el fortalecimiento del espacio público. ¿Se soluciona sólo por ahí el problema de la seguridad?
No, tiene que haber represión policial, por supuesto, el delito hay que reprimirlo. El problema acá es que se han construido falsas dicotomías entre una mano dura y una mano blanda. Y lo que hay que tener es mano justa. Entonces, la presencia del Estado en los territorios no puede ser sólo la Policía, pero también tiene que ser la Policía. El Estado tiene que tener presencia con un conjunto de agencias y la Policía también tiene que estar, porque cuando el delito se comete hay que reprimirlo. Ahora, el problema es que la única respuesta a los problemas que tienen nuestros barrios más conflictivos no puede ser la policial, porque primero es injusto con la Policía, que no tiene herramientas para resolver los problemas de convivencia. Y porque es injusto con los ciudadanos, porque terminan viendo sólo la cara violenta del Estado. Entonces, a mí me parece que lo que hay que tener es una mirada integral de la seguridad, y el Estado tiene que tener presencia de sus distintas agencias. Tiene que haber represión del delito y mucha más inteligencia policial de la que hay ahora. En una nueva política de seguridad no hay ni soluciones mágicas ni soluciones que no estén basadas en evidencia. Eso implica cambiar un paradigma muy importante que es que este problema no se resuelve con voluntarismo, ni romántico, ni fascista, porque cualquiera de los dos fracasa. La segunda clave ya no es de seguridad, es estrictamente política, y esto es una opinión personal: el sistema político hoy está desafiado a ver si efectivamente tiene el liderazgo político que se requiere, porque lo que ha pasado hasta ahora es que la seguridad ha sido utilizada para tirarnos piedras. El liderazgo político no es sentarse a firmar un documento, es tener la capacidad de decidir si el principal problema que tiene la ciudadanía va a ser un problema instrumental para la política o va a ser un problema central, donde lo que tengo que generar son condiciones para sentar a los y las mejores de cada uno de los partidos para discutir el seguimiento de la transformación de las políticas de seguridad y convivencia a mediano plazo. Eso sólo lo pueden hacer los que tienen liderazgo político, y, por supuesto, que el gobierno será mano. Si nosotros somos mano, lo convocaremos, pero la pelota va a estar en el sistema en conjunto.
¿Estás pensando en un acuerdo multipartidario y una mesa de seguimiento de la política pública?
Más que un acuerdo multipartidario y más que una mesa de seguimiento. Tiene que estar integrada no sólo por los partidos políticos, quiero a los empresarios ahí, a la academia, a los actores judiciales. Si vamos a dejar que sólo los políticos resuelvan esto, vamos a tener un problema porque están pensando en elecciones. Si vamos a dejar sólo a los empresarios en esto, vamos a tener un problema porque sólo van a estar pensando en su seguridad. Y si vamos a dejar sólo a la academia en este problema, lo que va a pasar es que van a escribir muchos libros. Entonces, precisamos juntar todas esas patas, porque este es uno de los temas que está arriba de la mesa en el continente más desigual del mundo. Miro a Rosario y a Guayaquil y pido que todos miremos qué pasaba hace diez años atrás y qué es lo que pasa ahora. Entonces, empecemos a mirar a Uruguay. Nuestro puerto no puede ser un colador. El transporte carretero no puede ser que no tenga control satelital. No puede ser que nuestros debates con respecto al crimen organizado partan de esa base condescendiente de que en Uruguay el crimen está desorganizado y nada más. Hay un montón de temas que hay que incorporar para atender el problema. Uno es, por supuesto, el policiamiento y la represión. Hay otro que tiene que ver con la convivencia, la desigualdad, la violencia. Pero también tiene que haber otro [relacionado] con los delitos económicos que no se persiguen y con los controles que hacemos. Lo que no podemos es caer ahora y decir que vamos a sentarnos a armar un documento con siete u ocho medidas. Uno va a ser gobierno y las va a llevar adelante y otro va a ser oposición y va a criticar porque le rinde para la próxima elección. Eso termina pasando y creo que hay que cambiarlo. Por eso digo que es un desafío de la democracia uruguaya. Yo confío en el sistema político en términos amplios.
