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Laura Yáñez, Mario Busca, Juan José Juanjo Ramos y Lalo Fernández (archivo, febrero de 2000).

Foto: Sandro Pereyra

20 años de 2002: dirigentes sindicales de ese entonces recuerdan cómo fue una de las peores crisis que afectaron al país

9 minutos de lectura
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Destacaron la madurez del movimiento sindical y recordaron como pilares de la salida a Alejandro Atchugarry y Juan José Ramos.

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“La Central de Trabajadores ha hecho propuestas concretas y ha planteado cómo financiarlas. Las respuestas siempre han sido negativas por parte del gobierno. Claro, arbitrar medidas y financiarlas supone que determinados sectores, los que más tienen, dejen de lado un poco de sus ganancias para ayudar a aquellos que nada tienen, y esto no le sirve al gobierno y a los sectores económicos que representa”, decía la proclama del 1° de Mayo de 2002.

En ese entonces, el PIT-CNT anunciaba que la crisis por la que terminó atravesando el país era estructural y se estaba profundizando: “Todos los economistas, aún los de derecha, prevén que en los próximos meses se puede llegar a una situación que tendrá varios puntos de contacto con la situación argentina. La crisis es de una profundidad, duración y amplitud sin precedentes. 35% de empresas quebradas, 85% de trabajadores sin Negociación Colectiva, más de 700 millones de dólares menos de consumo interno en los últimos años”.

A 20 años de aquella crisis, integrantes del PIT-CNT contaron a la diaria cómo vivieron ese momento. Fernando Gambera, actual secretario del Consejo Central de la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU), dijo: “Veníamos de una conflictividad muy alta. Frente a un gobierno que no tenía nada que ver con el movimiento sindical, no reaccionamos diciendo que tenía que caer, eso hubiera sido una posición oportunista que capaz hubiera tenido cierto apoyo; en lugar de eso, los sindicatos decidieron preservar la institucionalidad, la cadena de pago, y ver cómo la gente que había sido afectada en sus depósitos recuperaba sus ahorros”.

En 2002 Jorge Batlle ya llevaba dos años al frente del gobierno, había ganado las elecciones gracias a una alianza entre el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN) con la que lograron superar al Frente Amplio (FA), cuyo candidato era Tabaré Vázquez. El balotaje, creado a partir de la reforma constitucional de 1996, terminó con 54,13% de los votos para el colorado frente a 45,87% para Vázquez.

Gambera, que por ese entonces era presidente de la Comisión Representativa del Banco Hipotecario del Uruguay, dijo que ante la crisis el movimiento sindical decidió conformar un bloque que se llamó Concertación para el Crecimiento, integrado por sectores sociales, dirigentes de las gremiales rurales y algunas cámaras empresariales menores. El 16 abril de 2002 en el Obelisco, se hizo un acto que se llamó Jornada Cívica Nacional, al que Gambera recordó como “una melange de trabajadores, de la ciudad, del campo, gente que sentía que teníamos en común los perjuicios y las consecuencias de esa crisis”.

El integrante de AEBU sostuvo que los sindicatos fueron calves para que el país no tuviera un quiebre institucional y político, y recordó que la crisis arrancó siendo financiera con el “centro en el cierre de los bancos fundidos, lo que generalizó la desconfianza en todo el sistema”. En febrero de ese año se había fundido el Banco Comercial, la institución financiera privada más grande del país, lo que provocó que los ahorristas empezaran a sacar sus depósitos. Entre febrero y marzo de ese año se retiraron del sistema 1.000 millones de dólares. Antes del comienzo de la corrida había en los bancos alrededor de 16.000 millones de dólares, para abril sólo quedaban 13.500 millones de dólares. El 30 de julio se inició una corrida bancaria que terminó en un feriado bancario y con el congelamiento de los depósitos. La corrida bancaria se llevó más de 45% de los depósitos y provocó una reducción de los activos de reserva del Banco Central superior a 80%, además de la caída del ministro de Economía y Finanzas de Batlle, Alberto Bensión.

Gambera dijo que el feriado se hizo para que “los bancos pudieran volver a abrir y reprogramar sus depósitos. AEBU lo que hizo fue ubicarse junto con la gente. Tuvimos 3.000 compañeros que se quedaron sin trabajo, un hecho único en nuestra historia”. Además, dijo que, a su entender, uno de los momentos claves fue la reunión que se mantuvo en uno de los salones de la Intendencia de Montevideo en la que el sindicato de los bancarios plateó un plan para recuperar la situación de la plaza financiera y ayudar a los bancos fundidos, generando una institución nueva –que primero fue el Nuevo Banco Comercial y luego Scotiabank–. “AEBU se puso del lado de la gente y la diferencia más notoria era que enfrente [en Argentina] estaban apedreando a los bancos, y acá los ahorristas se reunían en AEBU para ver cómo salíamos juntos de esta situación”, contó Gambera.

