Fanny Aguiar era una mujer trans. Fue asesinada en su casa, en Cufré y Cagancha, en el barrio La Comercial, en Montevideo. El femicida era su pareja, Fernando Izquierdo, de 21 años. La mató junto con otro hombre, cuya identidad se desconoce.
Una nueva alerta feminista recordó a Fanny y a todas las mujeres asesinadas este año por violencia femicida. La concentración en el Centro de Montevideo tenía más de una cuadra de densidad: fue una de las más numerosas del año.
“En los colectivos en los que hay mujeres trans que conocíamos a Fanny, su muerte repercute de una manera significativa. En lo personal compartí muchas cosas con ella: ambas estuvimos juntas en situación de trabajo sexual. Me afecta que haya personas que no pueden salir de los lugares que les fueron asignados”, comentó a la diaria Marcela Pini, representante de Unión Trans. Con respecto a la importancia de la tipificación de este delito como femicidio, Pini dijo que lo es porque “fue ejercido por un varón que se aprovechó de la vulnerabilidad de Fanny” y que se produjo en un “momento histórico en un momento en que hay muchísima movilización”.
Pini cuestiona la relación entre la visibilización de las personas trans y este y otros hechos de violencia contra los cuerpos trans en las últimas semanas. “La realidad de las personas trans ha tomado una visibilidad social en el ámbito público que genera empatías y violencias. Que suceda esto muestra una de las tantas situaciones que atravesamos las mujeres trans”, sostuvo.
Para Delfina Martínez, referente en el tema, es importante que este caso se tipifique como femicidio “por una cuestión conceptual: porque estamos ante una feminidad y por el estado de vulnerabilidad que tienen los cuerpos feminizados frente a un hombre o a un grupo de hombres, cuestión que deja entrever las relaciones de poder y la complicidad machista”. Comentó que esta situación “también deja entrever la exposición que tienen las mujeres trans por su relación con el comercio sexual”. Explicó que este tipo de relaciones muchas veces refuerzan el patriarcado, y que “es muy difícil encontrar vínculos sanos y deconstruidos desde lo trans, y desde las personas que eligen estar con personas trans, que muchas veces son quienes las explotan”.
Martínez explicó que “es necesario hacer una lectura de estas cosas para comprender por qué hablamos de femicidio y no simplemente de un homicidio especialmente agravado por el vínculo, aunque ambos tengan la misma pena”. Para finalizar explicitó que esto no tiene que ver con la pena que se aplique, sino con la visibilización de una realidad que involucra a las mujeres trans como colectivo, porque “esto no fue un hecho aislado” y porque “las mujeres trans están expuestas todo el tiempo a una cadena de violencia que termina con estas acciones y con todas las violencias anteriores al femicidio”.