Uno de los argumentos de Álvaro Delgado para elegir a Valeria Ripoll fue que puede llegar a sectores donde el PN no está llegando. ¿Lo ves como un riesgo para el FA?
En el comienzo de una campaña no me gustaría opinar sobre lo que hace mi adversario en ese sentido. Sí creo que la fórmula del FA es mucho más potente que la del PN. El PN está tratando de explicar por qué decidió como decidió. Escuché el otro día en una actividad de la [lista] 40 que la fórmula del PN no es esa, que es Delgado-Ripoll-Lacalle Pou. Parece que es una fórmula de tres. Evidentemente, el PN tiene una dificultad muy grande por esta decisión y no veo que ponga en riesgo al FA. El FA tiene que hacer las cosas bien. Tenemos que asumir nuestra humildad, en el sentido de que en la primera etapa de esta campaña lo hicimos bien, pero no lo hicimos perfecto y que, por tanto, si partimos de la base de que estamos haciendo todo bien, nos vamos a equivocar.
¿La participación de Lacalle Pou en la campaña complica al FA?
El gobierno ha tenido muchos problemas para poder explicar sus promesas electorales y ese es el gran desafío de Luis Lacalle Pou si va a participar en la campaña. Es cierto que el presidente tiene una buena simpatía en la sociedad porque ha logrado desacoplarse de muchos de los escándalos de su gobierno, pero de lo que más ha logrado desacoplarse es de todo lo que prometió y no cumplió. Si el presidente va a participar en la campaña, seguramente la sociedad le reclamará saber qué pasó con los combustibles o con los liceos. Entonces yo creo que es un riesgo para el gobierno colocar al presidente, que tiene un capital político en términos de simpatía en la sociedad muy fuerte, a explicar por qué no cumplió los compromisos que asumió en 2019. Después lo que tenemos que exigir todos y todas es que sea una participación que no vaya flagrantemente contra la Constitución. Los presidentes, mal o bien, en todas las elecciones participan porque lo que se está poniendo arriba de la mesa es la evaluación de un gobierno, si hay que continuar con las políticas o si hay que cambiarlas.
El expresidente José Mujica dijo en radio Sarandí que le quedaba una última jugada de cara a octubre. ¿Está hablando de traer a alguien al MPP de otras filas para integrar la lista?
Mujica es un viejo zorro que a sus 90 años ha decidido combatir un cáncer y participar militantemente de una campaña por el futuro, y yo te diría que no tiene un as en la manga, tiene cinco. Hay que esperar a que nos muestre.
¿El MPP ya definió el lugar de las listas?
No, ahora vamos a recorrer para agradecer a nuestros militantes, sobre finales de mes habrá una Dirección Nacional que va a discutir la presentación electoral del MPP y comienza el debate de la conformación de listas y acuerdos electorales. No hay nada definido, sí hay algunas coordenadas.
¿Ya hay nombres confirmados para un eventual gabinete?
No, no hay ningún nombre confirmado. Yamandú ha dado una directiva clara y es que no se puede vender la piel del oso antes de cazar. Por supuesto, vamos a conformar equipos que van a darle sustento a la campaña y va a haber referentes en distintas áreas que se irán presentando en la campaña.
¿Pero se puede decir que Gabriel Oddone, Gustavo Leal y Jorge Díaz van a estar en la vuelta?
Se puede decir que esos y muchos más. Pero sí, están y han estado. Hace poco en una nota me hablaban sobre Leal y la seguridad. El FA se cayó y se levantó. Queremos volver al gobierno, no para hacer más de lo mismo, pero no suspendimos nuestro pasado. Voy a consultar a todos y cada uno de mis compañeros y compañeras que tuvieron responsabilidad de gobierno. ¿Para qué? Para poder hablar con ellos de los errores que cometieron, de los aciertos y de la experiencia que tienen. Sería de locos que un partido político como el FA diga que los que estuvieron en los gobiernos anteriores no forman parte de las personas de consulta. El Frente no va a decir: “Yo no tengo historia”. El Frente asume su historia con responsabilidad. Somos el único partido político en Uruguay que hizo una autocrítica después de perder una elección abierta. El FA no niega su pasado, lo asumimos con la responsabilidad de los errores, de los defectos y de los aciertos. Y lo que queremos hacer es un gobierno distinto.