“Teníamos claro que íbamos a entrar en una crisis”

Eduardo Lalo Fernández, que en 2002 era integrante del Secretariado del PIT-CNT y presidente de AEBU, comentó a la diaria: “En general el movimiento sindical encaró la crisis con mucha madurez”. Comenzaron viendo cómo se desataba la crisis en Argentina a fines de noviembre y principios de diciembre de 2001, cuando la gente salió a la calle pidiendo “¡Que se vayan todos!”, y el presidente electo, Fernando de la Rúa, renunció, lo que inició una inestabilidad política que llevó a que en pocos meses pasaran cinco presidentes por la Casa Rosada.

Fernández dijo que en ese entonces había una coordinación especial con todos los sindicatos del Cono Sur, y “desde hacía mucho tiempo teníamos contacto con los sindicatos españoles, veníamos trabajando con ellos. AEBU desde hacía un tiempo venía estudiando la situación del sistema financiero, de hecho en 1999 el sindicato les presentó a todos los partidos un documento que decía de forma clara que el sistema financiero era un asunto de Estado. Veíamos que aquello iba a reventar; dónde y cómo, no lo sabíamos, pero teníamos claro que íbamos a entrar en una crisis muy fuerte”, dijo, y agregó: “Cuando los [hermanos Carlos y José] Röhm cometieron la estafa en el Comercial, nadie pensaba que se iba a generar eso. El gobierno no estaba pronto para ver esto, nosotros lo veníamos planteando y no se nos tenía en cuenta”. De todas formas, recordó que ya en el año 2000 una delegación del sindicato fue invitada por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) –que en ese momento era el uruguayo Enrique Iglesias– y se reunieron con la institución financiera internacional y calificadoras de riesgo: “Vinimos con datos claros de la situación que se iba a generar, no olvidemos que la plaza financiera era el principal producto, todo lo fundamental estaba en el entorno de los bancos”, dijo Fernández.

La crisis hizo que se organizaran cientos de ollas populares, porque “todos los días se cerraban empresas de todo tipo”, incluso pequeños comercios. “Le pegó a todo el mundo, incluso al campo, a los medianos y pequeños productores –los grandes siempre se salvan de estas cosas–”, dijo.

El expresidente de AEBU aseguró que los trabajadores no acordaron con el gobierno, “que siguió con su equipo económico llevando todo adelante hasta que en mayo o junio se cayó el Banco Caja Obrera, y el gobierno tuvo que tomar la decisión de cambiar al ministro de Economía, por lo que asumió Alejandro Atchugarry”, quien encaró la salida de la crisis. Fernández destacó que se trataba de un hombre que fomentaba el diálogo y escuchaba a los distintos actores. “Se formó en torno al Ministerio de Economía un grupo integrado por la asociación de bancos, AEBU, y los partidos políticos. El ministro escuchaba y tomaba nota. Nosotros nos quedábamos con él a discutir, planteamos muchas cosas que el ministro tomaba, pero otras desechaba; pero no es que apoyamos al gobierno, apoyamos al país”, aclaró.

El sindicalista aseguró que en ese momento muchos integrantes del gobierno criticaban a Atchugarry, pero ahora dicen que “era un fenómeno, y lo era”, porque “uno podía discrepar pero era un hombre que sabía dialogar, y dentro del Partido Colorado y del gobierno tenía gente en contra. El movimiento sindical tuvo la capacidad de hablar con todos los partidos. Algunas personas dicen que sólo hablamos con el FA: sí, por supuesto que lo hacíamos, pero también hablamos con el resto de los partidos, de todas las corrientes”.

Sobre el resto de los sindicatos aseguró que fueron muy golpeados porque se cerraban empresas, y “estuvimos en reuniones permanentes. Nadie puede olvidar que atendimos a todas las organizaciones empresariales, sobre todo las agropecuarias, que venían desesperadas porque se les caía todo. En AEBU no hubo un no para nadie. Recuerdo que un productor de Colonia me dijo que si se hubiera imaginado, venía a hablar antes con nosotros que con los bancos”, porque consideró que lo asesoraron mejor en el sindicato que en las instituciones bancarias.

“Hay que mirar para atrás y recordar también como vinieron los capitales argentinos al agro para comprar hectáreas de campo muy baratas”, lo que consideró un movimiento especulativo: “Dicen que los productores argentinos le dieron una gran mano a la producción agropecuaria, porque a partir de ellos se plantearon cambios importantes, como en la producción de la soja y de maíz; sí, pero ellos vinieron a especular, hicieron su negocio. Lo que tenemos que marcar es que a partir de ahí mantuvimos relaciones muy importantes con las cámaras empresariales y las del campo”.

Fernández destacó también el rol de Juan José Juanjo Ramos (dirigente de AEBU ya fallecido) que fue “fundamental porque puso la cara”.

“De la noche a la mañana miles y miles de uruguayos tuvieron que ser asistidos en ollas populares”

Richard Read, exdirigente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), comentó: “La crisis de 2002 fue como recibir la onda expansiva de Argentina, sumado a los problemas que se dieron en Uruguay a partir del mal manejo operativo de bancos con responsables directos, por ejemplo, de los Peirano [que controlaban el Banco de Montevideo]: esto generó una honda crisis económica que, a diferencia de Argentina, se trató de una manera distinta. De la noche a la mañana, miles y miles de uruguayos tuvieron que ser asistidos en ollas populares”. Comentó que el gremio de la bebida fue a varias ollas a trabajar junto a movimientos populares, asistiendo con alimentos.

Para Read la crisis trajo pobreza y hambre con una abrupta pérdida del empleo: “Hubo un mérito por parte de Batlle que fue designar a Atchugarry, quien le encontró una vuelta política a una situación económica. Atchugarry merece el reconocimiento de haber piloteado una situación muy compleja, además no puedo dejar de nombrar a nuestro compañero Juanjo Ramos, que desde AEBU piloteó una situación muy crítica ante una corrida bancaria que se daba un día sí y otro no, con un dólar que estalló, pasando de estar de 14 a 34 pesos. Además, los ahorristas se estaban fugando. Un corralito al estilo argentino hubiera generado mayor caos”.

Read dijo que a pesar de que no sucedió lo mismo que en el país vecino, sí quedó una profunda crisis laboral con un alto índice de pobreza; en ese contexto el movimiento sindical “tuvo una actitud de sumar y organizar”, porque “a la crisis había que ponerle el hombro a los más necesitados”.

Calificó la etapa como muy triste y dijo que si bien en 2004 se empezó a recuperar el crecimiento económico, en 2005, cuando ganó el FA, lo primero que hizo Vázquez fue reinstalar los Consejos de Salarios. “A partir de ahí la negociación fue IPC [índice de precios del consumo] con más crecimiento, de alguna manera para recuperar lo perdido, porque 2002 fue duro, pero la pérdida del poder adquisitivo se venía arrastrando desde la década de los 90, cuando el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera eliminó los Consejos de Salarios”, que no fueron convocados ni por Julio María Sanguinetti ni por Batlle.

Además de la FOEB Read destacó la ayuda que dio la Federación Uruguaya de la Salud (FUS) en las ollas, ya que que tenían una en el hospital Vilardebó a la que iban cientos de personas. “Como sindicato cervecero, junto con la fundación Winners trabajamos juntos y la Fábrica Nacional de Cerveza donó 5.000 kilos de arroz, y puso a disposición sus camiones. También con Omar Gutiérrez organizamos ese apoyo y juntamos alimentos, pero no fuimos los únicos”, relató.

Sobre la razón por la que el PIT-CNT no salió a “prender fuego la pradera”, aseguró: “No es el estilo del movimiento sindical uruguayo. Su historia, desde 1966 para acá, es de construir. Si habremos tenido condiciones objetivas para prender fuego la pradera, como cuando eliminaron los Consejos de Salarios, porque nos estaban quitando una herramienta fundamental que estaba desde 1963, algo que hace posible una mejor democracia. El movimiento sindical apuesta a generar pensamiento y masa crítica, después las medidas de lucha son consecuencia de algo. Nosotros preferimos generar conciencia en la gente, hubo héroes anónimos que trabajaron mucho, como los compañeros que cocinaban en las ollas”, dijo.

Read coincidió con que Atchugarry era una persona respetuosa, pero polémica y discutidora, “con sus ideas muy firmes y consolidadas, pero con las orejas abiertas para poder conversar”.

Por su parte, Mabel Lolo, exdirigente de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Montevideo (Adeom), recordó que ese sindicato siempre participó en las ollas y generó un sistema de reparto de canastas. “En todos los conflictos siempre participamos llevando ayuda y conversábamos con los compañeros. La gente fue asumiendo su responsabilidad sindical. En la asociación había situaciones que requerían apoyo, como los funcionarios a los que les cortaban la luz”, relató. El fondo creado por lo trabajadores municipales servía para brindar apoyo en la salud, para recuperar descuentos si había huelga o paros, y para un fondo de emergencia, porque “en la crisis era terrible lo que costaban los servicios. Se les pagaba y después lo descontamos en cuotas; nuestro sindicato en ese sentido siempre fue solidario”.

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